Creepypasta: Otro eslabón en la cadena.


"¿Cuanto crees que pedirán por el rescate?", "¿Al millonario ese?, La pregunta aquí sería ¿Crees que pagará el rescate?".

Esas fueron las dudas que se intercambiaban durante el periodo de búsqueda de Nino Nakano. El contexto no es muy diferente al que se puede intuir, típica pelea adolescente familiar, un "no voy a volver a pisar está casa" por su parte, un "dala tiempo, se le pasará", y una fuga a un hotel a las afueras de la ciudad. 

Nino se instaló, por llamarlo de alguna manera, en el hotel más alejado del centro urbano, en una habitación medianamente lujosa, aunque no estaba mal, desde luego no serían grandes lujos para sus estándares.

¿Y luego que? Nada. La cámara de seguridad solo la captó entrando a su habitación, y lo próximo que volvió a entrar por esa puerta fue su hermana Miku, que se había hecho pasar por ella, citándola textualmente: "Estoy acostumbrada a que Nino haga estás cosas, debido a que somos quintillizas me suelo hacer pasar por ella para pedir las llaves en recepción con la escusa de que se me olvidaron, y esperar hasta que Nino vuelva a entrar para hablar con ella". 

En esta ocasión fue diferente, tanto Miku como la policía, solo encontraron las maletas que llevaba enfrente del armario, su ropa doblada sobre la cama. El único otro rasgo destacable es que la ventana que daba al balcón estaba abierta. 

No hay que ser un genio para saber lo que pasó, Nino llegó, dejó las maletas, se metió a duchar, alguien entró por la ventana y la secuestró. 

Bueno, pues no exactamente. La ventana no tenía signos de haber sido forzada, si se te ocurre alguna teoría de como pudo ser abierta, descártala porque Nino se alojó en un sexto piso, esa ventana no estaba ni cerca de la escalera de incendios. Aunado a esto, no se encontraron registros de gasto de agua, por lo que tampoco se duchó. Para acabar de poner todas las cartas en la mesa, una de sus maletas tenía un doble fondo, en el cual se escondían estupefacientes, todos tenías un carácter similar a los somníferos. 

Se interrogó a todos los miembros del hotel, y casi nadie la vio, y los pocos que si lo hicieron dicen que no les dirigió palabra, solo se dirigía enfadada a su habitación. 

La desesperación por parte de la familia fue tal, que incluso se pidió que les pusieran en contacto con los residentes anteriores de esa habitación, siendo solo destacable Joey Summerskill, una reportera internacional que estuvo en esa habitación un día antes de la desaparición, y que por loco que suene se creía que podía haber ocultado a Nino de alguna manera y que ahora se encontraban las 2 en el extranjero, si, es una estupidez muy grande, pero así funciona la histeria colectiva de 4 hermanas y un padre. 

A partir de aquí solo había una teoría viable, Nino se había puesto hasta las cejas de droga, y debido a esta alucinación se había desnudado, abierto la ventana, y escapado desde lo alto de un sexto piso, desnuda y sin que nadie la viera. 

No creo que haga falta que te diga el nulo sentido que esa sentencia tenía, pero a falta de más pruebas, un cuerpo, o testigos visuales, se declaró como la causa oficial, tres meses después como suicidio, se cerró el caso. 

Las hermanas cayeron en una profunda depresión, el padre no se vio afectado de cara al público, pero se intuye que también sufría. Su profesor de clases particulares fue despedido, y el único evento importante que me queda por narrar es la extraña muerte de su padre.

Aquí voy a hacer un paréntesis, las niñas aparentemente tenían 2 padres, el primero era un conserje sin propósito en la vida que las abandonó a ellas y a su madre antes de que nacieran. Él otro, era un millonario dueño de grandes empresas, que las crio desde los 12 años en adelante tras el fallecimiento de su madre. 

El cuerpo encontrado pertenecía al primer padre, se encontró dentro de la taquilla de mantenimiento del instituto al que las quintillizas acudían y en el que él trabajaba. Su cuello tenía un corte profundo, de aproximadamente 17 centímetros de diámetro, y 6 de grosor. El arma sospechosa fue la hebilla de su cinturón, que también se encontraba manchada de su propia sangre. Se sospecha que pudo suicidarse por no soportar la muerte de su hija (curiosa forma de demostrar afecto después de desaparecer por 18 años).

Respecto al profesor particular también era un adolescente que acudía al mismo instituto que ellas, Futaro se llamaba. Él no presentó cambio alguno, sus notas bajaron un poco, pero de ahí en fuera, todo era realmente normal en su vida, si obviamos el hecho de que las quintillizas, ahora con un número reducido, no le volvieron a hablar. Su hermana se despertaba cada cierto tiempo llorando en mitad de la noche, y asegurando que "las tinieblas que esperan detrás de las ventanas del sueño están rompiendo el cristal que separa sus sueños del terror más absoluto". Su hermano y su padre simplemente creían que eran pesadillas frecuentes porque habría visto una película de terror a escondidas, o quizás solo la había visto anunciar y su subconsciente se había encargado del resto del trabajo. 

Por suerte o por desgracia para ellos estás pesadillas llegarían a su fin el día de antes de la graduación de su hermano. Esa noche, Raiha soñó que montaba a lomos de un unicornio dorado, mientras recorría un paraje de ensueño, hasta llegar más allá del horizonte y extenderse por unas dunas infinitas, pero algo pasó, dé repente el unicornio fue frenando el paso, hasta dejarla bajo un cielo azul claro, casi sin nubes, y se escuchó un golpe, similar a cuando una piedra golpea un vidrio y lo parte. Se volvió a escuchar, está vez con más potencia, y otra vez. A la par que aumentaba el eco de los golpes, el cielo se tenía de lila. El unicornio se comprimía a si mismo desde su interior, como si una fuerza juntara sus intestinos y las dunas poco a poco se convirtieron en carbón. 

El cielo se quebró, literalmente estalló en mil pedazos y solo la luz emitida por el corcel, ahora convertido en una masa similar a un cubo quedó en ese extraño entorno. Raiha quiso creer que todo era un sueño, e intentó despertar con todas sus fuerzas, pero una voz dulce le susurró al oído. 

"Ayuda por favor, toda la luz de este mundo a sido consumida por el unicornio, solo tú eres la elegida para resolver la caja puzle y acabar con este corredor al infierno".

A Raiha la cegó el buen corazón antes que el peligro, y ejerció presión sobre el mecanismo de la caja puzle, de forma que está pareció accionarse sola, y tras girar un par de veces su mecanismo, se dio por terminado el proceso, restableciendo el orden a tal como se veía antes, con la diferencia de que ahora alguien más estaba con ella. 

La figura imponente de Nino se hizo presente. Vestida con una túnica negra aparentemente hecha de cuero, y expresando la sonrisa que la caracteriza dijo: 

"Muchísimas gracias, Raiha has liberado mí alma, ahora tengo que agradecértelo". 

La niña estuvo muy feliz ante esas palabras, y le pregunto a Nino que la daría, a lo que la joven contestó: 

"Podría darte un caramelo, pero sería una felicidad temporal, podría darte dinero, pero también sería temporal, que demonios, podría darte el Sol". La mano de la quintilliza se alzó, y tal y como si hubieran quitado la distancia astronómica que lo separaba de la tierra, pudo atraparlo con la mano, sus dedos cubrieron la superficie de la estrella y poco a poco el mundo se volvió a oscurecer. 

"No, querida amiga, yo te voy a dar algo más, te voy a dar la única cosa que crece al repartirse, dolor, dolor infinito, y tú aprenderás a amarlo". Fueron las últimas palabras de Nino antes de destruir el Sol y generar una supernova que arrasó con toda la dimensión del sueño, y condenó el alma de la pequeña a un lugar que es mejor no imaginar.

Futaro se levantó por la mañana, se dirigía a despertar a su hermana, grande fue su sorpresa al ver que las pesadillas le habían hecho presa de los miedos otra vez, tanto que mojo la cama. Es una forma cruel de decir que el cuerpo de Raiha se encontraba colgando del techo, un gancho unido a una cadena de varios eslabones la mantenían suspensa, el hierro había atravesado su cuello, las gotas de sangre recorrían de la garganta hasta los pies, goteando y manchando el futón. 

Antes de caer inconsciente por el colapso emocional que esa escena le causó, Futaro pudo ver escrito con sangre en la pared, "me alegro de que hallas aprobado, pero tú hermana, está suspensa".

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