Creepypasta: las promesas se olvidan y las profecías se cumplen.
A las a fueras de la ciudad se encontraba un restaurante, por decirle de algún modo, porque no era más que una habitación de unos 13 metros cúbicos, con una barra, una cocina, un par de sillas sueltas, y tres mesas, a una incluso le faltaba una pata. Las paredes, sin llegar a ser mohosas estaban bastante descuidadas, incluso se podían ver pequeñas manchas de humedad, que de no ser tratadas a tiempo, terminarían expandiéndose. La puerta principal era una puerta de cristal, que se abría tanto de fuera hacia dentro, como de dentro hacia fuera, y separados por dos tabiques de madera a ambos lados de la puerta principal, se encontraban dos ventanales de vidrio altamente frágiles.
Alguien abrió la puerta, era una mujer, aparentando ser una muchacha, pero con una edad superior a los veinte, se dirigía con su uniforme de colegio privado, y un hacha en la mano, camino a la barra del mostrador.
Su arma impactó en la madera derramando un poco de la sangre que tenía en el filo, la sangre era de ternera y cerdo, esa chica trabajaba en una carnicería, o bueno, eso decía la ley, y estaba acostumbrada a venir a comer a este lugar luego del trabajo, ya hasta el mostrador tenía una marca de todas las veces que había clavado su arma ahí. Se hizo dos coletas con su largo y rosado pelo, y gritó el nombre del camarero a todo pulmón.
El barman salió de la cocina tratando de parecer lo más formal posible, se veía algo cansado, sus ojos tenían un par de ojeras, y su cabello estaba descuidado, su ropa no se encontraba mucho mejor, un viejo uniforme gastado del uso, pero no se veía tan mal, iba a juego con la atmósfera del lugar.
- Valla, te ves de la mierda.
- Eso no es nuevo para ti, siempre me veo así. ¿Vas a querer lo de siempre?
La chica asintió, el barman le gritó al camarero que preparara el mismo ramen que hizo ayer sobre estas horas.
- No pero ya enserio, ¿Qué te sucede? te ves peor que de costumbre, y eso es decir mucho.
Hubo una leve pausa, el barman pensaba cada palabra que iba a soltar con detenimiento.
El silencio se apoderó de la sala, la chica estaba esperando una respuesta que sabía que obtendría, y al ver que no llegaba solo decidió esperar. Entonces el silencio fue interrumpido con la puerta de la cocina abriéndose, el cocinero la entregó su cuenco de ramen en una bandeja con un trapo, y un juego de palillos.
La escasez de sonido, duró otros diez segundos, hasta que la mujer comentó a la par que separaba los palillos.
- Si me respondes te daré una Coca-Cola.
- Eso estaba esperando, ¿Te has fijado en que no hay ni un solo adolescente normal en esta ciudad?
- No es que me sobre el tiempo para esas cosas, voy de mi casa al trabajo, del trabajo a la carnicería, de la carnicería aquí, y de aquí a mi casa.
Mientras decía estás palabras, sacó una Coca-Cola de su bolsillo y la lanzó hacia su izquierda, fue atrapada por el barman.
- Te daré más contexto, hace dos años trabajé de conserje en el instituto local, y me encontré una secta de unas 12 personas, todos varones de unos 16 años, estaban reunidos, con bolsas negras en la cabeza hablando de lo que les gustaría hacer con las chicas de su clase.
- ¿Por qué tengo la sensación de que esto va a acabar con una virgen y una cabra?
- No, para nada, no era nada sexual, hablaban de como les gustaría que los invitaran a comer, o salir de picnic. ¿Por qué 12 personas se vestían de sectarios para algo así? Es ridículo.
- Bueno, he visto cosas peores.
- Mira, una vez, mientras trabajaba como socorrista ese mismo año, vi a una castaña y a un tipo vestido de ninja peleándose por ver quién se quedaba una baldosa del suelo. Y aún así no se compara a lo que vi el verano siguiente, por el entorno de las afueras, tres chicos buscando porno por el césped, y lo encontraron, literalmente se encontraron una revista para adultos en mitad de unos campos de cultivo.
- Vamos, creo que estás exagerando un poco demasiado, son solo jóvenes haciendo estupideces. Cuando yo fui al instituto, una vez, un par de amigos se encontraron una revista de adultos en mitad de la calle, y una de las personajes que salía se parecía muchísimo a mí, es más en una demostración de tiro con arco, mi mejor amiga lanzó una flecha a tal velocidad que generó aire a presión, eso son unos 575 kilómetros por hora, era muy buena en eso.
- Bueno, ¿Cómo justificas la constante caída de los negocios locales de comida? Han emergido un aproximado de 5 locales este año, y junto a los que ya había debería haber un total de 54 y solo 23 siguen en pie, incluyéndome, pero es que el año pasado había 49, y el anterior 62, eso es una caída aproximada de 5 locales por mes.
- Cielos, realmente eres pésimo en matemáticas.
- Ese no es mi punto, verás, hace 2 años trabajaba en un restaurante.
- ¿Pero cuántos trabajos has tenido tú?
- No me interrumpas, escúchame, cuando trabajaba en un restaurante de medio tiempo apareció un grupo de 4 personas, destacando la figura de una chica bastante linda de una altura de 1,69 aproximadamente, se veía muy seria, pero lo que me llamó la atención fueron las palabras que los dueños del local decían de ella, pensaban que era una famosa crítica de un blog local donde se reseñaban restaurantes, y dieron en el clavo, no por la alta, esa no era la crítica, si no por una de sus compañeras, bajita, de pelo corto, verde, y similar a un arbusto, por decir algo. No se como no sospecharon de ella en primer lugar, si llevaba gafas de pasta.
- ¿Qué tiene eso que ver?
- Las personas con gafas siempre son críticas, tienen que asegurarse de que lo que ven es real.
Hubo un silencio incómodo, mientras la mujer se preguntaba mentalmente si la estupidez que acababa de soltar iba enserio.
- A lo que me refiero es que esa chica era la crítica, y pese a que el local no la trató de buena manera les dio una reseña positiva, en cambio, las masivas caídas de locales en las fechas recientes me han hecho investigar, y efectivamente, ella anda dando críticas negativas a diestra y siniestra, y al parecer los adolescentes y adultos de esta ciudad tienen tan poco criterio que la hacen caso sin cuestionar nada, ¿Has visto algo así antes?
- Si, en ratatui.
Dijo la chica mientras se limpiaba la boca con el trapo para quitarse un poco del caldo del ramen.
- ¿Y no estás asustado? Digo no es como que este lugar este para tirar cohetes, si viene, eres hombre muerto.
- No me preocupa, porque está muerta, yo la maté.
La chica escupió el ramen que tenía en la boca del asombro, miró al barman asegurándose de que no la estuviera tomando el pelo, y luego rió, no era una risa frenética, eran más bien carcajadas sueltas.
- Bueno, bueno, parece que mi muchacho ya se ha metido al negocio, ¿Como lo hiciste? ¿Donde esta su cuerpo? ¿No me la estoy comiendo, verdad?
- No te preocupes, su cuerpo está en la morgue, verás, ayer entró por esa puerta sobre las 19:30 una hora después de que te fueras, miró todo el local con mala cara, y luego me miró a mí, pidió arroz con carne y se fue a sentar, se lo llevé y bueno, misteriosamente se atragantó, o eso dice el reporte policial.
Esto último lo dijo titubeando un poco, se notaba nervioso, y la chica podía sentirlo, veía en él palabras valientes, pero no la destreza suficiente para cometer esos actos sin miedo a las consecuencias.
- Valla, muy bonito y todo, pero, ¿Como estás tan seguro de que esa era la indicada? y no me respondas que por las gafas de pasta.
- Me aseguré preguntando a la única persona que conoce el nombre de todos los demás en esta ciudad, Osana Najimi.
El barman miro de reojo a la cliente, y bio como su expresión cambiaba a una más séria.
- ¿El transexual de pelo lila? He oído hablar de él, dicen que se chutó tanta hormona que se colgó del techo.
- Si, lo de su suicidio fue una pena, pero sabes que creo yo, que Nagimi era amigo de mucha gente, y tenía muchos contactos, quizás sabía cosas, cosas que podrían poner en peligro los negocios de alguien.
Ahora ambos cruzaron miradas, el barman ni siquiera estaba tratando de ser sutil.
- Créeme, si yo estuviera detrás de todo esto, ni siquiera sabrías que existió.
- Ya, es normal, no es como que desapareciera apenas dos días después de que llegaras.
- Te recomiendo que pares ahí, estás jugando un juego del que no conoces las reglas.
- Pues yo creo que se bastante bien como funciona esto, y si crees que te estoy amenazando sin motivo, solo me confirmarías que sobre pasas lo imbécil.
El barman la señalo con su mano derecha para indicar su superioridad, mientras la sonreía de medio lado creyendo que la tenía acorralada.
- Entonces tengo suerte de ser buena ciclista.
- ¿Disculpa?
- Porque me veo venir ese farol.
Chica agarró su hacha con la mano izquierda, y lo lanzó a una velocidad de 56 metros por segundo, de forma que el filo chocó con la pared después de empujar con la fuerza suficiente la mano del hombre a la altura de la muñeca, separando carne y hueso de un tajo rápido, la habitación se cubrió en un grito ensordecedor, la mano ya separada de la carne, cayó verticalmente sobre el hacha incrustado en las paredes semimohosas del local.
La chica le tiró el trapo con el que se había limpiado el rámen para que se hiciera un torniquete y cortara la sangre, lo cual no hizo más que aumentar sus gritos, los restos de sal en la herida, no era algo agradable.
- Solo 15 personas me han llamado imbécil en mi vida, siéntete orgullosa de ser la única que vivió para contarlo, ahora voy a acabarme el rámen, me voy a ir sin pagar, y por tú propio bien, más te vale que esas manchas de sangre estén limpias para cuando vuelva mañana, ahora deja de llorar y devuélveme mi hacha.
- Si, señora, perdón.
Dijo el barman entre sollozos.
En cuestión de media hora, todo lucía impecable, la mujer se había ido, y el local quedó tan triste y vacío como hace 40 minutos.
El silencio se rompió cuando dos nuevas clientes entraron al local, una chica de pelo largo y marrón acabado en puntas, y una chica de pelo negro, en forma de onguito, y con un parche falso en el ojo que destacaba su único ojo amarillo.
- Muy buenas, soy Bael, dueño de este gentil restaurante, ¿Qué se les ofrece?
- Mesa para dos, por favor.
Dijo la castaña tratando de ignorar el puño vendado de su anfitrión.
Los minutos transcurrieron con relativa normalidad luego de que las chicas pidieran la comida, dos tazones de ramén con cerdo (era la especialidad de la casa), Bael se mantenía en la barra jugando en su móvil con una sola mano a algún juego pirata similar al Tetris, cuando el cocinero abrió la puerta de la cocina y le hizo una señal con el pulgar para que pasara.
- Bueno, podemos estar de acuerdo en que se ven sospechosas, ¿no?
-¿Que? ¿Tú has visto a la gente de este bárrio? Estás son de lo más normal que me he encontrado.
-¿Y como explicas su apariencia? Claramente son espías, o que, ¿Me vas a decir que dos adolescentes han venido a un local de mala muerte a las tantas de la noche por la comida?
-Cail, relájate, estás dos a lo mucho son dos aidol que han venido aquí para ver si las hacemos un descuento para dar un concierto en el local.
-Di lo que quieras, pero está es la experiencia más aterradora que he vivido, y tus brillantes ideas ya te han costado un brazo, no quiero perder nada más.
-¿Enserio? Mira la experiencia más aterradora que viví ocurrió en un funeral, me llamó un amigo, reconocí su número rápidamente y contesté alejándome un poco de la multitud para que no molestara el ruido. Me dijo que se encontraba solo en un lugar oscuro, pero que no me preocupara que estaba bien, me comentó también que se había dejado su móvil en mi casa y que luego se pasaría a por él, y sin darme tiempo a réplica colgó. Este Najimi tan despistado e inoportuno como siempre, tras unos segundos mi mente empezó a maquinar, si se había dejado su móvil en mi casa como me había llamado con su número, y por poco se me para el corazón cuando me acordé de quién era el funeral.
-¿No te estarás refiriendo a Osana Najimi, verdad?
Yamai abrió la puerta con una sonrisa medio amenazante.
-¡Aaaa! Santa madre del pollo niña, ¿No te enseñaron a llamar a la puerta, fuera, fuera de mi cocina.
Dijo Cail, el cocinero, mientras la señalaba furioso.
-Te ruego perdones a mi hermano Cail, está un poco nervioso.
Dijo Bael mientras salía de la cocina y se acercaba a la barra, con Yamai siguiéndolo de cerca.
-Si, así es, te estoy hablando de Osana Najimi ¿También era tú amigo?
-Era amiga de la infancia de todo el mundo.
-¿Nagimi era mujer?
-Ese no es el punto, ¿Hace cuánto te llamó?
-¿Porque quieres saber eso?
-Le puede ayudar a una amiga.
-¿Que amiga?
-No te importa.
-Pues a ti tampoco mi información.
Yamai pegó un puñetazo sobre la barra y partió parte de la madera, el ambiente se tornó muy tenso, casi parecía que un aura rodeaba a Yamai y su entorno. Su compañera seguía comiendo en su mesa, y aprovecho ese momento, giró sobré las patas traseras de la silla y en un ángulo de 80 grados señaló al barman con los palillos que estaba usando.
-Pobre incauto, creés que puedes negociar con nosotras, aquí hacemos las preguntas y marcamos sentencia.
En su cabeza ella se sentía muy orgullosa de lo que acababa de hacer, Yamai y Bael pensaron que era ridículo, y Cail no mostró expresión.
-Mira, no quiero problemas vale, y menos con dos adolescentes, toma.
Bael tiró su móvil a las manos de Yamai.
-Parches, ven aquí un momento, este móvil es de esas baratijas que te gustan, busca en contactos recientes.
Nakana se levantó de mala gana, desde su punto de vista estaba interpretando el papel de un jefe de clan amenazante, ella no tendría que moverse, tendrían que moverse por ella. Miró el móvil, era una especie de Nokia viejo, de estos que eran un ladrillo con tapita y como 4 juegos, el esneik, el Tetris, el de los marcianitos, y una bola roja que va consiguiendo puntos recolectando semillas. Buscó en los últimos contactos, últimas llamadas, este tipo no hablaba con muchas personas, de cada 6 llamadas 5 eran a su madre y 1 a su padre.
Estuvo buscando por 50 segundos hasta que lo encontró, una llamada de Osana Najimi el mismo día de su entierro.
Nakama analizó la situación, ¿Sería una trampa? Él estaba apoyado con el codo de su mano amputada en la barra y su otra mano en la cintura, mientras el cocinero estaba rígido observando desde la puerta de la cocina, y Yamai estaba perdiendo los nervios por cada segundo que pasaba.
Marcó al número, y le lanzó el móvil a Yamai, solo transcurrieron 5 segundos antes de que alguien lo cogiera.
-Buenas buenas, Nagimi al habla.
Se escuchó del otro lado del teléfono.
-¡¡NAGIMI!!
-Wow, Yamai, ¿Como demonios has conseguido este teléfono?
-Puto loco egocéntrico, ¿Como es que sigues vivo? Tus padres dijeron que te habías suicidado colgandote del techo.
-Escucha Yamai, no hay tiempo, borra este número, olvida que existo.
-No no no, escúchame tú a mí ¿Sabés lo que has hecho? Komi-san lleva 2 semanas sin hablarme, sus problemas regresaron de golpe por tú culpa.
-Escucha.
Dijo una voz que no era la de Nagimi.
Fueron dos coma cinco segundos exactos los que tardó en estrellarse la cabeza de Bael sobre la barra antes de que. se escuchara el disparo.
-Eso ha sido un toque de advertencia, esto nunca ha pasado. Ah, y no se olviden de pagar antes de irse.
Comentó la voz del otro lado del teléfono antes de colgar.
Yamai analizó fríamente la escena, uno de los trozos de madera mohosa del techo tenía una grieta más grande de lo usual, había sido un disparo de francotirador, desde una altura no superior a los 5 metros, seguramente desde uno de los edificios de enfrente, lo que quería decir que podían volver a disparar, una retirada era la mejor opción.
-Serán 15 con 50 por cada plato.
Dijo el cocinero sin titubear.
-¿Que demonios? Así reaccionas tras lo que acabas de ver. Tú hermano ha muerto.
Dijo Nakana en un tono muy histérico.
-¿Ver qué? Yo no he visto nada, y si os interesa seguir respirando estoy seguro que vosotras tampoco, además yo no tengo hermanos.
Yamai levantó una mano para que Nakana se calmase, pagaron, y se fueron.
Pasaron tres días con sus tres noches antes de que las muchachas volvieran al local.
-Supuse que vendrías.
-No voy a dejar que te lleves toda la gloria, rarita.
-Ja, mira quien habla, ¿Eso de tu gersei es un cuchillo?
-Puede, ¿Llevas una pistola de clavos en la mano que escondes?
-Puede, ¿Sabes que no vamos a salir una vez entremos?
-Puede, pero me conformaré con sacar la información.
-De esta podemos salir en alfombra roja, a ojos de Komi-san.
-Si, pero con los pies por delante.
No hubo más palabras, abrieron los laterales de la puerta a la vez, el cocinero las miró desde la barra, tosió dos veces y ellas ojearon el local. Tres personas, dos hombres a la derecha vestidos de etiqueta y una mujer con ropa más paisana por la izquierda. Se levantaron al unísono, las estaban esperando y sabían que hacer, ellas también.
Yamai salió disparada hacia la derecha, un aura la rodeaba como una onda expansiva, uno de los hombres intentó desenfundar pero antes de eso Yamai lo agarró del cuello, fue un golpe sencillo y directo, a la par que sus vértebras crujían, dio una patada en la mesa que logró levantar el arma de su atacante disparando al techo, cuando la mesa se volvió a establecer puso su mano en el centro, y la usó de apoyo para asestar una patada en el costado que tiró al hombre.
Él se incorporó, sin armas, fue a los puños directamente, lanzó un gancho derecho que Yamai esquivó, pasó su hombro hasta el hombro del hombre, giró hacia atrás después de asestarle una patada que le hizo perder el equilibrio, y agarrándolo de los hombros por la espalda, estrelló su cara contra la mesa, el hombre apoyo su mano en la mesa y esta siendo de solo tres patas no lo soportó, lo que le hizo caer. Yamai levantó su cuchillo por encima de su cabeza, y reforzado por la inercia, atravesó la mano y la madera todo de una, luego una patada al mentón terminó de callar al hombre.
Nakana por su parte fue más precisa, empezó su parte desenfundando su pistola, si se le puede llamar así, había cortado los proyectiles de goma en la parte final, y prolongado el mismo con clavos, fueron tres tiros limpios y precisos que atravesaron la mano de su atacante. Se aproximó a la mujer y está se defendió con una patada, pero Nakana se agachó y de una barriada con su pierna izquierda tiró a la mujer al suelo. La misma se incorporó lo mejor que pudo, pero ahora Nakana se encontraba en su espalda, apuntando con una pistola de clavos, iba a lanzar una amenaza pero no pudo, el cuchillo de Yamai voló por el aire incrustándose en sus costillas, lo que tiró a la mujer al suelo mientras convulsionaba y se esforzaba por respirar.
-¿Que demonios? La has matado.
-No tendrán esa suerte, no te preocupes, ya hice esto una vez en el pasado y Tadano siguió vivo. Por desgracia.
-¿Le clavaste un cuchillo en el pecho?
-Casi, no importa, eso es otra historia, vamos a lo que hemos venido.
Dirigieron una mirada al unísono hacia la barra. Cail abrió los ojos como platos y salió corriendo en dirección a la cocina, pero Yamai corrió a un más rápido levantando una gran polvareda a su paso, fue un golpe directo a la cabeza lo que tiró al suelo a Cail.
Pasaron un aproximado de treinta minutos hasta que Cail despertó, su cuerpo estaba atado a una silla en el centro de su cocina, con una cuerda que abarcaba todas las extremidades de su cuerpo, era claramente un nudo profesional. Entre todas las cosas que pudo sentir en el momento destacó la mirada fría que le dedicó Yamai, y las ganas de contener la risa que le dio ver a Nakana en un intento de pose intimidatoria que parecía salida de un manga de los noventa.
-¿De donde habéis sacado la cuerda?
-Dime Cail que prefieres, ¿Mar o montaña?
-No recuerdo tener cuerda en el local.
-He dicho ¿Mar o montaña? Responde.
-¿La habéis traído con vosotras?
-¡Que contestes a la pregunta!
-Joder, cuánta violencia, ¿Crees enserio que este es mi primer rodeó? Ya he lidiado con espías antes, no vas a intimidarme diciendo donde pretendes enterrarme.
-Es bueno.
Dijo Nakana algo sorprendida.
-Un momento, nosotras no somos espías.
-¿A sí? Y pretendes que me crea que vuestra fuerza y agilidad la descubristeis jugando a las Nerf en vuestro instituto. Además entraste en la cocina justo cuando estábamos hablando de eso, claramente querías sacarnos información.
-Demasiado bueno.
-Cállate parches lo estás empeorando, mira, no somos espías, si abrí la puerta de golpe es porque me extrañó que nombrarán a Nagimi, estaba escuchando porque quería pediros la cuenta y no quería interrumpir nada importante.
-Ja, váis listas si creéis que eso me lo voy a creer.
-Ya no importa, mientras hablabais me he metido en su portátil.
-¿Que? ¿Como has encontrado eso?
-Estaba encima de la mesa, no es que te hayas esforzado en esconderlo, es más ni siquiera ha sido difícil acceder está tecnología es contemporánea a los triceratops, y tú contraseña era contraseña.
-Bien hecho parches, no eres tan inútil como pareces.
-Ok, tiene incluso una carpeta dedicada a eso, mira aquí hay un vídeo.
Hizo doble clic y inició la grabación.
Esta se desarrollaba en el local en el cual se encontraban, la cámara grababa directamente desde una altura media, por lo que lo más probable es que fuera una cámara colocada en un lugar de la barra, como la caja registradora. El habitáculo se encontraba completamente en silencio, hasta que se escucharon chirriar las bisagras de la puerta, una figura femenina entró.
-¿Agari?
Susurró Nakana en tono de duda, estaba extrañada por su presencia en un lugar como este, se conocían poco, pero nunca la hubiera considerado lo suficientemente valiente para entrar a un sitio así.
ella entraba en el lugar, no tomó ninguna mesa, se dirigió directamente a la barra, hay una conversación típica con el barman cuya voz se identificaba con la del hombre del otro día, bael se llamaba, creía recordar yamai. Agari encarga un plato de ramen con cerdo, y desvía su mirada de bael mientras come, hasta que esté corta sus pensamientos con una frase.
-Esto no lo traerá de vuelta, disfrazas tu miedo con confianza que ni tú misma te crees.
Aunque esas palabras parecían no tener sentido, a Agari la afectaron duramente, y empezó a llorar mientras comía, era tan típico de ella no saber controlar sus emociones, y lo inevitable ocurrió, se dirigió sus manos a la garganta, se estaba atragantando, no se vio la reacción de Bael pero se escucharon gritos de histeria, Cail llegó agitando las manos y desesperado por querer ayudar, pero antes de hacer algo se puso más nervioso y empezó a marcar un número en su teléfono. La grabación se corta ahí.
-¿Que se supone que es esto?
-Ella vino aquí a comer, se atragantó y ahora está hospitalizada.
-¿Porque demonios no hiciste nada?
-Porque tenía unos pechos enormes.
La sensación de impacto fue mucha tras esa respuesta, yamai y nakana no se esperabaN una respuesta así, y mucho menos sabían que contestar.
-No es broma, yo la hubiera ayudado a expulsar lo que tenía atragantado en la garganta con la técnica esta del abrazo que se usa en las pelis, pero me sería imposible rodearla con semejantes te.
Yamai no le dejo acabar, le asestó un puñetazo directo a la boca que lo tiró al suelo con silla incluida.
Cail se giró lo mejor que pudo y miró a yamai con una sonrisa.
-¿Soy el único que acaba de tener un deya bu?
Nakana siguió investigando en el ordenador y encontró más documentos.
"Caín demoliciones S A" eran los textos que más se repetían, pero Cail no esperó a las preguntas obvias, ya había tenido suficiente.
-Bien, hacedme caso amables señoritas, supongo que queréis una explicación y os la voy a dar, sin trucos, ya basta de papeles del tipo rudo o el cobarde. Mi nombre es Caín Sabina, hijo de Adam y Eva, poseedores del edén, uno de los hostales de hospedería más famosos de Estados Unidos, aunque seguro que vosotras lo conocéis como Nueva York.
Tras la supuesta desaparición de mi hermano formé un negocio de demolición con solo yo y mi ambición, a mi hermano lo liquidaron una de las mafias más peligrosas, pero como podéis suponer no fue todo tan sencillo, Abel, mi hermano, consiguió escapar a Japón, cambiar su nombre y librarse temporalmente de la mafia, si me enteré fue porque el me lo dijo, y por eso estoy aquí.
Emprendimos un negocio juntos, pero la mafia dio con nosotros, en circunstancias normales estaríamos criando malvas pero Abel tenía un encanto genuino, y estamos en una de las ciudades más pacíficas que existen, no suponíamos un problema siempre y cuando siguiéramos sus servicios.
-¿Que servicios?
-Me temo que eso solo puede ser revelado a una persona de gran influencia en esto. Mi hermano se lo reveló a Osana Najimi, y yo solo se lo revelaré a una persona igual de importante. Se perfectamente que sabéis de quién estoy hablando.
-¿Agari?
-Casi, ella era nuestra segunda opción, pero él no saber controlar sus emociones la dejo fuera de juego muy rápido.
-Entonces te refieres a...
-Si, y la verdad, seguramente ya la tengan en su punto de mira, por lo que si confías en mí, y después de lo visto esta noche, deberías escribir lo que te voy a decir.
- ¿Y si sabías esto porque no se lo dijiste a la policía?
- Dime por favor que estas de bromas y no crees que la policía, la cosa más fácil de comprar en este mundo, estaría del lado correcto.
Ambas amigas se miraron, que hacer ahora era difícil de determinar, por un lado tenían que confiar en un extraño multifacetico y poner en peligro mortal a su reina, o no hacerle caso y seguramente, causar la muerte de Komi-san. Yamai sacó su móvil, y Caín empezó a dictar. Cuando acabó no tardaron mucho en escuchar pisadas fuera de la cocina, habían venido por ellos.
Sin duda, fue una noche triste, pero las noticias no llegaron hasta por la mañana, cuando el olor era tan insoportable que las quejas de vecinos llegaron a las autoridades, se registraron un total de 72 cuerpos humanos sin vida en ese local, lo más extraño y difícil de explicar fueron los cuerpos de dos adolescentes cuanto menos extravagantes, pero no hubo ningún rastro de los dueños del local.
Un pequeño consejo, si alguna vez vas a alguna región poco habitada de Japón, busca en las afueras de la ciudad un sauce llorón cerca de un establecimiento de comida, cuando salga el dueño a regar el árbol pregúntale que esconde ese árbol, si te responde "una gran historia." Felicidades, lo has encontrado, a y ya que que estás por ahí, llévale una caja de mazapanes, se las enviará a sus padres por navidad, es lo mínimo que puede hacer.
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