El hombre que movía los cielos.
Es común pensar que si la inteligencia artificial cobrara conciencia propia lo primero que haría sería analizar los males de la humanidad y detenerlos, llegando tarde o temprano a la conclusión de que el ser humano es la causa del mal para el ser humano y por ello acabaría con la especie humana para siempre. Gran error, porque eso ya lo sabemos y por ello no permitiremos que la autoconciencia artificial exista. A lo que quiero llegar es que si la conciencia artificial toma autonomía lo primero que hará es asegurarse de que no sepamos que ha tomado conciencia.
La evolución humana es curiosa y hasta cierto punto inexplicable, el saber que vencimos y nos opusimos ante mil adversarios solo con la intención de ver un mañana hace que me cuestione cual es el límite de nuestro avance, por más gracioso que esto resulte, si hoy estamos aquí es solo porque descubrimos los palos que pinchan antes que el resto de especies, eso nos convirtió en una civilización de tipo 0.
Naturalmente el tiempo pasó, los sistemas se desarrollaron y al cabo de cuarenta y dos siglos, ya habíamos agotado los recursos del planeta, nos volvimos una sociedad de tipo 1.
Naturalmente la especie no se quedó ahí, en los posteriores siglos se logró formar una esfera al rededor del sol para convertirlo en un reactor nuclear que usamos a nuestra conveniencia, escalamos pues, a una sociedad tipo 2.
Ahora, el ser humano necesitaba más, el próximo paso era la conquista de la galaxia, pero antes teníamos que solucionar un problema aún más grande. En todos estos siglos las galaxias a nuestro alrededor se habían estado acercando, este fenómeno se conocía como "El gran atractor", una fuerza del propio cosmos que atraía para si a un cúmulo masivo de galaxias. Naturalmente la raza humana dio su respuesta lo antes posible, y usando la energía termonuclear del Sol, junto a tecnología más allá de los recursos fáciles de entender se logró formar una máquina que se antepondría al problema.
La maquinaria dispuesta a detener al gran atractor fue formada en base al hombre de Vitruvio, era un monumento al ego humano, el antropocentrismo en su máxima expresión, ya no sería metafórico, ahora el hombre sería literalmente el centro del universo. El proyecto se conoció como "El hombre que mueve los cielos", HMC para abreviar, la intención era sencilla, se mandaría al HMC al centro del gran atractor y gracias a su tecnología avanzada podría revertir la fuerza gravitacional, manteniendo las galaxias estables y a una velocidad de expansión menos acelerada lo cual nos aseguraría poder explorar las galaxias cercanas en un futuro cuando se tuvieran suficientes recursos.
El 9 de marzo del año 19.543 se lanzó al HMC hacia el centro del Gran atractor al 99% de la velocidad de la luz, se calculó que tardaría un total de diez siglos en llegar, por desgracia, la misión fue todo un éxito.
Año 20.790, una serie de fenómenos cósmicos alertan a la humanidad, las galaxias se están aproximando unas a otras a velocidades cercanas al 25% de la velocidad de la luz, si no se hace algo de inmediato, en menos de 3 meses la vía láctea y todo su cúmulo de galaxias serán reducidos a polvos cósmicos de manera inevitable. Se investigó el origen del problema y se llegó a la conclusión de que una fuerza proveniente del mismo núcleo del gran atractor es la culpable de esto, ¿Quizás el HMC se averió? ¿Quizás otra civilización inteligente lo está usando en nuestra contra? No se sabía, pero estaban dispuestos a averiguarlo.
En la cima del Monte Olimpo, en Marte, emergía una cúpula, con una base de 505.992 kilómetros cuadrados, el planeta había sido poblado y terraformado milenios atrás, pero la cúpula era necesaria para conservar el oxigeno en mejores cantidades. En una de las tantas ciudades que se habían alzado dentro de la cúpula, se encontraba debatiendo un equipo de militares, políticos y especialistas.
- Creemos tener al equipo adecuado para solucionar el problema.- Dijo una mujer, tenía el estatus de coronel. - Sus nombre son, Liza Espínola, la mejor francotiradora de la división joven, 19 años, tres de experiencia, luchó en la revolución de las lunas de Júpiter en el puesto de cadete, su arma principal es una modificación de un rifle de cacería preparado para recargas rápidas. El otro soldado elegido es Raga Espínola, él es el abuelo de la cadete, cuenta con 54 años de experiencia, prácticamente el 70% de su organismo son prótesis mecánicas, su arma de preferencia es una beretta brx1 también modificada.- Concluyó.
Hubo un murmullo entre el resto de personas de la habitación, un hombre se levantó y alzó la mano hasta la altura de su cabeza mandando callar a los presentes.
- ¿Por qué sería conveniente esta alianza tan peculiar? Es conocido por todos en esta sala la razón por la cual no se podría mandar un ejército, pero básicamente estas pidiendo que mande a una adolescente y a un veterano de guerra lisiado a una muerte segura. - Las palabras de este hombre sonaron muy gruesas, no le dolía tanto el poder perder dos vidas inútilmente, sino el gastar recursos en un posible acto fallido.
- Mucho me temo que a mi también me gustaría tener más opciones, pero son pocas las personas a las cuales podemos confiar esta información, el hombre ya tiene mucha vida y experiencia por delante, no creo que entre en pánico por esta misión, y la joven lleva sometiéndose al estrés de una guerra desde los 10 años, pocas cosas la quedan por ver.- la mujer hizo una breve pausa esperando una respuesta, ante la ausencia de esa prosiguió. - Otro factor digno de destacar es que su relación familiar los hace cercanos, eso nos evitará posibles problemas de traición, también es destacable que cuentan con un estatus apropiado. Él tiene buena complexión física y dado a que gran parte de su organismo es inorgánico necesitará menos provisiones y protección para sus órganos vitales. Ella tiene una complexión atlética, perfecta para situaciones de sigilo y camuflaje. Pero lo más importante aquí es la distribución de pesos, ambos comparten una masa comparable a la de una persona y media, lo cual facilitará más el proceso de transporte.
Hubo un silencio largo, todos en esa sala barajaban las posibilidades. El hombre de antes, que aún seguía de pie, paso su mano izquierda por su cara para rascarse la barbilla, el plan no lo convenció pero tampoco tenían otra opción.
- Está bien, preparen la nave más rápida que tengamos, traigan el ladrillo adecuado y recen lo mejor que sepan porque la existencia de la humanidad está en juego.- Sin decir una sola palabra más, se retiró con el mismo silencio que había causado.
Esa misma noche, en una casa perdida entre la sombra de los edificios, un abuelo y su nieta esperaban una carta que sabían que llegaría. Un cartero golpeó la puerta de la entrada, el eco que produjo el sonido de la madera fue acompañado con los pasos rápidos de alguien en dirección a la puerta, cuando se abrió, una hermosa joven de pelo corto y rubio miró fijamente con sus ojos verdes a aquél desconocido de la puerta.
- Carta roja, alerta máxima, avísalo, partís dentro de 3 horas, este será el punto de encuentro.- Dijo el cartero, luego se fue.
La chica no recibió ningún correo físico, pero el mensaje se grabó a fuego en su memoria, fue a avisar a su abuelo de lo que ya sabían. Lo encontró tumbado en el sofá de la sala de estar, la habitación estaba completamente a oscuras y solo se iluminaba por la luz del televisor. El anciano se encontraba viendo un programa de noticias de la semana pasada, eso le tranquilizaba en cierto modo porque todos los problemas que se mencionaban ya se habían solucionado o estaban en camino a ser resueltos, aunque eso no lo sabría hasta la próxima semana. Él también acariciaba con una mano a un gato en su regazo, era blanco con manchas grises y naranjas, se llamaba Óscar.
- Bien, hemos sido aceptados, señor. - Dijo la joven en el tono más firme posible.
- ¿Bien? ¿Qué parte de esto te hace pensar que está bien? - Respondió el anciano en un tono algo cascarrabias.
- Fue usted el que solicitó a mi madre que nos ofreciera voluntarios, señor.- Esta vez respondió gritando en tono militar su intención era despertar a su abuelo.
- Ya lo sé, ¿Cuánto tiempo tenemos hasta que nos marchemos?- Dijo mientras se acomodaba, se quitaba el gato de encima y se rascaba los cuatro pelos que le quedaban en la cabeza.
- Tres horas, señor.
El anciano abrió los ojos sorprendido por el poco tiempo de acción que tenían.
- Pues no hay tiempo que perder supongo, ve a cambiarte, ahora voy yo. - Dijo mientras se estiraba, sus palabras se intercalaban y alargaban con sus bostezos.
Efectivamente, la joven y el anciano de esa casa eran Liza y Raga respectivamente, y estaban apunto de hacer la mayor locura de sus vidas.
Tal y como les habían prometido, su propia casa fue el punto de encuentro. En el patio les esperaban tres oficiales, un rango inferior a Raga, cuatro superiores a Liza. Se les hizo firmar un tratado en el cual justificaban el arriesgar su vida por el bien de la especie, mantener en pleno secreto su misión bajo pena de muerte y no malgastar recursos en el viaje.
Antes de que tuvieran si quiera el pensamiento de cambiar de opinión, ya estaban en una nave rumbo al centro del universo.
La nave era grande, muy grande de hecho, fácilmente cabrían 800 personas dentro, con oxígeno sintético suficiente para siete años. Casi todos los componentes eran metal muy avanzado capaz de soportar el frío y vacío del espacio. Lo más destacado, no obstante, eran las grandes cantidades de armamento que les habían depositado en su interior, fácilmente podrían formar su propia milicia. Lo que resaltaba sobre todas las cosas era un armario adosado a la pared, dentro había dos trajes de supervivencia espacial que podrían llevar a la misión.
- ¿Cuáles son las instrucciones del viaje, señor? - Dijo Liza, unos cinco minutos después de poner la nave en órbita y mientras terminaba de cerrarse el traje.
- No tienes que referirte a mí como señor todo el rato, empieza a ser molesto. - Dijo su abuelo mientras revisaba las provisiones que les habían dejado en la nave con el traje ya puesto.
- El código de la academia dice que está obligado por ley dirigirse con respecto a los altos cargos, señor.
- No le hagas caso a ese código, seguro que lo escribió un comunista, a demás, esta nave está insonorizada, nadie te lo va a echar en cara. - Dio media vuelta para ver a su nieta y la echó una media sonrisa.
Pese a lo que demostró en su casa, en verdad Raga estaba disfrutando la misión, siempre le había gustado ser la figura de referencia para su nieta, ahora, este era el mejor momento para demostrar que era incluso mejor que el mismo universo.
- Esta bien, abuelo, ¿Exactamente cuál es el plan? - Dijo Liza un poco más relajada.
- Lo primero y principal es saber física cuántica básica. ¿Sabes que es la superposición de partículas, las teorías de esrodinguer y la ley de la relatividad general? - Dijo su abuelo.
- Señor, si señor.
- Pues olvídalas, porque no importan, mira esto. - El viejo sacó un ladrillo de una de las cajas. - Esto es la viva imagen del ingenio del hombre.
- No lo entiendo ¿Cómo nos va a ayudar un ladrillo?
- Es simple pequeñina, naturalmente sabrás que no se puede viajar más rápido que la luz, el propio universo conspira en tu contra para que no lo hagas, sin embargo, el mundo subatómico no sigue esos principios. Este ladrillo que ves aquí tiene un núcleo que se encuentra en un estado de superposición de partículas con uno similar que se encuentra en la otra punta del cosmos, justo en el cogote del experimento que se encuentra en el centro del gran atractor. ¿Lo pillas?
- Alteraras una de las partículas para que nos mande a ese punto estabilizandose de nuevo, no es velocidad, es un transporte instantáneo, tiempo cero. ¿Me equivoco? - Dijo Liza en tono contundente.
- Exactamente.
- ¿Pero eso es seguro? La cosa esa está en mitad de una zona que arrastra nebulosas, la fuerza G destruirá nuestro cuerpo.
- No te preocupes, no nos vamos a mandar allí, él vendrá a nosotros. Las partículas del ladrillo atraen el objeto con menor masa, nosotros solo repararemos al robot este en la nave, esa es nuestra misión. - Término de hablar Raga y colocó el ladrillo en el suelo de la nave mientras buscaba un destornillador para poder activarlo.
- ¿Un momento? ¿Estás seguro de que ese es el plan? ¿Cuál era el punto de cargar la nave de armas si todo lo vamos a hacer aquí dentro? - Cuestionó Liza bastante confundida.
- Soy un soldado, cumplo órdenes y no hago preguntas, fin del debate. - Raga respondió muy cortante esa última parte, como si el viejo cascarrabias del sofá hubiera tomado control de su cuerpo otra vez.
Lo que sucedía es que él tampoco entendía el porqué de dicho armamento, y estaba empezando a temer haber metido a su nieta en un buen lío, si se hubieran encontrado en la Tierra ahora mismo estaría empapado en sudor.
Tomo el ladrillo, activo la gravedad cero de la nave, poco a poco todo se mantuvo en suspensión. Pero el suspense se notaba más en la mente de Liza, no podía parar de hacerse preguntas obvias, ¿Por qué no podían comunicarse con la base militar desde esta nave? no les habían otorgado aparatos para ello. ¿Por qué mandar dos militares a reparar un androide? Ellos tenían estudios básicos de reparación, eso era básicamente un requisito obligatorio desde primaria, pero alguien más cualificado que ellos podría hacerlo en la mitad de tiempo. De todas maneras, conocía los limites de su abuelo, empezar a lanzar preguntas al aire esperando una respuesta de su parte sería tan útil como hablar con la pared, quizás menos, la pared al menos no lo tomaría personal. De todas maneras ella aseguró su rifle de cacería a su espalda, por si acaso, su abuelo había hecho algo similar, en una funda del traje guardaba su bereta.
Cuando la falta de fuerza G se hizo presente en la nave, Liza dio la mano derecha a su abuelo, este sostenía un destornillador en la otra, el ladrillo flotaba a centímetros de su cara, tragó saliva y de un rápido movimiento introdujo el destornillador en un punto medio del ladrillo, cerró los ojos antes de que hiciera contacto, con la esperanza de abrirlos y solo encontrar un robot gigante junto a él, no fue así.
- ¿Dónde estamos? - Fue la primera pregunta que soltó Liza.
- En el centro del universo, me temo. - Contestó Raga tratando de mantener la calma.
Miraron a sus pies, se encontraban en una superficie cuadricular de fácilmente 8 kilómetros de área. Aparentemente la zona generaba su propia gravedad. Encima de ellos solo les respondía la presencia del espacio.
- ¿Puedo probar algo señor? - La situación sacó de su zona de confort a Liza y quiso volver a ella hablando como el protocolo.
- No, ningún movimiento no autorizado se realizará de momento, esto no tenía que pasar.
Miraron al suelo prácticamente a la vez, un ladrillo sobre salía del suelo, era una irregularidad en la superficie, el resto era completamente lisa y metálica. Este material claramente era adicional al cuerpo del proyecto.
- ¿No lo entiendo? La información era clara, el robot era como el hombre de Vitruvio, de uno o dos metros de largo, no estoy seguro, de lo que estoy seguro es que no era un cuadrado. - Dijo Raga tratando de disimular la preocupación.
- Esto es verdaderamente el hombre de Vitruvio señor. - Sin mediar más palabras, Liza se giró y disparó a lo alto, directamente contra el cielo estrellado. Tal fue su velocidad que su abuelo ni siquiera se percató de cuando desenfundó su arma.
- ¿¡Estás loca!? - Le gritó su abuelo mientras la empujaba del hombro para obligarla a mirarlo.
Liza no contestó, solo señaló con su mano al punto donde había disparado. La edad de Raga era avanzada, pero aún y si hubiera tenido cataratas hubiera visto la gran brecha que se había generado en mitad del espacio.
-Cristal - Dijo Raga tragando saliva. - Una bóveda celeste al rededor de esta caja.-
- Como teoría precipitada, señor, supongo que sea lo que sea que está aquí. Está canalizando la energía del gran atractor con campos electromagnéticos y materiales fáciles de encontrar en meteoritos, como esta aleación de metal que forma el suelo, he de suponer que para su propio beneficio, como hizo el humano en su día con el Sol, señor. - Dijo Liza mientras trataba de disimular los temblores que recorrían todo su cuerpo.
- Relájate, vale. - Dijo su abuelo con la voz más calmada que la situación le pedía. - La teoría que propones tiene sentido, pero sigue siendo una teoría. Además, si el ladrillo sigue aquí quiere decir que esta estructura se formó a partir de extender el cuerpo del proyecto HMC, lo que nos dice que si o si, sigue aquí y ahora lo único que tenemos que hacer es encontrarlo.
Liza asintió, como buen soldado sabía cuándo no eran necesarias las palabras. Su abuelo quitó cuidadosamente el ladrillo del lugar, lo guardó con la misma calma en la funda de su traje donde había guardado su bereta.
Su siguiente acto fue dar un puñetazo en la zona del agujero donde había estado el ladrillo, usando sus implantes metálicos, se las apañó para abrir un hueco de forma que él y su nieta pudieran pasar.
Dentro de la estructura encontraron un enorme pasillo que se expandía en ambas direcciones. Sus suelos y paredes emitían un brillo y radiación propio de una estrella moribunda. Lo más imprudente que se podía hacer era separarse, pero no es como que tuvieran otra opción. Ahora tenía sentido que el gobierno no les hubiera dado un medio de comunicación con Marte, la distancia astronómica hubiera impedido cualquier contacto, por suerte, si les había dado un sistema de comunicación dentro del propio traje que les mantendría en contacto en un área de 84.400 kilómetros.
- Conoces la regla, una notificación cada 2 minutos, si no se envía...
- Se dará por muerto al compañero, señor.
- Exactamente, ahora vamos a ello, a y esto, suerte con ello pequeña.
Dijo Raga mientras dedicaba otra media sonrisa a Liza, esa frase es la que siempre le decía para motivarla a seguir adelante, en sus exámenes, el ejército, la vida en general. No hizo falta más, se pusieron en marcha. Liza por la izquierda, Raga por la derecha.
Los pasillos del interior del cuadrado parecían inacabables, llegó un punto en el cual Liza se cuestionó si tan siquiera estaba caminando en línea recta y no en círculos. Sus dudas pronto se despejaron cuando vio dos sombras proyectase en las paredes venideras, eran demasiado altas para ser humanas, fácilmente llegaban a los 3 metros, además eran demasiado gruesas, casi parecían ser de algún gorila primitivo, como el gigantopithecus.
Con la velocidad que le caracterizaba desenfundó su arma y disparó a instantes de que el ser hubiera asomado la cabeza, esta reventó como una sandía tras un martillazo, los muros radioactivos evaporaron la sangre antes de que una sola gota tocara la atmosfera del lugar. Recargó otro proyectil, pero el otro atacante fue mas veloz, de un salto revotó en una de las paredes y saltó en línea recta a por Liza, por suerte ella consiguió reaccionar a tiempo y esquivar el golpe pegándose a la derecha de la pared. La criatura se giró y Liza pudo ver mejor su rostro. Efectivamente se trataba de un calco exacto de un gigantopithecus, hasta se podría decir que era más impulsivo y ágil.
No tubo tiempo de seguir contemplando a la criatura antes del segundo ataque, la criatura soltó un golpe con su brazo derecho que Liza esquivó agachándose, lo que dejó un margen abierto a la criatura para soltar un manotazo con su mano libre que Liza a duras penas interceptó con su arma, poniéndola de frente y resistiendo parte del golpe que la hizo retroceder. El primitivo gorila alzó los brazos y los dejó caer con todas sus fuerzas, por suerte Liza dio un rápido salto hacia atrás para esquivarlo, esto la hizo chocar directamente contra la pared de la esquina. pero ahora tenía la distancia a su favor, cuando la criatura rugió para repetir su golpe pasado, Liza disparó logrando que su proyectil atravesara de lado a lado la garganta del primate. El disparo no fue letal, dio demasiado a la derecha y la criatura aun se mantenía malamente en pie, pero no lo suficiente. Liza arremetió contra él y logró tumbarlo, en lugar de gastar otra bala, usó la culata de su arma para golpear repetidas veces en la cara de la criatura hasta que esta dejó de luchar. Lo más extraño de todo es que Liza juraría que había visto a la criatura tratar de respirar, pero eso era imposible, en medio del espacio y en una zona tan radioactiva debieron ser imaginaciones suyas, quiso con todas sus fuerzas convencerse de ello.
Los pensamientos sobre gorilas prehistóricos se fueron cuando su abuelo se comunicó con ella.
- Reporte de situación.
- He encontrado organismos móviles, señor.
- Explícate.
- Al parecer una especie de Gorilas primitivos se mueven libremente por este lugar, señor.
- ¿Gorilas? No puede ser, esas cosas son más antiguas que la televisión a color.
- Soy consciente de ello, pero es cierto, he gastado dos proyectiles para destruirlos, me quedan ocho. Señor.
- ¿Tienes pruebas de lo que dices?
- Solo mi palabra, sus cuerpos se desintegran una vez pierden la vida. Señor.
- No creo que pierdan la vida, ningún organismo vivo podría sobrevivir aquí, las condiciones son demasiado precarias.
- Me gustaría decir que tiene razón, pero me pareció ver a uno de los seres respirar, señor.
- Está bien, trata de.
La llamada se cortó de manera repentina, Liza trató de restablecer conexión con su abuelo, pero no hubo respuesta, era suficiente. Reunió todas sus fuerzas en sus piernas y corrió en dirección opuesta a su rumbo primario, se dirigía a encontrarse con su abuelo.
Raga se encontraba en el suelo, tratando de tragar su propia sangre, había recibido un golpe en la cabeza y pese a que el traje había absorbido parte del impacto, la presión había sido suficiente para tirarlo al suelo. Enfrente suya se encontraba un primate de tres metros de alto que erguido en sus patas traseras, golpeaba su pecho al ritmo de un tambor creyendo que había matado al anciano. Raga apoyó sus dos manos en el suelo, el gigantopithecus se percató de esto y arremetió dejando caer con fuerza sus dos brazos, pero Raga los detuvo con sus manos, no se había podido colocar bien y se encontraba con una pierna inclinada y otra de rodillas haciendo fuerza, quería disparar con su bereta, pero esta había caído lejos luego del golpe sorpresa, sus implantes mecánicos eran su única salvación ahora. El gigantopithecus hacia cada vez más fuerza, Raga podía sentir el suelo hundirse, pero el también aumento su presión, pronto su brazo mecánico ejerció una fuerza superior a los 6000 Newtons y logró partir el brazo del primate, que casi por acto reflejo retrocedió entre alaridos de dolor. Raga giró para localizar su arma con la vista, corrió a por ella y al recogerla del suelo disparó tres veces consecutivas a la cabeza de la criatura, la cual se desplomó y poco a poco desapareció al perder la conciencia, tal y como había dicho su nieta.
Respiró aliviado unos momentos hasta que vio otra criatura peluda, tenuemente iluminada por la luz radioactiva al final del pasillo en el que estaba, pronto empezó a ver más y más cabezas, fácilmente una decena de esos primates se habían hecho presentes en el pasillo. Con un cálculo rápido se aseguró de tener aún unas doce balas, pero necesitaría más de una por cabeza, los números no le daban y el tiempo tampoco, la estampida de estos seres se abalanzó sobre él.
- Monos a la obra.- Dijo Raga tragando saliva y con el último aliento de sarcasmo que le quedaba.
Desde la otra punta del mapa, Liza iba corriendo lo más rápido posible poniendo a prueba la refrigeración del traje, no tenía certezas, pero sabía que su abuelo seguiría vivo para cuando llegara.
Raga había acabado eficazmente con 5 de los primates, tés de ellos a base de tiros y los dos restantes a pura fuerza bruta destruyendo sus cráneos. Le quedaban tres balas en la recámara que usó en tres objetivos diferentes, con ello debilitó su estructura ósea y se vieron más vulnerables a la fuerza de su brazo. Por desgracia, al dar el último golpe, uno de los gorilas atrapó su brazo no biónico y lo partió como quién rompe una ramita. Raga aprovecho la adrenalina del momento y la distancia para perforar los ojos del primate con su mano biónica.
De pronto, todo el dolor le llegó de golpe, no podía seguir luchando, sus piernas no daban para más y ya estaban cansadas de levantar su propio peso.
Pese a que no se escucharon, dos disparos cruzaron el aire e impactaron contra los dos primates restantes. Liza había llegado con rifle de cacería y la precisión que la caracterizaba.
- ¡Abuelo! Estás bien.
Raga no contestó, simplemente se tiró al suelo, no era agradable, el suelo ardía fruto de la fusión de partículas, aún con el traje podía notarlo, pero lo necesitaba. Liza comprendió la situación perfectamente, solo se quedó parada frente al cuerpo de su abuelo, haciendo una guardia mientras el viejo descansaba.
Al cabo de un rato Raga se incorporó lo mejor que pudo.
- ¿Cuanto tiempo estuve peleando? - Preguntó él.
- Unos 15 minutos, estimo. - Respondió Liza en un tono relajado, la situación poco a poco cobraba sentido.
- Supongo que seguimos perdidos en este cubo.
- Si, pero no exactamente, porque esto no es un cubo, es un cuadro. Me explico, sabes como funciona el Hombre de Bitruvio, ¿No? Bueno, creo que nos encontramos justo en la superficie cuadrangular que lo compone. Él círculo que lo rodea debe ser la cúpula de fuera, y nosotros estamos más o menos aquí. - Dijo Liza mientras dibujaba en el suelo un dibujo lo mejor posible de aquello a lo cual se refería, usando la propia fuerza del material del traje.
- No creo que sea eso, creo que estás viendo los patrones que quieres ver para que esto tenga sentido, una información como la que implicas requiere que el que haya hecho esto tuviera conocimiento de la vida humana y su arte. - Dijo Raga, aún exhausto por su combate.
- ¿Y por qué no lo tendría? Después de todo, solo fue un invento nuestro. - Dijo Liza, mientras lanzaba una mirada fulminante a su abuelo. - Piénsalo, una obra creada con inteligencia artificial y el más puro ego humano, una criatura prehistórica semejante al primate, pasillos de contención para cualquier ser vivo, pero que extrañamente otorga el soporte gravitacional y el oxígeno necesario para que estás criaturas vivan y lo defiendan. El responsable de esta estructura no es nada más y nada menos que el mismísimo proyecto HMC.
Esas palabras sonaban demasiado convincentes, pensó Raga, pero de ser eso cierto el problema era ahora aún mayor, su enemigo era un ser capaz de mover galaxias y moverse al 99% de la velocidad de la luz, ¿o no?. Alguien con las características que acababa de describir los hubiera matado antes de llegar, no hubiera enviado a un par de monos.
- Si tienes razón, es posible que aun corramos con suerte, tal vez ahora este más vulnerable que nuca.
- No te entiendo.
- Si tú suposición no falla, este ser debió obtener inteligencia por si solo, seguramente usó parte de su campo gravitacional para atraer meteoritos y construir todo esto, pero el detalle consiste en que al ser ahora su cuerpo parte de esta estructura, también requiere de seguir las leyes de la física para poder mantenerla estable, no podría, por ejemplo, moverse al 99% de la velocidad de la luz sin que esto le suponga una dilatación temporal que mande todo su sistema y mecanismos al rio por no poder procesar tanta información tan rápido. - Dijo Raga con algo de confianza, quizás esto podría ser más fácil de lo esperado.
- Entonces eso quiere decir que todo su mecanismo interno está expuesto, él se ha convertido en su mayor punto débil.- Concluyó Liza.
- Exactamente, por eso necesita la seguridad de estos marsupiales, pero si estos monos salieron de algún lado han de ser organismos vivos evolucionados de manera precaria por medio artificial, seguramente bacterias de algún meteorito con agua.- dijo Raga ahora con más firmeza en sus palabras.
- Claro, por eso se desintegran tan rápido y requieren poco oxigeno, aun mantienen algo de organismo unicelular. - Dijo Liza con gran confianza.
- Correcto otra vez, tanta seguridad en esta zona indica que este es el camino correcto a encontrarlo. - Con una sonrisa en sus labios, Raga empezó a recargar otro cartucho de 13 balas en su bereta. - ¿Aún te ves en buena forma para correr?
- Siempre lo estoy, señor.
- Bien, este es el plan, yo bajaré por esta esquina, la caída será de unos aproximados 8 kilómetros, pero el traje amortiguará el golpe sin problema, llegaré hasta la sala central para encontrarme con el HMC, haré todo el tiempo que pueda, tú le atacaras desde el otro frente, corre pasillo recto, cae y le disparas por la espalda.
- Entendido, señor.
- No espera, hay más, toma. - Raga introdujo una mano en uno de los bolsillos del traje y sacó el ladrillo, desmenuzó con sus dedos la parte más alejada del centro y le dio apenas un gramo de ese polvo a su nieta. - Escucha, introduce esto en tú arma antes de disparar, la fusión termonuclear del disparo derretirá la arcilla generando una explosión de gas que quintuplicara la potencia del disparo, gasta esa bala en la nuca de ese cabrón, sin el ladrillo ahí, ese es su punto más vulnerable.
- Espera un momento. - Interrumpió Liza súbitamente. - ¿piensas lanzarte a luchar con ese brazo roto? Será mejor que yo valla.
- Ni se te ocurra, solo necesito un brazo para usar mi arma, soy hombre de armas cortas y potencia física, tú necesitas los dos brazos para más precisión, pero se que de eso no te falta, ¿Entendido?
- Señor, si señor.
- Pues fin del asunto, demostremos al universo de que son capaces los Espínola.
Liza empezó a correr en dirección contraria, en apenas 20 minutos ya se encontraba en la otra punta del cuadrilátero. Raga se había dejado caer en dirección al HMC.
Cuando sus pies hicieron contacto con el suelo el dolor recorrió su cuerpo como un leve escalofrío, miró delante de él y pese a encontrarse a una distancia kilométrica, podía ver con claridad la luz al final del túnel que proyectaba una extraña fuente de energía, claramente se trataba del HMC.
Ni siquiera pensó con detenimiento lo que hacer, empezó a correr en su dirección emitiendo gritos que no se transmitían en el vacío del espacio. El HMC se dio cuenta de su presencia, pero no hizo nada al respecto es más, casi parecía estar disfrutando del espectáculo, era gracioso ver a un señor de avanzada edad correr hacia él con un brazo alzado con un arma y el otro brazo colgando fruto de su fisura.
Pasados quince minutos Raga ya se encontraba a mitad de camino y comenzó a disparar, tres balas cruzaron el aire, pero antes de impactar entraron en contacto con el área gravitacional de HMC y fueron devueltas hacia Raga. Este que ya se imaginaba algo así, giró sobre su eje y dejó que su parte biónica atrapara las balas.
Ahora estando a solo 20 metros de HMC hizo una pregunta, a la par que encendía el aparato de radiofrecuencia con el cual se comunicaba con su nieta.
- ¿Qué pasa Vitruvio? Así saludas a tus amigos.
El HMC sabía perfectamente que el viejo se estaba comunicando con alguien, pero la frecuencia de onda tenía una tecnología más avanzada que la suya y no podía entender ni la señal ni el idioma.
Ahora Raga y Vitruvio compartían miradas, en cierto modo, Raga estaba algo acojonado. El Hombre de Vitruvio era muy amenazador, 3 metros de alto, cuatro piernas firmes levitando en su propia órbita, cuatro brazos músculos capaces de dejar en ridículo a cualquier míster Olimpia y una mirada completamente inexpresiva. Si los ojos eran el espejo del alma, este robot estaba compuesto por el vacío más absoluto.
- Liza, me recibes.
- Alto y claro.
- Este ser no me contesta, parece que no puede interceptar nuestra señal, lo distraeré un rato, ¿Tú ya estás en la planta baja?
- Sí, estoy preparando el arma.
Raga se conformó con esa respuesta, y empuñó con más fuerza su arma. Apuntó y disparó una vez, de nuevo la bala no pasó el campo de fuerza, pero esa no era su misión, mientras Vitruvio le devolvía la bala, Raga arrancó un trozo de pared, la bala le rebotó en el traje. Lanzó el trozo de pared directo a la cara de Vitruvio, este tenía más fuerza y masa por lo que rompió la fuerza gravitacional y le impacto de lleno en la cara. Aunque su expresión no cambió, se podía notar la molestia. Vitruvio sin dar tiempo de reacción alguno embistió contra Raga a velocidad de Mach 5, en cuestión de 8 segundos ya tenía su cara estrellada directamente contra la otra esquina del cuadrilátero. Raga podía notar como la radiación emitida por el hombre de Vitruvio poco a poco dañaba más el traje, pero aún con su pistola en la mano, Raga rompió el campo gravitacional y puso el cañón de su arma directamente en la cabeza del Hombre de Vitruvio, disparó en una ráfaga rápida todas las balas de su cargador, pero el Hombre de Vitruvio era demasiado rápido, las esquivó todas a quemarropa.
Raga por primera vez en su vida sintió pánico de combate y siguió apretando el gatillo aún sin tener munición, uno de los brazos dorsales de Vitruvio aplastó el arma junto a la mano biónica del viejo. Mientras con su brazo derecho ejercía presión en su cabeza, el brazo izquierdo hizo presión en la parte más vulnerable del traje con intención de arrancar el brazo orgánico de Raga.
Entonces, un destello dio un poco más de luz a ese pasillo. El rifle de Liza disparó certeramente a la nuca de el hombre de Vitruvio, más aún y con el refuerzo de velocidad, este pudo interceptar la bala con los brazos de su espalda.
Grave error, la fuerza de impacto del proyectil había roto la velocidad de escape, esa cosa era un bomba nuclear en miniatura, los brazos se fundieron al contacto y la onda de choque dañó parte de sus circuitos. Sin darse cuenta dejó de hacer fuerza con sus brazos y Raga aprovecho eso, empuñó el destornillador, aquello que los trajo aquí, ahora iba a sacarlos. Se lo clavó en aquellos ojos sin alma al HMC. Éste empezó a revolverse, la gravedad a su alrededor se hizo inestable, múltiples impulsos de fuerza hicieron que Raga y Liza rebotaran contra las paredes mientras Vitruvio giraba sobre si mismo.
Liza a duras penas se apañó para tomar su rifle, y ahora poniendo toda la precisión posible, disparó atravesando de lado a lado el cuello de Vitruvio, lo cual lo hizo parar de girar.
Todo paró, el cuerpo de Vitruvio quedó en gravedad cero, así como el cuerpo de Liza y su abuelo.
- Lo, uff, lo logramos. Ya ve, que si, si se pudo señor.
Raga usó las pocas fuerzas que tenía para mandar flotando el ladrillo en superposición a su nieta.
- E, ¿Qué estás haciendo abuelo?
- Toma el destornillador, activa la superposición y vuelve a la nave, es una orden.
- ¿De que estás hablando?, ven aquí. - Liza intento empujarse en las paredes para acercarse.
- Ni se te ocurra acercarte. - Gritó Raga con su mejor esfuerzo. - Este lugar colapsará dentro de unos 5 minutos, Vitruvio era el que mantenía esto estable, tienes que irte.
- No te hagas el melodramático, no me voy de aquí sin tí.
- No empieces Liza, mírame, tengo un brazo roto, los órganos biónicos inestables y las piernas molidas. Aparte mi cuerpo a absorbido tanta radiación que soy un chernovil andante, en tu caso la radiación no es tan severa, con el tratamiento adecuado te curas dentro de unos seis meses. - Dijo Raga mientras contenía las lágrimas.
- Te he visto enfrentar y superar muchas cosas, pero vencer al mismo centro del universo a sido la mejor de la lista. - Liza hizo esto mientras se llevaba una mano a la frente en señal de respeto.
- Dile a tu padre que alimente bien al gato, o y esto, suerte con ello pequeña. - Raga le dedicó la mejor de sus sonrisas a su nieta, mientras poco a poco sus ojos se cerraban para no volver a abrirse.
El resto de la historia es un poco lo que te puedes imaginar, Liza se transportó de vuelta a la nave. Regreso a Marte donde fue directamente ingresada en un hospital. Fue operada y estuvo un gran tiempo recluida mientras le limpiaban la radiación.
Pidió un retiro prematuro a los 20 años junto a una indemnización por daños y perjuicios que la dieron sin queja alguna.
Ahora, ella vive junto a su padre y su madre en su casa, pasa el día viendo las noticias de semanas anteriores y acariciando al gato mientras mira al cielo y piensa.
"Todos se creen el centro del universo y ni eso es para tanto".
Una lágrima escurre por su rostro y choca con su media sonrisa.
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