Sueños raros volumen: 6.

Todo comienza en una cantina, de paredes marrones y ventas llenas de polvo. Un hombre tumba la mitad de su cuerpo sobre una mesa mientras sostiene un baso de licor medio vacío en su mano derecha. De pronto la puerta de la cantina se abre y un hombre anciano con largas barbas entre sosteniendo una guadaña en su mano derecha y un reloj de arena en su mano izquierda, de ropaje lleva una toga griega. El hombre levanta su cabeza y lo mira confundido, el hombre mayor le señala y dice.

- Tú que no controlas tus actos, no eres ahora consciente de lo que sigue. 

El hombre extrañado gira la cabeza hacia su izquierda para ver detrás y asegurarse de que lo hablan a él. Eso parece, no hay nadie más en el lugar. 

- ¿Disculpe, quién es usted? 

- Padre de los Olímpicos y dueño del tiempo, no soy otro más que Cronos, pero ¿Que eres tú? 

- ¿Yo? Un mísero hombre que disfruta su vida un sábado por la noche.

- ¿Estás seguro de ser el hombre que dices?

El hombre notó mucha seguridad en las palabras de Cronos, miró su mano izquierda y quedó atónito, miró su otra mano y su sorpresa fue mayor intentó ponerse de pie pero no pudo, su propio peso le obligaba a permanecer en cuatro patas, sin darse cuenta se había convertido en un diseño científicamente inexacto de un Iguanodón.

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