Contrabando de venganza.


Se encontraban en una zona de acantilados y bosques gallegos cerca de la costa. Eran las doce de la noche y un hombre con un libro a los pies estaba tratando de destruir el Sol con el brazo extendido al cielo, antes de que una fuerza que no vio lo empujara contra unas rocas cercanas.

- ¿Qué demonios? - se preguntó el hombre mirando a su alrededor, buscando al causante.

Salió caminando de entre los árboles la figura que vagamente reconoció como una niña pequeña, de pelo plateado y vestido escolar azul que se confundía con la clara oscuridad. 

Esta niña era el sujeto MCAA-AC9ONY, conocida también como Kanon, el otro hombre era el sujeto MCAA-EEBE, cuyo nombre de registro posterior sería Ven.

- El Necronomicón supongo- dijo Kanon mientras atraía el libro telepáticamente hacia ella.

- ¿Quién diablos eres tú? - murmuró Ven mientras se incorporaba lo mejor posible.

Kanon no respondió, elevó un árbol cercano arrancándolo de raíz y lo lanzó directamente hacia Ven. Este estiró los brazos hacia el frente y puso las palmas de las manos rectas, lo que partió el árbol a medio metro de él.

Kanon elevó los dedos de sus manos hacia arriba y juntó las palmas. De primeras le pareció un movimiento extraño a Ven hasta que sus ojos empezaron a doler. Miles de astillas milimétricas habían sido arrancadas de la corteza del árbol y se incrustaban en su piel como una lluvia de balas. Kanon alzó las palmas de sus manos al aire mientras Ven se retorcía tratando de quitarse las astillas, el medio tronco partido se alzó y cuando la niña juntó los brazos en un aplauso el tronco aplastó a Ven a la par que se juntaba, quedando rígido y algo enterrado en la tierra.

Seguir mirando a su objetivo logró que no viera venir por la espalda un saco que la golpeó en la nuca. El contenido de este saco era duro, suficientemente fuerte como para tirarla al suelo. Mientras el saco rebotó un metro por encima de ella, la tierra sufrió un grave temblor que partió el tronco. Ven salió de su interior de un salto, tomando el saco al vuelo y a forma de maza, lo sostuvo para golpear violentamente la cabeza de Kanon enterrándola en el suelo, para luego asestarla una patada que la estrelló contra la parte inferior de la copa de un árbol partiendo varias ramas.

- Yo... Yo realmente lo siento- sollozó Kanon secando sus lágrimas con el brazo.

- Que fácil es replegar a un simple perdón- dijo Ven acercándose a ella. - Ya consulté al Necronomicón sobre esto, la desgracia y todo lo que sucede en un cuerpo inerte que falla al dar todo de sí, debiste ver venir ese saco de piedras.

Tras sus palabras Ven Agarró la cabeza de Kanon con una mano y la mandó a una altura de seis metros por el aire de un puñetazo en el estómago.

- Hoy niña, vas a aprender a llorar y a pedir perdón mientras el karma vuela cerca de tú dolor- gritaba Ven mientras mantenía a Canon suspendida en el aire.

- Yo realmente lo siento, ya no quiero seguir peleando - los ojos de la niña estaban completamente irritados de tanto llorar.

Ven dio un rápido golpe contra el suelo, Kanon cayó desde la altura chocando y agrietando el terreno. Con las pocas fuerzas que tenía intentó levantarse, Ven se acercó a ella y tomó la izquierda de la niña con sus dos manos, luego las giró de manera que la mano de Kanon sufrió un corte que separó carne y hueso con temperaturas similares a la superficie del Sol.

- No habrá una mano que te ayude a escapar pequeña, porqué yo voy a borrar del Sol hasta el último rastro - Ven volvió a elevarla a la par que alzaba sus manos flexionando ambos codos.

De las profundidades del acantilado se vio ascender un buque de carga. Haciendo la acción de lanzar con su brazo derecho, Kanon fue empujada telepáticamente atravesando el metal del barco y llegando directamente al motor, luego Ven cerró el puño y una explosión arrasó por completo la embarcación con Kanon dentro.

La explosión se expandió formando una esfera incandescente de metal y gases tóxicos que no duró más de dos segundos, pues repentinamente comenzó a ser redirigida hacia su interior desde el centro, similar a como un torbellino en el agua arrastra todo hacia su interior. El metal del barco quedó suspendido en el aire. Ven miraba atónito, sabiendo que no era el causante de eso. Una lámina metálica fue lanzada hacia él, dado a la sorpresa no pudo responder a tiempo y tratando de esquivarlo su brazo izquierdo fue atrapado, cercenado por la placa.

- Ahora es cuando esto se vuelve real, como el boxeo sin careta- dijo la voz de Kanon saliendo de las llamas.

- No lo entiendes, hago lo que se debe hacer, aunque no quiera ya no decido yo- dijo Ven mientras cicatrizaba la herida de su brazo con calor.

Los separaba una distancia de diez metros, Kanon había recibido mucho daño por la explosión, su ropa eran un montón de harapos incandescentes para este punto. Levantó su dedo índice hacia el frente y realizó un pequeño círculo con él, así el fuego empezó a girar como un tornado a su alrededor. Ven giraba el saco de piedras con su mano derecha.

La distancia entre ellos se redujo en microsegundos, Ven golpeó con un gancho a Kanon usando su bolsa, lo que la hizo girar en el aire. Ella aprovecho la poca distancia para lanzar una columna de fuego horizontal que golpeó directamente en el pecho de Ven. El hombre hundió los pies en el suelo y agarró el tobillo de la niña, estrellándola de espaldas al suelo, levantando el terreno de colateral. Kanon apuntó la palma de su mano a la cabeza de Ven y las piedras que saltaron se dirigieron hacia él, quien reaccionó a tiempo atrapando todas en el saco.

- Te tengo - dijo Kanon con una sonrisa.

La última piedra que había lanzado estaba cubierta en su fuego. Repotenciándola con telequinesis quemó el saco desde dentro. Ven miró con sorpresa.

- ¿Cómo es posible?

- Destruir el Sol con telequinesis es un truco de manual - dice Kanon con sobrada confianza mientras impacta su mano buena en el estómago de Ven y con un impulso lo manda hasta la estratosfera.

Kanon alza su brazo y su mano cercenada regresa a ella, tejidos y ligamentos se reconstruyen mientras de un impulso ya se ha puesto a la altura de Ven. Girando en el aire estampa sus dos pies en la cabeza de Ven, mandándolo hasta Europa con una onda de choque que hace temblar el planeta.

Ven se pone en pie en aquel satélite de Júpiter. Su labio está sangrando, seguramente tenga una hemorragia interna piensa mientras se palpa las costillas.

Afinando la vista ve como esa pequeña niña molesta viene hacia él. En un estallido de emociones un campo energético abarca todos los satélites de Júpiter, pulverizándolos. Ven aprieta los puños recreando con ellos un guante masivo que enfoca en dirección a Kanon, la cual en cinco segundos ya había recorrido tres cuartas partes de la distancia que los separaba.

Es el momento.

Hay un impacto.

La cabeza de Kanon choca contra la roca lunar y se abre paso por su interior. Kanon sale cubierta de polvo y sangre mientras colisiona contra el pecho de Ven, fracturando todas sus costillas. Sin darle tiempo de reacción, junta sus puños sobre su cabeza, golpeando a Ven, atravesando la barrera telequinética que lo envuelve, generando un traumatismo que lo deja en coma.

Se acabó el combate.

Kanon alza la mano, reconstruye todo el alboroto que Ven ha hecho. Las lunas vuelven a su posición y Júpiter a su órbita.

Kanon se lleva a rastras el cuerpo de Ven de vuelta a la tierra. Su daño es muy grave pero no lo ha matado, lo necesitan vivo, necesitan respuestas. La existencia de tantos fenómenos capaces de destruir el Sol está empezando a preocupar a la agencia.

FIN.

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