Creepypasta: el Lugia maldito.
Voy a hablarte de una historia más antigua que la extinción de la Osa mayor. Te voy a hablar de algo que me pasó hace 11 años, el día en el cual abrí una grieta entre mundos.
Era un día normal, quiero empezar así para que sepas que yo era un niño cualquiera. Aunque pensándolo bien debería empezar de otra manera.
Yo era un gran fanático de Pokémon, tenía las dos ediciones más importantes de la Nintendo DS, el Pokémon oro y el Pokémon diamante. Eran dos juegos que amaba aunque no llegaba a comprenderlos. Yo sabía lo básico, pegar a los rivales hasta debilitar a su equipo, pero nunca traté de comprender cómo se usaban los poderes que subían la defensa o el ataque y mucho menos cómo funcionaba la evasión. Para mi mente si un movimiento no pegaba, no servía.
Recuerdo que había un Pokémon que siempre me había llamado la atención desde que lo conocí, Lugia, el Pokémon legendario principal de Pokemon plata.
En ese entonces escuché un rumor en mi colegio que decía que existía una versión malvada de Lugia, los entendidos en el tema sabrán que me refiero a Dark Lugia, y los más entendidos aún sabrán que no hay forma de capturarlo en los juegos que yo tenía.
He de ser sincero con el espectador y decir que no sé porque Lugia me llamaba tanto la atención. Supongo que fue su aspecto majestuoso, tal vez su papel en aquella película que no había visto y que solo conocía por A M V de internet, o quizás y solo quizás, porque yo tenía el Pokémon Oro y Lugia solo era capturable en el Pokémon Plata. Los dos juegos eran prácticamente lo mismo, solo cambiaba el legendario.
Para que negarlo, seguramente fuera esto último, es similar a cuando a un niño le dices que puede tener todo menos x objeto, entonces ese objeto será lo más deseado por él por el simple hecho de que no puede conseguirlo.
Volviendo al día de los hechos, yo estaba muy deseoso de tener a ese Lugia oscuro del que todos hablaban. Cuando regresaba del colegio me encontré una tienda de videojuegos en frente de la plaza. Yo entré y no podía creerlo había una versión especial de Pokémon Plata. Le pregunté al señor de la tienda que cuanto valía y me dijo que para mí era gratis por ser su primer cliente en el día de inauguración. Yo que no podía creerlo tomé el juego y me fui corriendo a mi casa a probarlo.
Mirando en retrospectiva no entiendo por qué tuve ese comportamiento, yo era una persona muy tímida, incluso me daba vergüenza llamar al telefonillo del edificio donde vivía por si me equivocaba y llamaba a un vecino. Tampoco puedo entender ese sentimiento que me llevó a la tienda a comprar, a esa edad apenas tenía de dinero un euro que me daban de paga. Pero por más cliché que suene, realmente sentí como si una fuerza de confianza me instara a entrar a esa tienda.
Cuando llegué a mi casa no había nadie ya que mis padres estaban en el trabajo así que decidí empezar a jugar al juego.
Cuando le di a empezar partida el juego me mandó directamente a las Islas remolino. Yo no lo podía creer y menos aún podía creerme que tuviese el mismo equipo Pokémon que el que tenía en mi partida de Pokémon Diamante, eran un Torterra, Staraptor, Dialga, Azelf, Lucario y Gengar.
Cuando avancé en el mapa me encontré con el Lugia oscuro. Sin pensarlo dos veces entré en batalla con él.
Mi primer Pokemon fue Gengar, lo primero que hice fue atacar a Lugia con maldición, pero Lugia era más rápido, atacó con puños sombra y Gengar explotó.
Yo estaba muy extrañado ya que Lugia no aprende ese movimiento. Además, Gengar no parecía estar debilitado, más bien había muerto. No me salía el símbolo de la pokeball vacía ni su lugar en mi equipo.
Saqué a Lucario. Salió un texto que decía "Lugia te deja atacar primero". Eso no era normal pero no le di importancia, Lucario usó puño certero, el movimiento no bajó nada la barra de vida de Lugia y entonces vi que era nivel trescientos (doscientos niveles por encima de lo permitido). Lugia usó cometa drago y mató a Lucario. Su cuerpo estalló aplastado por los meteoritos mágicos con unos gráficos hiperrealistas.
Entenderé que muchos no comprendáis el miedo que sentía, pero quiero matizar que tenía diez años y estaba viendo lo equivalente a tripas de perro esparcidas por la pantalla. Excepto que no eran tripas de perro, eran las tripas de un ser con fuerza de sobra para partir un roble de veintiocho metros con un buen grosor de un golpe. Todo ese poder había cedido de un golpe, no, no había cedido, había sido aplastado como un canario en medio de una avalancha, y ese símil se queda corto.
Yo estaba muy asustado así que llamé a mi amigo Cristian para que me echara una mano. Cuando llegó a mi casa le pasé la consola pero salió un mensaje que decía "este jugador no es aceptado". Entonces un fino láser de energía salió de la pantalla, atravesó y desintegró a Cristian y se perdió por la ventana abierta de mi habitación.
Tiempo después me enteraría en las noticias que ese rayo no solo se había perdido en el espacio a gran velocidad, también había destruido toda la constelación de la Osa mayor. Los científicos lo veían como un hecho insólito, la Osa mayor, todas sus estrellas y su luz había desaparecido del firmamento a la vez. Por más que se trató nunca se pudo dar una explicación convincente.
Muy asustado, traté de apagar la consola pero no funcionó, entonces me vi obligado a seguir con el combate y saqué a Azelf. Le ordene que usara llamarada pero Lugia no se quemó, el ataque ni siquiera le quitó vida. Entonces Lugia uso garra dragón y descuartizó a Azelf, sus garras se clavaron en el cráneo para seguidamente arrancar los brazos y desmembrar todo el cuerpo.
Yo estaba muy asustado, salió otro texto en la pantalla que decía "te toca". Yo saqué fuerzas de flaqueza y salté dentro de la pantalla y fui llevado al mundo Pokémon.
Parece ser que el juego tenía la capacidad de crear portales entre mundos, de la misma manera que los ataques de Lugia podían salir, yo podía entrar.
Caí sobre una superficie de piedra y me di cuenta que estaba vestido como un entrenador de verdad. No hay palabras que puedan describir lo maravillosa que fue esa sensación, incluso hizo que me olvidara de donde estaba ya que me enfrentaba. Ahora que estaba ahí noté un vínculo especial con mis Pokémon, podía ver sus esferas y decirte exactamente donde estaba cada uno, su nivel y sus cuatro movimientos.
"Parece ser que si te da la cara para venir aquí lástima que saldrá sin ella" me dijo Lugia.
Eso me cabreo así que saqué a Dialga. Le ordene que usara furia dragón, pero Lugia lo interceptó con un hiper rayo igual que el que usó contra Cristian.
"No puedes atacar en mi turno" dije.
"Las reglas han cambiado, adáptate o muere" me contestó.
Ordene a Dialga que usara distorsión. Lugia lo esquivó pero detrás de ella se formó un agujero negro del tamaño de una montaña. Lugia ni se inmutó, voló dentro del agujero negro y lo destruyó con un fuerte batir de alas reforzadas en titanio (ala de acero, otro movimiento que Lugia no debería aprender). La explosión del agujero negro destruyó las Islas remolino.
En estos momentos estaba cegado por aire y escombros, aún así vi como Dialga usaba su cuerpo para protegerme del ataque.
Dialga rugió desafiante, le ordené que usara garra dragón y chocó de frente con Lugia que usaba el mismo ataque, desgraciadamente Lugia era más poderoso y usando triturar directo al cuello arrancó la cabeza de Dialga.
Le tocaba salir a Torterra, le ordene usar planta feroz el movimiento más poderoso que tenía y el más eficaz contra Lugia. Lugia se rió, se dejó apresar y luego generó una tormenta que sacudió todo el planeta para liberarse del ataque. Al mismo tiempo voló hasta Torterra, lo tomó por el árbol de su espalda con sus dientes y lo lanzó hasta el espacio exterior. Seguidamente Lugia llegó hasta el espacio exterior y de un golpe trajo a Torterra de regreso.
Torterra explotó en sangre y tripas dentro de su propio caparazón y yo solo podía llorar casi impotente.
Mi último Pokémon salió solo de la pokeball, Staraptor me subió a su espalda y voló en dirección al portal. Me sentí muy miserable, yo lloraba de miedo y mi último Pokémon lo que quería era salvarme a mí.
Cuando estábamos cerca del portal Lugia apareció y nos tiró a ambos contra el suelo con su puño sombra.
Ahora estaba contra el suelo, no sentía mi cuerpo y Staraptor apenas se sostenía en pie, pero trataba de hacerlo porque quería seguir luchando. Verlo así, esforzándose pese a tener todo en contra, me lleno de una energía inimaginable, entonces lo entendí todo. Si éramos solo Staraptor y yo contra el mundo, entonces el mundo estaba en desventaja.
Staraptor se elevó por lo alto, sus alas grandes y majestuosas eclipsaron el sol, a la par que liberaba un poder comparable a la más grande de las supernovas (no estoy exagerando).
Lugia lanzó tres hiper rayos pero estará actor se movió con gracia esquivando todos ellos. Sin embargo no pudo esquivar el puñetazo que Lugia le dio.
"Staraptor, ataque ala" grité.
Staraptor logró cortar todos los dedos de Lugia. Siguió con un potente a bocajarro, clavando una de sus patas en los ojos de la bestia, a la par que le apartaba la cabeza de una patada arrancándoselo y hundiendo su cuerpo en el agua.
Sin embargo fue en vano, Lugia salió feroz de las profundidades y le arrancó una pata a Staraptor con sus dientes. Luego tiró su cuerpo cerca de mí.
Recuerdo que pese al dolor, aún más grande que el del primer golpe, Staraptor me seguía mirando con orgullo. Entonces me sentí como el protagonista que nunca se rinde, mis emociones pasaron de cero a cien en un segundo. Me sentía como el mago al que le está saliendo bien el truco, como un jugador profesional que va a acabar una partida de ajedrez con un movimiento para el jaque mate. En definitiva, me sentía capaz de ganar con un último esfuerzo.
"Staraptor, pájaro osado".
Ambos nos miramos y asentimos, sabíamos que este sería el último movimiento y estábamos preparados.
Staraptor emprendió el vuelo, Lugia lanzó tres hiper rayos que Staraptor no esquivó. Pasó a través de ellos sin esfuerzo aunque fue frenado por los brazos en cruz reforzados en titanio de Lugia. Entonces Staraptor dio todo de si, los brazos de Lugia crujieron a la par de su pecho cuando Staraptor lo embistió y arrastro hasta las profundidades del mar. Esto último generó un tsunami de más de trescientos metros que me llevó hasta el portal.
Recuerdo que cuando volví a abrir mis ojos ya estaba en mi casa y empapado de agua salada. Fui a darme una ducha y ahí recapacité sobre lo ocurrido.
Como dije ya han pasado 11 años desde la muerte de Cristian. Siempre se pensó que había desaparecido de forma misteriosa mientras recorría el trayecto que separaba su casa de la mía. Por supuesto yo intenté explicar la verdad pero no me hicieron caso, era solo un niño que había tenido una fantasía que trataba de explicar la desaparición de su mejor amigo.
Respecto a aquel hombre y su tienda, jamás me lo volví a encontrar en persona pero sí en una fotografía durante mis estudios de la historia de los presidentes del siglo XX. Lo cual me pareció irónico, pero tampoco tanto, Ronald Reagan siempre había sido un buen actor.
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