Creepypasta Watamote: No me importa lo que pase.
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Fuente: https://www.facebook.com/groups/aiartuniverse/permalink/859218972510005/ |
Estoy teniendo un Deja bu invertido, he hecho esto tantas veces que creo que es la primera vez que lo hago.
Estoy corriendo lo más rápido que puedo por un bosque, miro al cielo y veo varias veces pasar a un halcón. Mi pulso va a seis mil por hora y una sombra detrás de los árboles me está siguiendo, parece ser mi prima portando una berenjena en la cabeza pero esa visión solo dura un pestañeo. La figura entre los árboles es un ser de piel totalmente quemada, como si hubiera sido disuelto en aceite hirviendo, sus ojos rojos tienen dos pupilas encendidas que parecen agujeros negros. Entonces una mujer con rasgos de oriente medio se estrella contra el desde el cielo.
Impacto.
Todo el planeta estalla y me veo envuelta en gases tóxicos que deshacen mis pulmones y temperaturas que quieren quemar mi piel pero no lo consiguen, aún así el dolor persiste, ¿Te has quemado alguna vez el bello púbico con tinte para el pelo? Pues ese calor multiplicado por diez trillones, algo así estoy sintiendo.
Entonces mi cabeza se estrella contra un árbol, estoy en el bosque otra vez. Ahora veo mejor el panorama, estoy rodeada de cipreses, del primero al último, todos los cipreses están ahí. Ni un solo pino, ni un solo abeto, solo cipreses. No son de una forma clara, son solo el arquetipo, la idea que tengas de ellos estará aquí.
Al fin me percatado de los sollozos que parecen provenientes de todas direcciones y de ninguna a la vez.
Me llevo la mano a la cintura, tengo una pistola, una Magnum del 44, no recuerdo de dónde la saqué ni porque la tengo pero está ahí y quiero usarla contra la zorra que está llorando y no se calla.
En el centro del bosque hay cuatro manchas de sangre, sobre cada una de ellas se apoyan las patas de un trono hecho de mármol y polvo de estrellas. El respaldo del trono mide más que las medidas, algo tan incomprensible como el resto de cosas del lugar. Pero si estás aquí te parecerá que el trono mide un metro sesenta y nueve, y termina en un pico que parece la torre central de una catedral. En su espaldar hay una inscripción que reza: "el trono de la quinta hermana se alza sobre la sangre del fratricidio, Silencio ha tomado su cabeza y la reclama como prueba digna para sentarse". Pero Silencio no está sentada en el trono.
La encuentro ahí, estoy de espaldas a ella y enfrente de ella, porque la perspectiva y la distancia ya no tienen sentido, solo somos ideas y en ese sin sentido lo único que se que es real es mi Magnum que Desenfundo y sostengo con fuerza.
Silencio está llorando lágrimas de mármol rosa, no me mira pero lo hace y dice algo que no entiendo.
- Las he destruido, ya no hay nadie por encima de nosotros pero todavía nos observan - y al terminar de decir esto señala el cuerpo de una idea destruida. Un ser inenarrable e imperceptible que ahora me parece totalmente familiar, han decapitado al narrador.
- En las guerras más violentas muere hasta el escribano y solo los vencedores cuentan la historia, porque los hechos no importan, dejaron de importar hace mucho - dice.
"Que asco me da, no importa cuanto la mire es su culpa que yo no sea popular" pienso y lo digo porque los pensamientos también son ideas y las ideas campan a sus anchas por este plano y su infinito sin fin de dimensiones, desde el cuatro hasta el menos infinito, ¿A quien le importa lo posible y lo imposible? ¿Cómo puedo reclamar coherencia si el silencio me está hablando?
- Mírate - digo, pienso o lo que sea - eres una doña perfecta, tú no tienes problemas de verdad, la gente con ansiedad social sufre por ello, se recluye y autodestruye, ¿Cómo te atreves a banalizar esa situación? Tu mayor temor es no levantarte a tiempo para peinarte, crees que la gente habla a tus espaldas pero sabes perfectamente que te alagan, ¡Te odio! - aprieto repetidamente el gatillo pero no sale ninguna bala, no hay acción más allá de este punto porque no está escrito así.
- Tienes una falsa imagen de mí, como la tenían las otros dos - pasa por mi mente, y por mí, y por todo, la imagen de una mujer con la retina atravesada por el pico de una mesa y un cadáver deformado que no siente nada mientras le desgarran la laringe con las uñas - se que eres como fui, pero esta vez es diferente. He hecho posible lo imposible, he destruido lo abstracto, pero ellos nos siguen mirando y no pararán hasta ver cómo Roma cae de nuevo así que pon tu mejor sonrisa - ella pasa ambos índices por sus mejillas, apuntando hacia arriba mientras sonríe.
Entonces caigo más allá de lo escrito, solo tengo una cosa clara, que esto es su culpa y que esto no es un sueño.
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