Yo una vez fui un guerrero.
Escribo esta carta con la sangre del escribano y las memorias del autor. Una vez fui un guerrero, luché en la guerra, maté dragones y perdí a mi amada a causa de las enfermedades.
Eso es mentira.
Una vez fui aventurero, con las agujas de un reloj abría túneles entre mundos y por herencia de mi padre tenía unos guantes capaces de mover una ballena azul y una espada capaz de manipular el rayo, todo por cortesía del rey.
Eso es una verdad a medias.
Hoy mis guantes son de oro y las agujas cuchillas en sus laterales, ya no rasgan el espacio pero es más divertido así.
Mi vida es un boceto entre dos historias que jamás se escribieron y el autor está muerto, lo maté personalmente por crear este vacío narrativo al que llama universo.
No hay nada más, ni en este ni en ningún otro, ¿Cómo te crees que me siento? Soy el jerarca de una eterna cantidad de nada.
Bienvenidos a la quinta jerarquía.
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