Creepypasta: demasiado tiempo huyendo con migo de mi.
Alguien llamó a la puerta, pero Yui no esperaba visita, dejó levemente la cabeza de azusa en el suelo y agarró su guitarra, no necesitaba ni testigos ni preguntas.
*Toc toc*
Volvieron a llamar, ahora golpearon con más fuerza.
Se acercó a la puerta, estaba esperando que llamaran otra vez, pero no lo hicieron. La duda inquietó a Yui y abrió la puerta. No había nadie del otro lado, "habrá sido mi imaginación", pensó, y justo cuando iba a cerrar, unos dedos aparecieron frenando la puerta. Los dedos se clavaron en la madera y tiraron bruscamente de la puerta hacia atrás partiendo las bisagras, así antes de que Yui reaccionase un puño chocó directamente contra su nariz, lo que no solo la hizo retroceder, si no que levantó sus pies del suelo y la mando volando hasta el salón de Azusa, estrellando y encajando su cuerpo en una de las paredes.
Yui tardó unos cuantos segundos en recuperar el conocimiento, y cuando lo hizo se desencajó de la pared, cayendo de frente contra el suelo. se miró el cuerpo, podía sentir como unas cuantas de sus costillas se habían roto y su nariz estaba sangrando. Se arrancó un trozo de su uniforme escolar y lo usó para limpiarse y cortar la fuente de la sangre.
La rabia invadió su cuerpo y miró a la puerta, solo para no ver nada, literalmente, ni siquiera estaba la puerta, y en la calle solo se podía ver el cielo poniéndose gris, pronto comenzó a llover.
Un relámpago iluminó la habitación e hizo a Yui ponerse a alerta, empuñó con más fuerza su guitarra medio rota, si la cosa que la había empujado casi tres metros por el aire seguía ahí, ese era su único arma.
Otro relámpago iluminó el cuarto, y Yui escuchó pisadas, miró a la entrada y sus ojos no dieron crédito a lo que veía. Había huellas dentro de la casa, pero no huellas normales, como la marca de un zapato, era una marca similar a las cenizas. Yui siguió el rastro con la mirada, aparentemente después de tres pasos las cenizas habían desaparecido, y si digo aparentemente es porque no era el caso, una visual rápida le hizo darse cuenta de que las pisadas se extendían por el techo, pero la ceniza no caía, parecía como si una fuerza invisible las mantuviera pegadas, algo similar a una gravedad invertida. El rastro de pisadas del techo también desaparecía a los tres pasos.
Otro relámpago iluminó la sala, y Yui se percató de la presencia de una segunda sombra proyectada en la pared, alguien estaba con ella en ese cuarto, por lo que sin mediar palabra y con la adrenalina a niveles que desconocía, dio un giro de ciento ochenta grados y estrelló a Gita en la cabeza de aquella figura.
La guitarra terminó hecha pedazos, pero el mástil muy y apenas sobrevivió, que dando una suerte de lo que podía ser descrito como un palo de puntas afiladas.
Yui no dio crédito a la figura que vieron sus ojos, pues ella estaba delante de ella también. Un clon idéntico a Yui estaba parado enfrente suya, con una mirada impasible juzgaba sus acciones. El golpe no le había causado ni el más mísero rasguño.
El clon giró la cabeza para ver detenidamente el cuerpo de Azusa, y luego contempló con aún más calma el intento de guitarra que Yui había formado.
Yui quería decir que si, que ella había hecho eso con sus propias manos, y que en caso de que no se fuera, le haría eso a ella también. Pero una voz en su sub-consciente la decía que no lo hiciese, fuera lo que fuera esa cosa había resistido un golpe de Gita sin daño alguno, salir corriendo era su mejor opción.
Otro relámpago iluminó el cielo, era lo que Yui estaba esperando, como si se tratase de un disparo de salida para una maratón, Yui pasó rodeando a su clon y se dirigió a la puerta lo más rápido que pudo, y estando su pie a milímetros de la misma, algo le agarró del cuello de la camisa echandola hacia atrás, al girarse no vio nada y al volver a girar en dirección a la puerta la criatura idéntica a ella estaba debajo del umbral. ¿Como lo había hecho? ¿Como podía ser tan rápida?
Yui retrocedió un paso atrás, se giró y volvió al salón, necesitaba alejarse de esa cosa.
Volvió a mirar a la entrada y ya no estaba, es más, el rastro de ceniza tampoco, es más los restos de Gita tampoco, es más el cuerpo de Azusa tampoco estaba.
Otro relámpago iluminó la sala, otra vez se proyectaron dos sombras, otra vez Yui se giró y vio algo que había cambiado.
Su clon ahora estaba mucho más decrépito, su piel era grisácea, y sus cuencas estaban vacías, el único rastro de vida que se observaba era un fino hilo de sangre que salía de sus ojos.
"¿Que quieres de mí?"
Gritó Yui con todas las fuerzas que le permitieron sus pulmones.
"He aquí que ha segundos de la muerte los vengativos dirán que no son presas de sus penas, y dirán que la rabia los llamó confundiendo sus actos con justicia."
Contestó la niña decrepita, la tormenta cesó, y en esa sala solo podía escucharse un silencio tan profundo que incluso oirías el fluir de la sangre en tú corazón, pero no hubo latidos, ni sonidos, los muertos no gritan.
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