Creepypasta: un sueño más grande que un charco.

No fue un sueño particularmente aterrador, porque de hecho, no fue un sueño en absoluto. Me bajé del autobús con dos amigas, la estación estaba en lo que siglos atrás fue una estación de ferrocarril para el transporte de mercancías, ahora solo quedaban dos líneas de vias separadas, hechas de hierro oxidado y madera carcomida. El suelo húmedo había reclamado lo que era suyo por derecho, y múltiples hierbajos crecían en un terreno mayor mente embarcado. Así a ojo diría que el centro entre las vías, en circunstancias normales era una llanura decente de 12 o 15 metros de diámetro, estimo. Viéndola en ese momento, la tierra se había levantado como si hubiera pasado por ella un tractor, y grandes charcos se habían formado en la tierra, posiblemente de 30 o 50 centímetros de profundidad. Cómo digo, bajé de esa parada con dos amigas, Bernarda y Anastasia. Todos llegábamos con nuestro traje de instituto y nuestras mochilas a la espalda, fuimos por la acera alante en dirección a la casa de...