Abro los ojos, la claridad es abrumadora, algo nunca antes experimentado por mi. Siento el peso de la gravedad como nunca antes, el aire acaricia mi piel, y aunque no siento frío, estornudo. Estoy en un lugar desconocido, rodeada de árboles y preocupada de no encontrarme con tres fieras que me acechen como a Dante en el poema. No hay nadie, solo me acompaña la luz que se filtra entre las hojas, y un recuerdo de haber estado antes aquí, pero no sabría decir cuando, o si siquiera estuve realmente. Un susurro cruza mi mente, como si fuera la imagen de un oscuro apartamento, iluminado por una bombilla que parpadea sin fuerza y una penumbra que susurra los nombres que pudieron ser y no fueron. Aquí no hay paredes, solo un bosque sempiterno que empieza en mis pasos y se extiende hasta el horizonte y más allá, no puedo evitar el preguntarme; "¿E estado aquí antes?". Empiezo a caminar, cada paso es un descubrimiento, cada sonido una pequeña chispa de algo nuevo. Las hojas crujen a ...
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