Tesis Doctoral: El concepto de Dios malvado está matando las creepypastas.
Desde tiempos remotos la fe del hombre ha influenciado las obras que escribe, se suele decir que todo arte es político, pero yo diría más, todo arte es un acto de fe. No existe hombre sin creencias ni historia sin mensaje.
Introducción: Evolución de la fe cristiana en las obras ficticias.
De un tiempo a esta parte, se ha vuelto común en las creepypastas —esos relatos cortos de terror que pululan por internet— un tropo que pinta a Dios como el malo de la película. En algunos casos, incluso, se lo muestra a merced de fuerzas cósmicas que lo superan. Este tipo de historias son un clásico en foros como Reddit o 4chan, sobre todo en la esfera angloparlante. Sin embargo, en el mundo hispanohablante, el "Dios malvado" en las creepypastas parece un fenómeno bastante reciente. ¿A qué se debe esta diferencia? Eso es lo que vamos a explorar.
No podemos hablar de fe y literatura sin retroceder a la Edad Media, ese periodo de diez siglos donde la literatura cristiana floreció en poesía, teatro y, más tarde, novelas. En esos tiempos, usar cualquier medio escrito para denigrar a Dios era considerado blasfemia, la pena por tal acto podía ser cárcel, destierro o incluso la muerte. Lo más cercano que tenemos a una "literatura sobre un Dios malvado" en esa época son los textos gnósticos —como el Evangelio Apócrifo de Juan o los manuscritos de Nag Hammadi—, que presentaban a Dios del Antiguo Testamento como un demiurgo maligno o ignorante llamado Yaldabaoth. Pero estos no eran literatura en el sentido moderno, sino tratados religiosos clandestinos, perseguidos por la Iglesia. Escribir ficción abiertamente blasfema era impensable bajo el dominio católico.
Ahora bien, ¿qué pasó para que la Iglesia perdiera ese control sobre la blasfemia en la literatura? En realidad, nunca lo tuvo de forma absoluta. Incluso en la Edad Media existían libros prohibidos (como los grimorios o textos heréticos) que circulaban en secreto y eran accesibles si sabías dónde buscar. Sin embargo, dos eventos históricos golpearon fuerte su influencia. Primero, el cisma protestante en el siglo XVI, que fragmentó la unidad religiosa en Europa y abrió la puerta a cuestionar la autoridad católica, incluida su censura literaria. Este dato no es menor: más adelante veremos cómo la cosmovisión protestante y la católica podrían estar ligadas a las diferencias en las creepypastas anglosajonas e hispanas. El segundo golpe llegó con la Revolución Francesa de 1789, un movimiento que no solo desafió al clero, sino que impulsó críticas abiertas a la religión en la literatura. Un ejemplo claro es "Cándido o el optimismo" de Voltaire (1759), que se burla de la idea de un dios benevolente en un mundo lleno de sufrimiento.
Estas críticas no hicieron más que crecer con el tiempo. Aunque no eran historias de terror propiamente dichas, obras como "Así habló Zaratustra" de Friedrich Nietzsche (1883-1885) ya exploraban el miedo existencial ante la "muerte de Dios", un vacío que resuena en el horror moderno. Otro caso menos conocido es "Moscas" de Jean-Paul Sartre (1943), donde Júpiter —una representación de Dios— aparece como un ser arrogante y rencoroso, celoso de la libertad humana y poco dispuesto a ayudar. Estas ideas, nacidas en la filosofía y el teatro, sentaron las bases para la crítica literaria, y eso es algo que podemos ver hoy día.
Demos un salto al siglo XXI, a esa internet caótica de 2004 a 2014 donde las creepypastas echaron raíces. En Estados Unidos, un país de mayoría protestante, empiezan a surgir relatos de terror que presentan entidades cósmicas más allá de la comprensión humana: criaturas horribles que torturan al hombre mientras este grita por la ayuda de Dios. Un ejemplo icónico es Zalgo, creado por Goon Shmorky en 2004, un ser sin forma que con solo pronunciar su nombre convertía todo en oscuridad y muerte. En sus primeras versiones, personajes de viñetas infantiles como Archie o los Peanuts suplicaban a Dios que el sufrimiento parara. Este tipo de historias reflejan una sensibilidad anglosajona donde el protestantismo, con su énfasis en la relación personal con Dios, deja espacio para imaginarlo como ausente o incluso hostil. No es casualidad que estas narrativas prosperen en una cultura que, aunque religiosa, lleva siglos lidiando con sectas, debates teológicos y un secularismo creciente que invita a subvertir lo sagrado.
En cambio, en el mundo hispanohablante, las cosas son distintas. Aquí, las costumbres católicas están tan arraigadas que, antes de 2017, apenas hay registros claros de creepypastas con un "Dios malo". Si existieron, fueron una minoría tan pequeña que su eco no ha llegado hasta nosotros. En lugar de un Dios villano, las historias hispanas prefieren demonios, fantasmas o maldiciones que el protagonista enfrenta huyendo mientras rezas, hasta con agua bendita (piensa en las creepypastas genéricas de la llorona o la versión hispana de la creepypasta de Tails Doll). Esto podría deberse a que el catolicismo, con su enfoque en la comunidad y los rituales, ofrece una red de protección narrativa que el protestantismo anglosajón, más individualista, no prioriza.
Entonces, ¿a qué se debe esta brecha? ¿Qué tiene el tropo del "Dios malvado" que lo hace tan popular en un lado del mundo y tan esquivo en el otro? ¿Por qué siempre parece apuntar al cristianismo y no a otras religiones como el islam o el hinduismo? A lo largo de este ensayo, vamos a desentrañar estas preguntas y más. Pónganse cómodos, porque esto no es solo un análisis de creepypastas, sino una mirada a cómo nuestra fe —o la falta de ella— moldea el terror que contamos. Y, de paso, nos preguntaremos: ¿está el concepto de un Dios malvado matando la creatividad de las creepypastas? Vamos a verlo.
1. Dios y los jóvenes de internet.
Las creepypastas no inventaron la idea de un "Dios malvado"; como vimos, esa sombra lleva siglos rondando, desde los gnósticos hasta Nietzsche. Pero en el siglo XXI, esta idea encontró un nuevo hogar: internet, ese espacio caótico donde los jóvenes dan rienda suelta a sus miedos y obsesiones. La pregunta es: ¿cuándo y cómo se coló el "Dios malo" en las historias de terror de la juventud digital? Y más importante aún, ¿por qué este tropo se manifiesta de manera tan distinta entre los jóvenes anglosajones y los hispanos? Para responder, tenemos que meternos en la cabeza de los adolescentes y adultos jóvenes que, entre 2004 y 2014, hicieron de las creepypastas un fenómeno global.
1.1 El terror adolescente y el ateísmo militante en Estados Unidos (2004-2014).
Antes de lanzarnos al meollo, dejemos una cosa clara: ¿por qué nos enfocamos en Estados Unidos cuando hablamos del mundo anglosajón? Simple: es el epicentro de las creepypastas. A diferencia de otros países de habla inglesa como Inglaterra o Canadá, Estados Unidos tiene una combinación única de tamaño, acceso masivo a internet y una cultura juvenil que grita su presencia en foros como Reddit, 4chan o Something Awful. Canadá, por ejemplo, es enorme, pero buena parte de su población habla francés, y muchas zonas rurales tienen menos conectividad. Inglaterra tiene su propia escena, pero no iguala el volumen de publicaciones que salen de EE.UU . En resumen, cuando lees una creepypasta en inglés, lo más probable es que venga de un estadounidense, y eso no es casualidad: es una cuestión de números y alcance digital.
Ahora, ¿quiénes estaban escribiendo estas historias? El estereotipo apunta a chicos de 18 a 25 años, y no es un invento. Las creepypastas de esa época suelen tener marcas distintivas: protagonistas masculinos, escenarios como institutos, universidades o psiquiátricos abandonados, y una visión del mundo que mezcla rebeldía adolescente con ansiedad existencial. Por ejemplo, en The Holders, los "objetos" están escondidos en instituciones esquemáticas que parecen sacadas de un imaginario juvenil estadounidense. Esto no significa que no hubiera una mujer galesa de 32 años publicando en Reddit (seguro que la había), pero el público dominante era joven, masculino y estadounidense. Dicho esto, una aclaración importante: este ensayo habla de patrones generales, no de verdades absolutas. Las creepypastas, por su naturaleza anónima y viral, son resbaladizas; rastrearlas con precisión antropológica es casi imposible, así que trabajamos con tendencias, no con estadísticas.
1.1.1 El ateísmo militante en el internet anglosajón.
Una de las tendencias más ruidosas en el internet anglosajón entre 2004 y 2014 fue el auge del ateísmo militante. Internet era el patio de juegos perfecto para los jóvenes: un espacio donde podían cuestionar, provocar y gritar sus ideas casi anónimamente, sabiendo que alguien, en algún rincón del mundo, iba a escucharlos. Foros como Reddit se convirtieron en epicentros de esta movida, con comunidades como r/atheism creciendo como espuma. Ahí, adolescentes y adultos jóvenes compartían memes, citaban a Richard Dawkins o Christopher Hitchens, y se burlaban de la religión con una arrogancia típica de quien cree haber descifrado el universo.
Dejemos una cosa clara: este ateísmo militante no era solo decir "no creo en dioses". Era una cruzada cultural, sobre todo contra el cristianismo (tanto católico como protestante, pero con un rencor especial hacia el catolicismo). En foros y videos de YouTube, se acusaba a la Iglesia de ser el freno de la humanidad, con mitos como que la Edad Media fue un "mil años de oscuridad" por culpa de la fe. Esta narrativa, aunque simplista (los historiadores saben que la Edad Media no fue tan "oscura" como dicen), caló hondo en una generación que veía en la ciencia y la razón una bandera para ondear contra la religión organizada. En Estados Unidos, donde el cristianismo evangélico tiene un peso brutal (piensa en megas iglesias y políticos citando la Biblia), este rechazo era casi un acto de rebeldía punk. Y las creepypastas, con su tono subversivo, fueron un lienzo perfecto para plasmar esa bronca.
No podemos probar que el ateísmo militante sea el padre directo del "Dios malo" en las creepypastas, pero sería ingenuo pensar que no tuvo nada que ver. Mira, por ejemplo, When God Blinks ( de 2011 aproximadamente), conocida en español como "El día que Dios parpadeó", un relato anónimo publicado en Reddit/nosleep. En esta historia, un "dios" (en minúscula y entre comillas, porque nunca queda claro si es una entidad única o algo más) manipula la realidad de forma indiferente a lo que le pase al hombre, enviando "ángeles" (también entre comillas) que no salvan, sino que juegan con los humanos, borrándolos de la existencia con un chasquido metafísico. Esto no es una crítica a cualquier pseudo dios casual, el relato cita Génesis 11:1-9, la Torre de Babel, donde Dios destruye el orgullo humano con un gesto. Aquí, se pinta a Dios como un ser que no solo castiga, sino que lo hace por puro placer, deshaciendo lo que el hombre construye sin esfuerzo ni remordimiento. Otro ejemplo es "God", historia de 2013, hecha por u/Nevermore357 en Reddit/shortscarystories, donde un tipo en coma descubre que Dios es un ser horrible, mira el sufrimiento humano y provoca horrores sin justificar nada.
Con este contexto y estos dos ejemplos ya respondemos a una pregunta clave del principio, ¿Por qué estas historias parecen clavar sus colmillos solo en el cristianismo? Porque el internet anglosajón de esa época estaba obsesionado con desmontar la fe cristiana, especialmente la católica, vista como la raíz de todos los males históricos. Desde videos de YouTube como "Why I Hate Religion, But Love Jesus" (2012) hasta hilos eternos en Reddit/atheism, la narrativa era clara: la religión, y sobre todo el Dios de la Biblia, era un lastre, un tirano vengativo que frenaba el progreso. Esa idea de un Dios con tendencias crueles se coló en las creepypastas, no como una crítica filosófica, sino como un puñetazo emocional. En un mundo donde los jóvenes sentían que la religión les vendía respuestas vacías, imaginar a Dios como el villano era catártico. Y aunque no todas las creepypastas eran ateas, el eco de ese escepticismo militante resonaba en cada relato que ponía a Dios en el banquillo de los acusados.
1.1.2 La posible influencia de autores de terror "ateos" de la literatura juvenil estadounidense.
No es ningún misterio que los escritores siempre beben de otros escritores, y las creepypastas no parecen ser la excepción. Si el ateísmo militante fue el caldo cultural de internet entre 2004 y 2014, ¿qué pasa con los grandes nombres del terror que esos jóvenes leían? ¿Podría su visión del mundo (atea, escéptica o ambigua) haber moldeado el tropo del "Dios malo" en las creepypastas? Antes de opinar, vayamos a los hechos. De los siete escritores de terror estadounidenses más vendidos del siglo XX y XXI (Edgar Allan Poe, H.P. Lovecraft, Stephen King, Dean Koontz, Anne Rice, Clive Barker y Peter Straub), solo uno, Lovecraft, fue un ateo declarado. Los demás o guardaron silencio sobre sus creencias, o las mantuvieron en una zona gris, entre la fe y la duda. Pero no digamos solo nombres al azar, números aparte, los tres primeros mencionados son, para mí, los pilares del terror estadounidense y los que más pudieron alimentar esta idea de un Dios ausente, indiferente o directamente malo. Vamos a desmenuzarlos.
- Edgar Allan Poe: Conocido como el padre del terror gótico, Poe es un caso curioso. No hay fuentes confiables que lo etiqueten como ateo, pero tampoco que confirmen una fe sólida. Creció en un entorno cristiano (fue bautizado episcopal), pero su vida (marcada por la tragedia y el alcohol) no grita devoción. En sus relatos, Dios no aparece como personaje ni se lo critica abiertamente, pero hay un trasfondo que invita a dudar. Tomemos uno de sus escritos de ejemplo, "Eureka: Un poema en prosa" (1848): no es un texto que dice explícitamente; "si Dios existe, ¿por qué el universo es un caos?", pero su visión cosmológica (un universo cíclico y sin propósito claro) puede leerse con un sesgo ateo como un guiño a esa pregunta. Luego está "El cuervo" (1845), un clásico estudiado en escuelas: un hombre roto lamenta la muerte de su amada, y el cuervo, símbolo de la naturaleza o el destino, solo le responde "nunca más". No hay consuelo en la fe; el universo parece sordo. Desde el lente del ateísmo militante, es fácil verlo como una indirecta: si Dios está ahí, no le importa, solo está mirando. Esto resuena en creepypastas como "Un espantapájaros para Dios" (2014), donde una pareja de científicos descubren que "Dios" es un extraterrestre que nos ve como ratas de laboratorio, la mujer se suicida y su marido ve en ello un espantapájaros. Es una idea que, aunque no viene directo de Poe, huele a su tragedia cósmica y fatalismo.
- H.P. Lovecraft: Aquí no hay debate: Lovecraft era ateo hasta los huesos. Una cita suya lo deja claro: "No cometo el error de creer que al cosmos le importan los deseos de mosquitos, ratas, hombres o pterodáctilos", sacada de Selected Letters, carta dirigida a Robert E. Howard en 1932. Para él, el universo era un accidente cósmico, frío y sin sentido, y lo reflejó en un nihilismo omnipresente en sus escritos. Sus protagonistas (casi siempre hombres adultos al borde del abismo) tocan realidades tan vastas que un roce los vuelve locos. Pensemos en Azathoth, el "dios idiota" que reina en un caos primordial, demasiado absorto en si mismo para notar a la humanidad, o Nyarlathotep, un agente del caos que a veces da "sabiduría" ( véase "El morador de las tinieblas", 1936) y otras solo siembra destrucción (véase "Nyarlathotep", relato de 1920). Estos no son dioses morales; están más allá del bien y el mal, y su indiferencia aplasta cualquier esperanza. Ese A D N lovecraftiano se filtró en las creepypastas: el poema de Zalgo (2010) evoca un caos primigenio donde Dios no aparece, y en historias un poco posteriores a marco de tiempo que hemos puesto, como "Todos deberíamos temer a Los Cuernos Viejos" (2017), son historias que ya presentan al "Dios malo" de manera explícita, donde se disculpa con un sacerdote por ser indiferente antes de que unas entidades lo eliminen. Lovecraft no inventó el "Dios malo", pero sí popularizó la idea de que lo divino, si existe, no nos salva.
- Stephen King: King no es ateo puro; ha dicho que cree en Dios, pero como "un misterio" más que como una certeza (Rolling Stone, 2014). Su relación con la religión es complicada: creció metodista, pero critica el cristianismo conservador con saña. Pensemos en la madre de Carrie, una fanática cuya fe retorcida es tan aterradora como cualquier monstruo. King toma el terror cósmico de Lovecraft y lo mezcla con lo cotidiano, y aunque no pone a Dios como villano, sí lo deja fuera de escena. En La Torre Oscura (1982-2012), el universo está lleno de fuerzas enormes, pero Dios brilla por su ausencia como salvador. Esa ambigüedad, sumada a su popularidad masiva, pudo inspirar a jóvenes escritores. Historias como Room a Thousand Years Wide —popularizada en el mundo hispano como la "cuarta parte" de El cielo ha muerto gracias al canal de YouTube de SrJoel336, que la subió en 2022— muestran esa influencia: una chica lesbiana confronta un crucifijo, exigiendo a Jesús que se disculpe por el odio que la fe cristiana sembró en su familia, justo antes de que un agujero negro borre todo. Esto es muy del estilo de King, que aunque sus obras no dicen "Dios es malo", la sombra crítica está ahí, lista para que la juventud de Reddit la agarre y corra con ella.
1.2 El terror adolescente y el ateísmo militante en la esfera hispanohablante (2004-2014).
Hablar de creepypastas en el mundo hispanohablante entre 2004 y 2014 es meterse en un terreno mucho más resbaladizo que el anglosajón. Mientras en Estados Unidos las historias se concentraban en foros como Reddit o 4chan, con un claro sabor adolescente estadounidense, en los países de habla hispana las cosas eran un caos descentralizado. Las creepypastas no solían compartirse en una sola plataforma dominante, sino en publicaciones de Taringa que hoy son casi imposibles de rastrear, posts de Facebook que se borraron hace años o, sobre todo, videos de YouTube con loquendo. Sí, ese sintetizador de voz robótico que se convirtió en el sello del terror hispano. Tanto así que en la comunidad circulaba un dicho: "Si no tiene loquendo, no da miedo". Aunque existían páginas como Creepypastas.com para publicar relatos en español, no eran el medio estrella. El verdadero boom estaba en YouTube, donde narradores anónimos daban vida a historias con ese tono mecánico que, lejos de restar, les sumaba un encanto creepy.
Una aclaración antes de seguir: generalizar en la esfera hispana es un desafío. A diferencia de Estados Unidos, donde podías adivinar el origen de una creepypasta por sus referencias a institutos o estados, aquí no hay un país que monopolice el género. Las historias se escribían en un español neutro, pensado para cruzar fronteras, y las pistas culturales (como una expresión coloquial) no siempre revelan de dónde vienen. Por ejemplo, si escuchas una creepypasta pre-2014 en YouTube y el narrador suelta "pendejo", podrías pensar que es mexicana, pero esa palabra también se usa en Argentina o Chile. Sin una jerga súper específica, como un "voseo" rioplatense o un "chévere" venezolano, es casi imposible precisar el origen. Y ni hagas el intento con los textos escritos, porque muchos se han perdido en el olvido digital (Taringa colapsó, los blogs murieron, y los videos más antiguos de YouTube suelen estar en canales abandonados). No digo que en Guinea Ecuatorial no hubiera alguien subiendo creepypastas, pero localizarlas hoy es una tarea más complicada que enderezar un puente con dos palillos. Así que, como en el caso anglosajón, este ensayo va de patrones generales.
Ahora, al grano: ¿cómo se vivió el terror adolescente en la esfera hispana y qué pinta el ateísmo militante en todo esto? Para entenderlo, hay que hablar del elefante en la habitación: el catolicismo. A diferencia del protestantismo anglosajón, que deja más espacio al individuo y sus dudas, el catolicismo hispano está tejido en la médula de la cultura, desde México hasta Argentina. Las leyendas populares (piensa en La Llorona o el Cucuy) suelen enfrentar a los humanos con demonios o espíritus que, en el mejor de los casos, se vencen con fe: un rosario, una oración, agua bendita. Ese A D N folclórico se coló en las creepypastas, pero con un giro. Aunque no todas terminan con el héroe rezando y ganando (de hecho, el monstruo suele llevarse la victoria), la idea de buscar refugio en Dios está ahí desde el arranque. Un ejemplo clásico es Tails Doll, una creepypasta de origen estadounidense que en su versión hispana más popular (narrada con loquendo, cómo no) cuenta cómo un demonio es sellado con agua bendita, solo para encerrar su alma en un videojuego (Sonic R) y causar epilepsia a los niños que juegan. Dios no aparece en persona, pero su poder está implícito en el agua bendita, aunque no basta para detener al demonio. Este detalle marca una diferencia clave: en el mundo hispano, Dios no es el villano ni un ausente total; es un aliado simbólico, incluso cuando las cosas terminan mal.
Entonces, ¿por qué el ateísmo militante, que pegó tan fuerte en el internet anglosajón, apenas dejó huella en las creepypastas hispanas? La respuesta está en la cultura. Aunque el ateísmo online también llegó a países como España o México (con blogs y foros criticando a la Iglesia), no tuvo el mismo eco subversivo que en Estados Unidos. El catolicismo hispano no solo es religión; es tradición, familia, fiestas patronales. Cuestionarlo en una creepypasta no era tan atractivo porque el público no sentía la misma urgencia de rebelarse contra un Dios tirano. En lugar de un "Dios malo", las historias hispanas preferían demonios vencibles o tragedias personales, como en La chica de la curva, una creepypasta basada en leyendas urbanas que ya existían, pero estas eran historias donde la fe no es el enemigo, pero tampoco frena al espíritu malvado. Incluso cuando el ateísmo asomaba, se diluía en un contexto donde el crucifijo seguía colgado en la pared de casa. Así, mientras los anglosajones pintaban a Dios como un monstruo cósmico, los hispanos seguían enfrentando a sus demonios con una oración en la mano, aunque no siempre sirviera.
1.2.1 El ateísmo militante en la esfera hispanohablante (2004-2014).
Hablar de ateísmo militante en la esfera hispanohablante entre 2004 y 2014 es como intentar ordenar un cuarto lleno de trastos: hay algo, pero es un caos. No me malinterpreten: existían blogs y foros en español con argumentos serios sobre ateísmo, piensa en Ateos.org o HispanoAteos, pero, seamos honestos, no eran el imán de la juventud. El verdadero ruido estaba en plataformas como Taringa, Cuánto Cabrón o las páginas de memes en Facebook, que eran muchas cosas (un circo de humor, confesiones y trolleo), pero no foros para debates profundos. Y aquí va una joya: por cada post ateo que encontrabas en Facebook, tipo "la Iglesia es un negocio", te topabas con ochenta publicaciones de una Virgen con brillitos pidiendo un "amén" para que tu tía sanara. La balanza no estaba muy equilibrada, digamos.
Si nos metemos al terreno de los memes, el panorama no cambia mucho. Páginas como Cuánto Cabrón (el orgullo español del humor absurdo) o "Desmotivaciones punto es" tenían su dosis de contenido ateo, pero no era el pan de cada día. Podías ver una imagen con una frase como: "Discutir con un cristiano es como jugar ajedrez con una paloma: tira las piezas y camina por el tablero con el pecho inflado como si hubiera ganado". O un chiste tipo: "Le pedí a Dios una bici, pero como la religión no funciona así, la robé y pedí perdón". Pero estos memes eran la minoría. A los jóvenes hispanos les pegaban más duro los clásicos: el "forever alone" llorando en un rincón, el alumno trolleando al profe o el dinosaurio que se preguntaba de qué color es un espejo. ¿Por qué? Porque esas eran experiencias cercanas, cosas que sentías en el colegio o en tu cuarto a las tres de la mañana. Burlarse de la religión pasaba a veces, pero no era la prioridad; el ateísmo no conectaba tan fuerte como en Reddit.
Ahora, el elefante en la habitación: la falta de referentes ateos con peso. En el mundo anglosajón, tenías a Richard Dawkins y Christopher Hitchens dando charlas que se volvían virales. ¿Y en la esfera hispana? Bueno, tenías a Dross narrando creepypastas con un tono que hacía dudar de todo lo sagrado, a Dalas Review soltando videos como "10 razones por las que Dios no existe" (que siempre han sido malos argumentos, pero el público (adolescentes de entre 12 y 17), parecía no darse cuenta), y al mítico Anticristo2007, que tenía insultos con loquendo y mucho tiempo libre, al parecer. Los jóvenes no citaban a filósofos como Enrique Dussel o José Ortega y Gasset, que, aunque influyentes, no eran ateos militantes ni figuras pop del ateísmo. De hecho, los videos de "críticas a la religión con loquendo" eran puro corazón: adolescentes gritando "Dios es un invento de la Iglesia" sin un solo libro de historia que los respaldara. Comparado con los foros anglosajones, donde al menos alguien soltaba un PDF de Dawkins, el ateísmo hispano era más visceral que cerebral.
Con esto en mente, podemos entender por qué el ateísmo militante no caló en las creepypastas hispanas. No era solo que faltaran plataformas organizadas o referentes carismáticos; el problema de fondo era cultural. El catolicismo, con sus vírgenes, santos y procesiones, no era solo religión: era la abuela rezando el rosario, la fiesta del pueblo, el bautizo del primo. Desafiarlo en un meme estaba bien, pero llevarlo a una creepypasta como un "Dios malo" no tenía el mismo gancho que en EE.UU. Incluso cuando el ateísmo asomaba hasta en canciones como "Fiesta pagana" de Mägo de Oz (2000) o "Cristo te odia" de El Cuarteto de Nos (2006), no se tradujo en historias de terror. Los escritores hispanos preferían el folclore de siempre: demonios en los montes, fantasmas en las curvas, secuestradores en la noche. Esas eran las pesadillas que resonaban, no un dios tirano que había que derribar.
1.2.2 La literatura de terror hispana y los jóvenes.
Vale, ya quedó claro: la esfera hispanohablante no tuvo grandes divulgadores ateos, sus plataformas eran un desorden y sus argumentos ateos no eran precisamente de premio Nobel. Pero, ¿y los escritores de terror? ¿Acaso ellos sembraron la semilla del "Dios malo" en las creepypastas hispanas? Si miramos a los siete autores más representativos del terror y lo fantástico en español del siglo XX y XXI (Gabriel García Márquez, Emilia Pardo Bazán, Horacio Quiroga, Isabel Allende, Mariana Enríquez, Bernardo Esquinca y Santiago Roncagliolo), nos topamos con una sorpresa: no hay un solo ateo declarado. Más aún, tres de ellos (García Márquez, Pardo Bazán e Allende) tienen raíces creyentes, marcadas por el catolicismo cultural o una espiritualidad personal. Del resto, no hay datos claros para afirmar o negar nada, pero ya de entrada tenemos más autores con algún tipo de fe que en la lista estadounidense.
La diferencia de fondo, sin embargo, no está solo en las creencias personales, sino en cómo estos autores construyen el terror. Mientras el horror anglosajón, con tipos como Lovecraft, se regodea en la soledad y en criaturas inenarrables que desafían toda moral, el terror hispano respira otro aire. Aquí, el miedo no suele venir de un cosmos indiferente, sino de la vida misma: el pueblo, la familia, la historia. El realismo mágico, que impregna a autores como García Márquez o Allende, no te lanza a un abismo cósmico, sino que te sienta en la mesa de la cocina con un fantasma que podría ser tu abuela. Incluso en el terror más crudo, como el de Enríquez o Quiroga, el susto está anclado en lo cotidiano: una dictadura, una selva que te traga, un barrio donde pasan cosas raras. A diferencia de Lovecraft, que creó todo un género (el horror cósmico) y dejó un legado de pilares que se inspiran entre sí, los escritores hispanos no forman una escuela unificada. Cada uno surge de su propio contexto (Colombia, Uruguay, México, etc) y plasma sus demonios locales, no un sistema universal de miedo.
No quiero desviarme demasiado, porque este ensayo va de "Dios malo" en las creepypastas, no de la fe de los escritores en general. Pero para entender por qué ese tropo no cuajó en las creepypastas hispanas, vale la pena un ejemplo rápido que ilustre la brecha. Comparemos Los Pazos de Ulloa (1886) de Emilia Pardo Bazán con En las montañas de la locura (1936) de H.P. Lovecraft:
- Similitudes: En ambas, un forastero llega a un lugar con fama de maldito, enfrentándose a lo desconocido.
- Diferencias: En Los Pazos de Ulloa, el protagonista es un sacerdote joven que descubre la decadencia moral y sobrenatural de una mansión gallega, con ecos de fantasmas y pecados familiares; el terror es íntimo, casi doméstico, y está teñido de un catolicismo que pone a prueba su fe. En las montañas de la locura, un explorador científico se adentra en la Antártida y encuentra ruinas de criaturas alienígenas que desafían toda lógica humana, dejándolo al borde de la locura; aquí, lo sobrenatural es vasto, inhumano y no hay rastro de Dios. La clave está en el escenario: un pueblo gallego cargado de tradición frente a un desierto helado donde la humanidad es insignificante.
En resumen, el terror hispano no necesitaba un "dios malo" porque sus historias ya estaban llenas de miedos más cercanos: el vecino, las leyendas urbanas, el diablo que conoces. Los jóvenes que escribían creepypastas en YouTube o Taringa no heredaron un panteón de deidades cósmicas, sino un folclore donde Dios sigue siendo un refugio cultural. Mientras los anglosajones miraban al cielo con desconfianza, los hispanos contaban historias de fantasmas en la curva, y ese contraste explica por qué el tropo del "Dios malo" tardó en aparecer, si es que alguna vez lo hizo con fuerza.
1.3 ¿Cuándo y cómo llega el concepto de Dios malvado a las creepypastas hispanas?
Vamos a poner las cosas en claro: no podemos jurar que el concepto de un "Dios cristiano malo" nunca existió en las creepypastas hispanas antes de 2017, pero si estuvo por ahí, era tan discreto que no dejó huella. El primer registro sólido que tenemos es Guerrero de Dios (parece ser de 2016, pero se hizo más popular en 2017, sacada de Creepypastas.com), una historia donde un ángel llamado Dartalian cuenta que Dios permite figuras como Hitler o Stalin para "mantener el balance" en la Tierra. Aquí, Dios no es un villano de capa y espada que se ríe del sufrimiento humano, sino una figura de moral gris que sabe del dolor y solo interviene si es excesivamente horrible. Es un paso hacia el tropo del "Dios malo", pero aún está lejos de las creepypastas anglosajonas donde Dios es el monstruo principal.
Ahora, una aclaración importante: que las creepypastas hispanas originales no jugaran con un Dios malvado no significa que el concepto fuera desconocido. Las traducciones de historias anglosajonas llegaron temprano, trayendo el tropo a cuentagotas. Por ejemplo, el poema de Zalgo (2010) ya rondaba en YouTube con loquendo desde 2012, si no antes, con su caos primigenio donde Dios brilla por su ausencia. No tengo pruebas, pero estoy seguro de que también podías encontrar versiones de "Un espantapájaros para Dios" si sabías donde buscar, porque siempre había alguien traduciendo algo. Y ni hablemos de creepypastas de videojuegos como Sonic.exe (2011-2016), que en sus versiones hispanas alguien narraba el Gameplay con loquendo cómo si lo estuviera jugando de verdad y se asustaba cuando salía un "666", aunque el "malo" era un demonio digital, no Dios, la ambigüedad de la frase final de Sonic hacia dudar a la gente.
Un hecho es que las creepypastas hispanas preferían otros enfoques cuando tocaban lo sobrenatural. Tomemos Ángeles (2012), una historia viral en YouTube: aquí, los ángeles son seres casi omnipresentes que vigilan a la humanidad, pero no porque sean buenos, sino porque disfrutan del sufrimiento. ¿Y Dios? Ni aparece; los malos son los ángeles. Otro caso es Heraldo de Dios (2013, por Diego Sánchez en YouTube), donde una entidad llamada "el Heraldo" promete llevar almas al "paraíso", pero resulta que ese paraíso es el infierno, el malo te dice que Dios no existe, solo hay criaturas malévolas fingiendo ser divinas. Una vez más, el villano es el mensajero, no Dios. Esta tendencia no es casual: en el mundo hispano, culpar a Dios directamente era un salto que pocos daban, ya fuera por respeto, tradición o simplemente porque no era el miedo que más conectaba.
¿Quieren reírse? Si buscas en YouTube "creepypastas Dios before:2014", te van a salir más historias de dioses malvados en Pokémon (tipo Geratina o a veces el mismo Arceus), que relatos sobre el Dios cristiano como antagónico. Así que si, los jóvenes hispanos estaban más metidos en creepypastas de videojuegos malditos o fanfics de Pokémon con giros oscuros que en cuestionar la religión. Una prueba clarísima de esto es Satanael, el ángel que Dios creó (2012, por Mono Hombre en YouTube). La historia pinta a Dios como una figura justa y perfecta que expulsa a Adán y Eva del paraíso por su pecado, mientras Satanás, el verdadero villano, corrompe a la humanidad desde la Tierra. Todo lo más bíblico posible, con algunas ironías y libertades creativas. Pero lo mejor está en los comentarios: el primero, de un tal Garlan Luna, dice: "Yo que tú no me metería en temas bíblicos porque puedes herir sensibilidades religiosas (no es mi caso, en fin, es un creepy), pero ten cuidado". En pleno 2012, incluso una creepypasta que respetaba casi toda la narrativa cristiana era vista como un terreno pantanoso. Eso lo dice todo.
En conclusión, mientras en la esfera anglosajona el "Dios malo" creció con raíces en la literatura, la sociedad y los foros ateos de internet, en la comunidad hispana este tropo solo asomó a través de traducciones de historias anglosajonas. De resto, los hispanos preferían mantener la fe y las creepypastas en mundos separados. Y cuando los mezclaban, el malo nunca era Dios, sino sus secuaces: un ángel rebelde, un demonio suelto o un falso heraldo. La religión seguía siendo un refugio cultural, no un blanco para el terror.
2. El uso del tropo en las creepypastas.
Ya tenemos el panorama claro: sabemos de dónde salió el tropo de "Dios malo", cómo se esparció en el mundo anglosajón y el hispano, en qué años pegó fuerte (2012 en inglés, 2017 en español) y por qué tardó en cruzar el charco. Pero hablar del "Dios malo" como un solo bloque es como decir que toda la fantasía es igual porque tiene dragones. No todos los dioses malvados son cortados por la misma tijera: algunos son crueles, otros indiferentes, y otros ni siquiera son dioses de verdad. Aquí voy a desglosar los patrones principales que he identificado en estas historias, con ejemplos para que se entienda. Una aclaración antes de arrancar: estas categorías son rasgos generales, como etiquetas para clasificar personajes, pero no son cajas cerradas. Un villano puede encajar en más de una a la vez, y no todas las creepypastas siguen las reglas al pie de la letra. Vamos a verlas.
2.1 El dios autoproclamado.
En esta categoría caen los personajes que no son el Dios omnipotente de la Biblia, pero se autoproclaman como tal para alardear de su poder o maldad. Es un truco viejo en la literatura: pensemos en Tamburlaine el Grande (1587) de Christopher Marlowe, donde el protagonista, en la segunda parte, suelta un "Yo soy Dios" que es puro desafío blasfemo, marcándolo como un villano sin redención. El concepto no se quedó en el teatro isabelino. En Nacidos de la Bruma: El imperio final (2006) de Brandon Sanderson, el Lord Legislador, el tirano que domina el mundo, sentencia: "Yo soy Dios. No se puede matar a Dios. No se puede derrocar a Dios". Y no es solo cosa de Occidente: en el manga Shuumatsu no Valkyrie (2017), Poseidón se jacta diciendo "Dios es perfecto", refiriéndose a sí mismo con una arrogancia que te hace querer abofetearlo. En las creepypastas, este tropo toma formas más crudas, pero igual de efectivas. Aquí van tres ejemplos:
- El Inexpresivo (2010): Una de las creepypastas más antiguas con este giro. Una mujer llega ensangrentada a un hospital, parece al borde de la muerte, pero cuando un médico la atiende, lo mata de un mordisco y se larga diciendo "Yo soy Dios". Es un final brutal que te deja con la boca abierta, aunque, curiosamente, en muchas traducciones al español, sobretodo en imágenes creadas para ser compartidas en cadenas con supuestas maldiciones, esa frase final se omite, quizás para suavizar el golpe en un público más sensible al tema religioso.
- Sonic.exe (2011): Un clásico de los videojuegos malditos. El cuerpo de Sonic, poseído por una entidad demoníaca, transforma su mundo en un infierno digital, con sangre, pentagramas y el número 666 por todos lados. Tras masacrar a Tails, Knuckles y Eggman, mira directo a la pantalla y un texto rojo proclama: "I am God". No es Dios cristiano, claro, sino un bicho maligno que usa el título para aterrorizar.
- El experimento del sueño de Arkansas (2017): Un grupo de jóvenes es encerrado en una sala octogonal para un supuesto experimento con ultrasonidos que los "acercará a Dios". Spoiler: no hay Dios bondadoso esperándolos. En cambio, aparecen entidades de sombra de otra dimensión que los torturan con visiones de sus peores miedos, dejando solo al protagonista vivo para contar el horror. Las sombras no dicen "somos Dios", pero el experimento se vende como un encuentro divino, jugando con la expectativa de lo sagrado para meterte en una trampa infernal.
Estas historias no atacan al cristianismo de frente, pero lo rozan con guiños oscuros: demonios, símbolos satánicos, el 666. Los villanos no son Dios; solo se apropian del título para inflar su ego o sembrar pánico. Es una forma de maldad que no necesita ser omnipotente, solo lo suficientemente arrogante para creérselo.
2.2 Dios cruel.
Aquí entramos en el terreno del tropo más descarnado: Dios existe, pero lejos de amarte, te odia o, peor aún, se deleita con tu sufrimiento. Este "dios sádico" (en minúscula, porque no siempre es Dios cristiano, sino algo que juega a serlo) pega duro porque convierte la esperanza en veneno. Buscar un precedente literario claro es complicado. Podrías pensar en el Dios vengativo del Antiguo Testamento que Friedrich Nietzsche pinta en El Anticristo (1888), con su furia de "Dios de guerra". Pero seamos realistas: la mayoría de los que citan a Nietzsche en internet no han pasado de un meme, así que es poco probable que los adolescentes de Reddit estuvieran hojeando filosofía alemana para escribir creepypastas. Lo más seguro es que este tropo naciera por puro instinto narrativo: ¿qué da más miedo que tomar la figura que te promete salvación y hacerla el monstruo? Es un golpe bajo y efectivo: "Esa luz al final del túnel no es esperanza, es un tren".
La idea de un Dios cruel no es nueva, aunque en la cultura pop tomó tiempo cuajar. Durante la Guerra Fría, por ejemplo, circulaba una historia propagandística en Occidente sobre un supuesto juicio en la URSS donde "condenaban a Dios a muerte" por los males narrados en la Biblia —un relato más político que literario, pero que muestra esa semilla de desafío. Más cerca en el tiempo, el cómic "Punk Rock Jesus" (2019) juega con un clon de Jesús rebelde enfrentado a un sistema conservador opresivo, dándole un giro punk a la crítica religiosa. En las creepypastas, este tropo se vuelve más visceral, menos filosófico, y apunta directo al corazón de la fe. Aquí van tres ejemplos que lo clavan:
- God (2013, u/Nevermore357): Ya la mencionamos, pero vale repetirla con más detalle. Un hombre en coma tiene un encuentro cara a cara con Dios durante diez minutos y descubre que no es amoroso, sino un sádico que disfruta del caos humano. La historia no se anda con rodeos; cita al narrador: "Si me preguntas por qué no voy a la iglesia, por qué no rezo, o por qué sigo tomando pastillas para el corazón cuando sé que encontraré a Dios al morir, te respondo: si hubieras visto al Dios que yo vi, harías cualquier cosa para no volver a verlo". Es un puñetazo directo a la idea de un Dios benevolente, con una crítica abierta no solo a Él, sino a la Iglesia que lo adora.
- La máquina (2019): Un joven inventa una máquina que altera la realidad, pero la usa para drogarse y muere de sobredosis. Su amigo, más idealista, hereda el cacharro y decide crear un mundo perfecto: una Tierra nueva, sin guerras ni contaminación. Justo cuando está a punto de lograrlo, Dios aparece, le arrebata la máquina y suelta que no quiere utopías. Ama las guerras, el sufrimiento, incluso las peleas en su nombre. La historia termina con el protagonista esperando un apocalipsis inevitable, sabiendo que Dios destruirá todo el universo observable. No hay una crítica explícita al cristianismo, pero cuando dice que Dios disfruta de las guerras "en su nombre", está claro que no habla de Amon-Ra o Quetzalcóatl.
- El rostro de Dios (2017): Un cura astronauta huye de una Tierra invadida por criaturas subterráneas que masacran a la humanidad. Llega a Plutón, donde encuentra a Dios rodeado de ángeles, y lo que ve no es consuelo: Dios está sonriendo, como si el desastre fuera su plan. La imagen es escalofriante porque no explica nada; solo te deja con esa sonrisa que grita indiferencia o placer ante el caos. Es el tropo en su forma más pura: Dios no solo permite el horror, sino que lo celebra.
Estas historias comparten un cinismo que resuena con ese mantra ateo de internet: "Si Cristo existiera, odiaría a los cristianos". No es solo cuestionar la fe; es darle la vuelta y hacer que la figura más sagrada sea el origen del terror.
2.3 Dios superado en poder.
¿Sabes que es más blasfemo que decir que Dios es malo? Decir que Dios es débil. ¿Y como demuestras que un ser universal y omnipotente es débil? Pues haces que no sea ni universal ni omnipotente.
Buscar precedentes históricos para esto es como cazar fantasmas. En la mayoría de las tradiciones religiosas, Dios es el tope de la cadena alimenticia cósmica, así que ejemplos de entidades más fuertes son casi inexistentes. Podríamos estirar la cuerda y mencionar el mito de Il Separatio, una supuesta divinidad medieval que representa la neutralidad absoluta —ni buena como Dios, ni mala como Satanás, sino el punto medio. Algunas versiones en internet aseguran que su poder "absoluto" podría rivalizar con el de Dios, pero, ojo, no hay fuentes históricas confiables que respalden esto. Todo apunta a que Il Separatio es más bien un invento moderno, una especie de creepypasta académica creada en foros y páginas como Ancient Origins (2015), sin registros medievales auténticos. Otro ejemplo remoto sería el gnosticismo, donde el Dios del Antiguo Testamento a veces se pinta como un demiurgo falso, un creador imperfecto bajo un "dios verdadero" superior. Pero seamos sinceros: la probabilidad de que los jóvenes de Reddit o YouTube hispano, armados con sus teclados y loquendo, conocieran estos conceptos oscuros es más baja que encontrar un unicornio. Lo más seguro es que este tropo beba directo del horror cósmico de H.P. Lovecraft, con sus entidades primigenias. Vamos con tres creepypastas que lo ilustran:
- Los cuernos ancianos (2019): Ya hablamos de esta, pero ahora la desmenuzamos. Un cura en crisis de fe se encuentra con Dios, quien le suelta una bomba: Cristo, Satanás y toda la religión bíblica son pura ficción. Dios creó a la humanidad por puro aburrimiento, como quien juega a los Sims, y le importa un comino lo que les pase, pero ahora sí le importa porque algo va tras él. El cura, en un giro irónico, termina "perdonándolo" en nombre de la humanidad. Pero la cosa se pone más loca: Dios enfrenta a unas entidades llamadas los "Cuernos Ancianos", unas criaturas lovecraftianas tan vastas que lo superan. La historia insinúa que Dios muere o es derrotado, dejando al cura con una mezcla de lástima y terror. Es el horror cósmico en su máxima expresión: Dios no solo es indiferente, sino que ni siquiera es el jefe final.
- La despedida de Dios (2021, por SrJoel336): Una creepypasta corta pero directa. Dios baja a la Tierra, no para salvar a nadie, sino para decir adiós. ¿La razón? Una criatura más poderosa que él viene en camino para borrarlo del mapa. La humanidad se queda en shock, y el protagonista, incapaz de procesarlo, cierra los ojos para no ver a ese ser.
- La caída del reino de Dios (2022): Popularizada en TikTok, YouTube y Facebook, esta historia no tiene autor claro, lo que la hace aún más mítica en las redes. Es un festival de horror cósmico: criaturas incomprensibles, más allá de lo bueno y lo malo, irrumpen en el cielo y destrozan el reino de Dios. Los ángeles caen como moscas, y Lucifer, en un giro trágico, es el último en pie, luchando inútilmente para salvar a Dios. La imagen de un cielo en ruinas y un dios impotente es puro Lovecraft, pero con un toque de drama épico que engancha en videos de 15 segundos.
No voy a mentir: este tropo me saca de quicio, y pienso dedicarle un apartado entero más adelante para explicar por qué lo detesto con toda mi alma. Por ahora, dejémoslo en un punto y coma, que ya volveré a despotricar después.
2.4 Dios indiferente.
Si los tropos anteriores eran un puñetazo en la cara, el "Dios indiferente" es más como un encogerse de hombros cósmico. Aquí, Dios puede existir o no, pero, francamente, le da igual lo que hagas. No te odia, no te ama, no planea destruirte ni salvarte; simplemente está ahí, como un vecino que nunca saluda. Es el tropo menos polémico porque no ataca la fe ni la defiende: solo te deja con una sensación de vacío. Vamos con dos ejemplos que pintan bien esta idea:
- Un espantapájaros para Dios (2014): Ya la mencionamos, pero vale la pena repetirla. Un par de científicos descubre que "Dios" es un extraterrestre avanzado que observa la Tierra desde lejos, como quien mira un hormiguero sin tocarlo. No interviene, no juzga, solo está. El terror debería venir de sentirte insignificante frente a esa indiferencia, pero ve tu a decirle a un hombre que trabaja 8 horas en la obra que opina de que el universo lo mire, a ver qué te responde. Se supone que es más existencial que terrorífico, pero la historia prácticamente termina igual que empieza y es demasiado corta como para que me importe cualquiera de los protagonistas.
- El Dios Muerto (2015): Una creepypasta original en español, encontrada en Wattpad, que se sale un poco del molde. Ambientada en el siglo XXIV, la humanidad está dividida entre científicos obsesionados con encontrar rastros de Dios y la Iglesia Necrótica, un culto que venera a un "Dios que ha muerto". Aquí, Dios no es un villano ni un héroe; es una ausencia, una deidad que, si alguna vez existió, ya no está. El culto cree que nunca estuvo viva, y los científicos buscan su "huella" como quien persigue un eco. La historia termina en un callejón sin salida, con un aire fatalista que no resuelve nada. No es la creepypasta más aterradora, pero su vibra de "todo da igual" captura perfectamente la indiferencia divina.
Los precedentes históricos para este tropo no son un rompecabezas complicado. Puedes rastrearlo hasta corrientes agnósticas que dicen "quizás Dios existe, quizás no, pero no hay forma de saberlo", o al cientificismo del siglo XX, que cambió la fe por telescopios y probetas. Piensa en el existencialismo de Sartre o Camus, con su idea de un universo sin propósito. Pero, siendo honestos, los chavales escribiendo creepypastas en 2015 no estaban citando El extranjero en sus foros. Lo más probable es que esta vibra venga de nuevo del horror cósmico de Lovecraft (ese Azathoth que no sabe ni que existimos) filtrado por la apatía de internet, donde un meme de "nothing matters" pega más que un tratado filosófico. No hay mucho más de dónde rascar: este tropo es simple, directo y, por eso, un poco soso comparado con los otros.
2.5 Criaturas extradimensionales que te hacen rezar.
Este punto es un poco tramposo, lo admito, porque no encaja del todo en el tropo de "Dios malvado". Aquí no hay un Dios como tal, sino horrores sobrenaturales tan abrumadores que te empujan a rezar, aunque sabes que no va a servir de nada. Son entidades que no pretenden ser divinas, pero su poder te hace desear que alguien, quien sea, venga a salvarte. El miedo no está en un Dios cruel, sino en un universo donde no hay nadie al volante. Veamos tres ejemplos que lo explican mejor:
- Zalgo (poema, 2010-2012): no confundir con los cómics originales de Zalgo (2004) que eran puro caos visual, con personajes como Garfield deformados por glitches. El poema, que explotó en foros y loquendo entre 2010 y 2012, le dio una forma más concreta: Zalgo es un demonio de siete bocas, acechando tras "la pared" para cantar una canción que desatará el apocalipsis y sumirá al universo en el caos. No es Dios, no dice serlo, ni siquiera le interesa la humanidad; es el fin de todo, punto. Rezarle a alguien frente a Zalgo es como gritarle a un huracán.
- Till (Proyecto Cabra, 2012-2015): Till no protagoniza una sola creepypasta, sino que aparece como un invitado recurrente en las historias de Proyecto Cabra, una serie de relatos en español sobre experimentos macabros y demonios. Es un ente que toma la forma de un conejo, un guiño irónico, ya que el conejo simbolizaba a Cristo en el arte medieval. Till se burla de sus víctimas y juega con sus miedos, eso es lo principal.
- The Holder (2005-2007): Esta es una saga de creepypastas en inglés, traducida al español desde 2007, que gira en torno a objetos malditos. Si lográs reunirlos todos (cosa casi imposible), obtendrás un poder infinito... y destruirás el universo en el proceso. Los "Holders" no son personajes, sino entidades o pruebas que custodian cada objeto, como el Holder de la Vida, una figura que evoca a la Muerte con guadaña, pero sin la vibra poética. Algunos relatos sugieren la existencia de deidades mayores, pero nunca las nombran como Dios. El terror viene de lo absurdo de la tarea: estás solo, enfrentando horrores que no entienden de fe ni salvación.
Estas historias no tienen un Dios y su inspiración parece venir del horror cósmico, Lovecraft otra vez, mezclado con la desesperación de un mundo donde lo sobrenatural no negocia. No hay precedentes religiosos claros; son más bien ecos de pesadillas modernas donde la oración es un reflejo.
2.6 Dios con moral dudosa.
Aquí meto a los personajes que no encajan en ninguna otra categoría. Son seres que se supone que son Dios, o al menos tienen ángeles y un aire bíblico, pero a veces se parecen al Dios de la Biblia lo que una pera a una castaña. No son crueles ni débiles; simplemente actúan de formas que te hacen fruncir el ceño y preguntarte: "¿Esto es lo divino?". Dos ejemplos para aclararlo:
- Guerrero de Dios (2017): Ya la mencionamos en 1.3, pero vale repetirla. Un ángel habla de la existencia de Dartalian, otro ángel, también revela que Dios permite la existencia de monstruos históricos como Hitler o Stalin para "mantener el balance" en la Tierra, en cambio, a los monstruos de verdad, Dartalian, bueno, te cito el final de la historia; "Dartalian, estoy seguro de que has oído hablar de él, en Hispanoamérica, por ejemplo, tienen su propio nombre para identificarlo, le llaman "síndrome de muerte súbita infantil". Como vemos, Dios no crea a los malos, no los ordena, pero tampoco los detiene. ¿Es una crítica al cristianismo? ¿Un alegato por el libre albedrío? Ni idea. La historia no se moja: Dios queda en una zona gris, ni héroe ni villano, como un árbitro que deja que el partido se desmadre si lo ve necesario. Es tan ambigua que podría leerse como teología o como burla, dependiendo de quién la mire.
- Vi morir a Dios (2023): Una creepypasta reciente que juega con ideas locas. Dios existe, pero se suicidó para liberar su poder, creando la Tierra, el cielo y el infierno con su cadáver. El protagonista es atacado por un ángel desquiciado, y unos desconocidos lo salvan para contarle la verdad: los ángeles están enloqueciendo porque la energía del cuerpo de Dios que sostiene el universo se está agotando, y cuando se acabe, todo desaparecerá. Dios parece bueno por su sacrificio, pero también es un ente inerte, una batería cósmica que no interactúa.
Para estos no hay precedentes literarios obvios; parecen más bien experimentos narrativos, como si alguien quisiera escribir teología fanfic sin comprometerse.
2.7 Dios bueno.
¡Pum, golpe en la mesa! Sí, aunque parezca mentira después de tanto caos, hay creepypastas donde Dios es cristiano, omnipotente y, en general, bueno. Estas historias probablemente las escribieron cristianos o, como mínimo, gente que no salió de la iglesia con rencor contra el cura. Aquí, Dios es una fuerza justa, a veces con matices, pero siempre del lado del bien. Dos ejemplos para probarlo:
- Alimenta al cerdo: Una creepypasta que circula desde 2017, aunque la versión original en inglés parece perdida (puede ser más antigua). El protagonista termina en un lugar llamado "La Granja", un limbo de tortura donde van los suicidas. En este universo, Dios es el juez supremo: si fuiste bueno, vas al cielo; si fuiste malo, al infierno; pero si te quitaste la vida, te toca este lugar horrible. La presencia de Dios cristiano es clarísima —cielo, infierno, arrepentimiento—, pero hay un detalle que chirría: ¿por qué Dios permite un limbo tan cruel para gente que no lo merece? Es como si la historia quisiera ser fiel a la teología cristiana pero con matices que harían a más de un cristiano levantar la ceja.
- El fin del mundo (2015): un hombre ateo tiene que lidiar con el apocalipsis en la Tierra por no haber aceptado a Cristo en su corazón. Esta historia es solo como el autor interpreta el fin del mundo que se narra en la Biblia desde una perspectiva más actual con ciertas libertades creativas. Dios se presenta como figura de justicia suprema y su llegada marca el fin de los tiempos para los pecadores en la Tierra.
- Batalla contra el Diablo (2013): Autor desconocido, pero esta creepypasta se volvió viral en videos loquendo de 2013, copiada y pegada hasta el cansancio. Un chaval de 14 o 15 años consigue un juego de Pokémon maldito y se enfrenta a Satanás en un combate épico. Cuando está a punto de perder, Dios interviene, cura a sus Pokémon y le regala un Arceus nivel infinito para aplastar al Diablo. Es una fantasía adolescente pura: fe, poder y victoria. Dios actúa como el héroe detrás de escena, dejando claro que está del lado del bien.
Estas historias beben de fuentes religiosas obvias. Alimenta al cerdo huele a conceptos como el Purgatorio o las parábolas cristianas sobre el juicio final. Batalla contra el Diablo recuerda leyendas populares donde la fe derrota al mal, como la venezolana Florentino y el Diablo, donde un hombre vence a Satanás con ingenio y devoción. Son creepypastas que no buscan innovar, sino reforzar una visión tradicional donde Dios es el faro, aunque a veces con sombras inesperadas.
Conclusión para este punto.
El tropo del "dios malvado" —o sus muchas variantes— en las creepypastas no es una idea tallada en piedra, sino un lienzo donde cada autor pinta desde su propia cosmovisión. Ya sea como un tirano, un débil superado por horrores cósmicos, un indiferente que pasa de todo, o incluso un héroe, la figura de Dios en estas historias refleja las inquietudes, miedos y creencias (o la falta de ellas) de quienes las escriben. Desde los foros anglosajones de Reddit hasta los videos loquendo en YouTube hispano, hemos visto cómo este tropo muta: a veces es una crítica atea descarada, otras un experimento narrativo que no sabes si tomar en serio, y en ocasiones una defensa velada de la fe. Lo que está claro es que no hay un solo "Dios" en las creepypastas; hay tantos como autores dispuestos a jugar con la idea de lo divino.
Este juego no se quedó atrapado en los foros de creepypastas de los 2010. El terror en internet ha evolucionado, y con él, las formas de retratar lo sagrado y lo profano. Un ejemplo reciente es "Jesús en Vietnam", parte del universo de terror analógico The Nixonverse, donde la figura de Cristo se reimagina en un contexto bélico y distópico, mezclado con conspiraciones y simbolismo que te deja más preguntas que respuestas. Igual de extraño es El mesías mecánico, otra pieza de horror analógico, que toma la idea de un salvador y la retuerce hasta convertirla en una máquina inhumana que desafía cualquier noción tradicional de divinidad. Estas obras muestran cómo el tropo del "Dios malvado" —o al menos cuestionable— se ha colado en formatos más complejos, como series web y narrativas transmedia, llevando la blasfemia digital a nuevos niveles.
También se me quedaron en el tintero historias que, aunque no encajan perfectamente en nuestras categorías, merecen una mención. Está El huevo (2009) de Andy Weir, que no nació como creepypasta, sino como un cuento filosófico publicado en su blog personal. Sin embargo, internet lo adoptó como creepypasta, quizás por su premisa inquietante: tras morir, un hombre descubre que es parte de un ciclo donde todos los humanos son la misma alma, y Dios es más un guía que un juez. Luego tienes cosas como Un ateo va al cielo (2018), una creepypasta que va de crítica religiosa con la sutileza de un martillo: un ateo muere y descubre que el infierno es un club tope guay donde Giordano Bruno y Nietzsche juegan cartas y se ríen, mientras los católicos arden por tontos. Es tan caricaturesca que casi da risa, pero refleja esa vena cínica de internet que ama poner a los "listos" (ese listo entre comillas, por supuesto) por encima de los creyentes.
En resumen, el tropo del "Dios malvado" y sus derivados son un espejo de cómo internet mezcla fe, miedo y ficción. Desde las creepypastas clásicas hasta experimentos modernos como The Nixonverse, estas historias no solo asustan, sino que provocan: te hacen dudar, reír o hasta enojarte, dependiendo de dónde estés parado. Y aunque algunas sean más profundas que otras, todas comparten una cosa: toman la idea más sagrada de la cultura y la retuercen para ver hasta dónde aguanta. Con este mapa completo, toca preguntarnos: ¿por qué ahora se juega tanto con lo divino? Pero eso, como mi odio visceral al tropo, lo dejo para el punto 3.
3. Mi opinión más sincera sobre el tropo de "Dios malvado" y porque creo que está matando las creepypastas.
Voy a poner las cartas sobre la mesa: este apartado es mi opinión pura y dura como escritor, español y católico. No pretendo ser un faro de objetividad, y si crees que mi perspectiva —por cualquiera de esos tres filtros— invalida lo que voy a decir, aquí es donde bajas del tren. Intentaré ser justo, medir mis palabras y no dejar que mis sesgos me cieguen del todo, pero no prometo na'. Lo que viene es un grito desde el corazón sobre un tropo que, para mí, está exprimiendo hasta la última gota de originalidad de las creepypastas.
En los últimos cinco años, el concepto del "Dios malvado" ha explotado en la esfera hispana como nunca antes. Mientras en el mundo anglosajón el tropo sigue su ritmo habitual —ni crece ni se apaga, solo está ahí—, en YouTube y TikTok hispanos parece que no pasa un mes sin una nueva creepypasta donde Dios es el villano, un débil o un meme. En este apartado, voy a desglosar por qué está pasando esto y qué me saca de quicio como fan del terror. También tocaré por qué creo que este auge está saturando el género hasta el punto de volverlo predecible y, francamente, aburrido. Agárrense, que vamos cuesta abajo y sin frenos.
3.1 ¿Cuándo empezó el auge en la comunidad hispana?
¿No les parece raro que, hasta 2017, apenas hubiera creepypastas hispanas con Dios como villano, y ahora YouTube escupe tres nuevas cada mes? No es una hipérbole. Hagan la prueba: busquen "Creepypastas Dios" en YouTube, filtren por subidas recientes y vean la avalancha. Historias como Guerrero de Dios (2017) marcaron un punto de inflexión, y desde entonces, el tropo se ha disparado. Pero, ¿por qué? ¿Cómo pasamos del respeto tímido de "mejor no toco la religión para no meterme en líos" a un desfile constante de "mira, otra creepypasta donde Dios te odia"? Yo veo tres razones claras, todas propias de esta década (2020-2025), y todas fáciles de comprobar:
1° Son historias rápidas de escribir: Crear una creepypasta sobre Dios no requiere un máster en teología. El cristianismo está por todos lados en la vida diaria, incluso para un chaval que no pisa una iglesia. Todo el mundo sabe quién es Cristo, qué son los ángeles y que representan esperanza o salvación. ¿El truco? Das un volantazo y lo subviertes: el ángel es un psicópata, Dios es un tirano, y listo. No hace falta investigar como si fuera el hinduismo, donde tendrías que googlear si Brahma y Shiva son lo mismo o si Buda es un dios. Esta facilidad lleva a errores históricos de órdago, como creepypastas que dicen que Jesús nunca existió. En serio, hoy ningún historiador respetable niega la existencia de Jesús de Nazaret como figura histórica, otra cosa es si lo ven como divino. Pero en estas historias, la documentación brilla por su ausencia, porque el punto es el susto, no la verdad.
2° Criticar el cristianismo ya no es tabú: Hubo un tiempo en que hablar mal de la religión en público era jugártela. ¿Se acuerdan de los 90, cuando cada dos por tres un predicador en la tele decía que Pokémon era satánico o que Hello Kitty significaba “hola, demonio”? Esa paranoia se acabó. Hoy, burlarte del cristianismo es tan inofensivo como criticar el café de Starbucks. Piensen en Hazbin Hotel (2019-2024): esa serie es un festival de chistes y pullas al cristianismo, con ángeles retratados como hipócritas o idiotas y demonios que, irónicamente, tienen más corazón. ¿Cuántas series hacen lo mismo con el islam o el hinduismo? Casi ninguna, porque ahí sí hay consecuencias. Sin meterme en terreno pantanoso, miren el caso de Los Simpson: los cristianos llevan décadas quejándose de que se mofan de su fe, y no pasa nada. Pero cuando un comediante hindú señaló que Apu era un estereotipo, el personaje prácticamente desapareció de la serie, reducido a cameos mudos. La conclusión es obvia: en el mundo hispano, cuestionar a Dios cristiano en una creepypasta no te cuesta nada socialmente, así que los creadores se lanzan sin miedo.
3° Producirlas en masa es pan comido: Las creepypastas siempre fueron historias cortas pensadas para dar un susto rápido, y las que giran en torno a Dios encajan como anillo al dedo en el formato viral de YouTube o TikTok. En 20 o 30 minutos, puedes contar una historia completa, meterle música creepy y soltarla al mundo. ¿No te da para escribir una original? No hay drama: agarras una creepypasta anglosajona de Reddit de hace diez años, la traduces y listo. Antes, estas historias no se traducían tanto por el respeto a la religión (como vimos en 1.3), pero ahora son un filón. Hay canales que viven de reciclar relatos oscuros de Reddit/NoSleep que nunca llegaron al español, y como el tema de Dios pega, el algoritmo las dispara. Es un ciclo perfecto: fácil de hacer, fácil de consumir y fácil de viralizar.
A lo que voy es que este tropo está sobreexplotado hasta la médula. Para que se hagan una idea, hay videos que juntan 32 creepypastas sobre Dios en cuatro horas. ¡Treinta y dos! ¿Cómo se te ocurren tantas ideas sin repetirte como un loro? Spoiler: no se puede. Cada historia sigue la misma plantilla: el protagonista se topa con algo que parece Dios, y sorpresa, o es malo, o está muerto, o algo más fuerte lo va a borrar del mapa, y el universo es un sinsentido. Cuarenta minutos por creepypasta —a veces menos— no dan para más. Entre la intro, la música de fondo y los silencios dramáticos, te quedan como 10.000 palabras para contar algo profundo, y la mayoría no lo logra. Lo siento, pero no me puedo tomar en serio un género que se ha convertido en una máquina de clichés reciclados.
3.2 La razón por la que odio este tropo.
Es fácil asumir que detesto el tropo del "Dios malvado" solo porque soy católico y cualquier crítica a Dios me hiere el alma. No voy a negar que mi fe juega un papel —no me escondo—, pero también creo en el libre albedrío que Dios nos dio. Mi problema con estas creepypastas no es solo religioso; es narrativo, creativo y, francamente, de pura fatiga. Tengo argumentos de sobra más allá de mi cruz al cuello para explicar por qué este tropo, en su estado actual, está matando la chispa del terror. Déjenme cocinar.
3.2.1 ¿Quién fue el paciente cero?
Ejem, ejem. Señor SrJoel336, por favor, suba al estrado. Y de paso, traiga al equipo de Pride | Hablemos de terror. No, en serio, no estoy aquí para linchar a nadie, pero si hablamos del boom del "Dios malvado" en la esfera hispana, estos dos canales de YouTube son nombres clave. Pride fue de los pioneros en desenterrar creepypastas anglosajonas de Reddit y traducirlas al español, trayendo historias que antes nadie tocaba por miedo a ofender. SrJoel336, por su parte, se convirtió en una máquina de narrar y recopilar creepypastas sobre Dios, metiendo varias en videos que enganchan por su formato rápido. No digo que ellos inventaran el tropo —en inglés ya existía—, pero sí lo hicieron explotar en el mundo hispano.
Ojo, no los estoy señalando como los malos de la película. Si no hubieran sido ellos, otro canal habría tomado la antorcha tarde o temprano. El terreno ya estaba listo: el tabú religioso se estaba desmoronando, y YouTube premiaba el contenido viral. Pride y SrJoel336 simplemente vieron el filón y lo aprovecharon, dándole al público lo que pedía: sustos rápidos con un toque de provocación. No es ni bueno ni malo; es un hecho.
3.2.2 ¿Por qué me molesta esta moda?
Seamos realistas: que cada mes salga una nueva creepypasta con un "Dios malvado" es una moda tan clara como cuando cada semana aparecía un asesino con cuchillo a lo Jeff the Killer (2012), un hermano perdido de Slenderman (2009) o un fanfic de SCP (ese bum que volvió a pegar en 2023 por las animaciones). El problema no es que exista; es que no se detiene. Esta moda se retroalimenta, escupiendo las mismas ideas una y otra vez: ojos en el cielo, un cadáver divino en el espacio, una criatura que borra el cristianismo de un soplido. Es agotador, y lo peor es que no parece tener fin.
¿Saben qué otro género de creepypastas se estrelló por lo mismo? Las historias .exe. En los 2010, llovían Sonic.exe, Tails.exe, Mario.exe, Zelda.exe, hasta que todas eran la misma cosa: un juego maldito, sangre pixelada, una blasfemia y un susto barato. El colmo es que todavía hay canales sacando refritos de estas, como si no hubiera pasado una década. Luego están las creepypastas de “episodios perdidos”, como el suicidio de Calamardo (2010) y derivados, donde siempre era lo mismo: un trabajador o un chaval trasnochado encuentra un capítulo raro de su caricatura favorita, el protagonista enloquece y mata a todos. Siguen saliendo, y son puro reciclaje: la misma bazofia genérica sin una pizca de alma.
Sé que puedo sonar como un católico gruñón gritando “¡fuera de mi jardín!” a niños que se divierten en la calle. Pero, con la mano en el corazón, pregunto: ¿cuántas veces más vamos a ver “ojos en el cielo y, sorpresa, es Dios queriendo castigarnos”? ¿Cuántas veces más se verá “algo enorme en el espacio que resulta ser el cadáver de Dios”? ¿Cuántas criaturas inenarrables van a destruir el cristianismo? Este tropo está exprimido hasta el tuétano. No da para más, y ni siquiera puedes subvertirlo, porque hacer que Dios sea bueno o poderoso chocaría con su esencia provocadora, y los creadores no quieren dar ese paso. Así que está todo perdido ¿O no? Ya veremos, pero por ahora, solo veo fotocopias de una idea que perdió el brillo hace rato.
3.2.3 ¿Por qué diantres no muere este tropo?
Ya dejé claro que el tropo del "Dios malvado" está más exprimido que los versus entre Goku y Superman, pero cada historia tiene un escritor detrás, con sus motivos y su chispa. No se puede meter a todos en el mismo saco —aunque, bueno, llevo todo el ensayo haciéndolo, así que un poco más no hará daño—. La pregunta es: si este género está tan saturado, ¿por qué siguen saliendo creepypastas así como si fueran churros? Se me ocurren tres razones, y ninguna me pone de buen humor:
1° Para molestar: No podemos ignorar que algunas de estas historias existen solo para pinchar donde duele. Un ateo va al cielo (2018) es el ejemplo perfecto: una burla descarada que dice “tu Dios es una farsa, y los ateos tienen la razón”. Es como si el autor quisiera meterse bajo la piel de los creyentes y hacerlos rabiar. El Cuarteto de Nos ya demostró que provocar con temas religiosos vende, y en internet, los clics son oro. Quiero creer que no todos los creadores tienen esta intención —al fin y al cabo, una creepypasta debería buscar terror, no solo trolear creencias—, pero la tentación de epatar está ahí, y muchos caen en ella sin remordimientos.
2° Para divertirse: Aunque me cueste admitirlo, estas historias enganchan a un público joven que está descubriendo el horror cósmico, un género que, por cierto, no tiene por qué chocar con la fe, aunque muchos lo pinten así. Crear una creepypasta sobre un "Dios malvado" es como seguir una receta fácil: tomas un concepto conocido (ángeles, Cristo, el cielo), lo retuerces con un toque lovecraftiano y listo, tienes tu propio monstruito cósmico sin sudar demasiado. No quiero apedrear a los escritores novatos —todos empezamos imitando, yo incluido—, pero hay un problema cuando alguien saca cinco creepypastas y todas son calcos de la misma idea, solo porque suman visitas. Eso no es crear; es conformarse. Entiendo la rebeldía adolescente de transformar la fe de casa en un cuento de terror, pero, por las flechas de San Sebastián asaetado, ¡innoven un poco! No es tan difícil salir del molde.
3° Para crear un monstruo poderoso sin esfuerzo: Aquí va mi as bajo la manga, la prueba de que muchas de estas creepypastas son puro músculo sin cerebro. Algunos autores solo quieren un villano grandote al que señalar y decir: “Este es mi dios malvado, el más fuerte de los fuertes”. ¿No me creen? Miren estos dos ejemplos:
¿Dios? (2018): Una creepypasta donde un ente divino destruye multiversos porque sí, y no hace nada más. No hay trasfondo, no hay conflicto, solo un alarde de poder vacío. Para que explicar nada si te puedo decir "mi mono es tan poderoso que no lo entiendes".
El personaje de ficción más poderoso jamás creado (2014): Esta ni se molesta en disimular. Supuestamente es un cómic perdido donde una entidad maligna de “dimensiones infinitas” amenaza con destruir todo. Cada célula de su cuerpo es un universo, y se autoproclama el rey de los fuertes. No dice ser un dios, pero cumple todos los clichés del tropo: grande, vago y sin sustancia. Es como si el autor hubiera dicho: “Quiero algo más épico que Beyonder, pero sin escribir una historia”.
Estas razones explican por qué el tropo sigue vivo, pero ninguna lo justifica. Es una máquina que se alimenta de provocación, facilidad y alardes baratos, y mientras los clics lleguen, no va a parar. Pero, ¿saben qué? Todo eso palidece frente al problema más grande: estas historias no saben construir un mundo que valga la pena.
3.2.4 La pésima construcción de mundo.
El talón de Aquiles de estas creepypastas es que quieren abarcar el cosmos en 20 minutos y terminan tropezando con sus propios cordones. Multiversos, entidades inenarrables, ángeles locos, cielos que colapsan: suena épico, pero como dice el refrán, “quien mucho abarca, poco aprieta”. La mayoría de estas historias son un revoltijo de ideas que no van a ningún lado porque no hay tiempo —ni ganas— de desarrollarlas. Se quedan en fuegos artificiales: brillan un segundo y se apagan sin dejar huella.
Tomemos Vi morir a Dios (2023) como ejemplo. La premisa puede ser curiosa: un dios que es pura energía universal se suicida para crear el universo, como una mezcla grotesca de el pandeismo de Spinoza con el fatalismo de Nietzsche y su eterno retorno a la nada. Suena profundo, ¿verdad? Pero la historia no explica nada. Los ángeles enloquecen por desesperación, aunque eso no cambia el fin del universo. Hay una resistencia contra ellos, pero es inútil porque el apocalipsis es inevitable. El cielo y el infierno están ahí, de fondo, como decorado de cartón que no aporta nada. Es una idea con potencial galáctico que se estrella por querer meterlo todo en unas pocas páginas sin dar contexto ni peso.
Ahora, hablemos del despropósito supremo: Los cuernos ancianos (2019). Esta creepypasta es el pináculo de la oportunidad perdida. Empieza con un cura que duda de su fe porque no sabe si Dios existe. ¿Y cómo termina? Con el mismo cura dudando porque no sabe si Dios ha muerto. ¡No ha cambiado nada! La trama es un sinsentido: un dios aparece, dice que Cristo y Satanás son mentira, que creó la humanidad por aburrimiento y que unas entidades llamadas “Cuernos Ancianos” van a matarlo. El cura lo “perdona” en nombre de la humanidad, y fin. No hay pelea épica, no hay revelación, no hay nada. Es como si el autor hubiera escrito solo para soltar la frase: “Si Dios existe, debería pedirme perdón por el mal del mundo”, inspirada, seguramente, en un mito sobre una inscripción en un campo de concentración nazi que decía: “Si Dios existe, tendrá que suplicar mi perdón”. Cosa que es una gran mentira, pero como nadie sabe un carajo de historia aquí, confunden cualquier cosa y la llaman verdad absoluta.
Esa idea, en teoría, podría ser un bombazo filosófico. Podría abrir debates sobre el problema del mal (Santo Tomás de Aquino), el naturalismo ateo (Graham Oppy) o incluso la hipótesis del “Dios malvado” de Stephen Law (The Evil-God Challenge, 2010), que plantea si un Dios cruel es tan plausible como uno bueno. Pero Los cuernos ancianos no hace nada de eso. Es un cascarón vacío. ¿Quiénes son esas entidades? ¿De dónde salen? Si este “dios” (en minúscula, porque ya no aguanto más blasfemia) no es omnipotente, ¿cuál es su origen? ¿Por qué confiesa sus pecados a un cura cualquiera en vez de gritar la verdad al mundo? ¿Y los Cuernos Ancianos? Aparecen, matan y se van, como turistas cósmicos sin guión. Es una premisa con un potencial brutal para crear una mitología propia, pero la desperdicia en dos líneas de crítica religiosa que no transforman nada en su universo. Es un pastel al que le das un martillazo y esperas que la gente se conforme con las migajas que les restriegas por la cara. Y lo que más me jode es que la gente efectivamente se conforma con eso.
No ataco al autor; ataco una historia que colapsa bajo su propia ambición. Si me preguntan si esto da miedo (el objetivo número uno de una creepypasta), la respuesta es un rotundo no. Si quisiera una crítica a Dios de 20 minutos que no llega a ninguna parte, me pondría un video de Dalas.
Mi punto es simple: las creepypastas tienen que dar miedo, no ser un lienzo para crear dioses falsos superpoderosos sin explicar nada. El terror necesita atmósfera, lógica interna, un universo que te atrape. Meter multiversos y entidades inenarrables en 10.000 palabras o menos, sin darles peso, no es horror; es pereza. Y si el único gancho es “mira qué fuerte es mi monstruo”, entonces no es una creepypasta: es un fanfic de poder vacío.
3.2.5 La fe de los personajes.
Muy bien, se que estas historias no son manifiestos de teología, a estas alturas ya debe haber quedado claro, ¿Pero porqué los protagonistas en el 95% de los casos son ateos o, en su defecto, cristianos que pierden la fe al toque? Si algo caracteriza al ser humano es su capacidad para aferrarse a la fe aún con todo en contra, la historia ha demostrado eso una y otra vez; Asturias en el inicio de la reconquista española, la Guerra de los Cristeros en México, los 26 mártires de Japón, los 21 mártires cristianos coptos de Egipto, etc.
A, claro, pero aparecen cinco luces que no se entienden en el cielo y de pronto todo el mundo es Epicuro, venga por favor. Mírense el Séptimo sello, la guerra de los mundos (el libro), y aprendan un mínimo de fe antes de hablar de las creencias de los demás, por favor.
3.3 ¿Se puede hacer algo para salvar el género?.
Voy a repetirlo una vez más, por si no quedó claro: mi problema no es que el barco de las creepypastas del "Dios malvado" se esté hundiendo, no, joder, lleva en las profundidades abisales desde 2022, por lo menos. Mi problema es que la gente sigue subiéndose a bordo, llenándose los pulmones de agua salada y gritando: “¡Qué innovador, qué cósmico, vamos a ver cuántos cristianos se ofenden con esto!”. El tropo está agotado, insostenible. Claro que se pueden seguir escribiendo historias, pero son todas el mismo refrito: un Dios malo, débil o muerto, envuelto en clichés que ya no asustan a nadie (si es que alguna vez lo hicieron). Por favor, dejen este tropo morir en paz; no hay forma de abordarlo sin caer en la repetición.
El gran fallo de estas historias es que limitan la narrativa. Si hacés de Dios —un ser omnipresente e infinito— el villano, tu única opción para derrotarlo es inventar algo aún más grande y más infinito. Pero eso te obliga a construir un mundo nuevo, con reglas y mitología propias, y, como ya vimos, estas creepypastas quieren sustos rápidos, no universos complejos. Es la pescadilla que se muerde la cola: para funcionar, necesitan una cosmología original como la de The Holder (2005) o SCP (2007), que crearon mitologías expansivas donde cada relato suma al todo. Sin eso, caen en los mismos tropos gastados: ojos en el cielo, ángeles feos, apocalipsis sin construcción de mundo. Es un callejón sin salida.
No quiero que esto suene como un funeral eterno, así que voy a ofrecer algo constructivo: ejemplos de historias —dentro y fuera de las creepypastas— que hacen bien lo que el tropo del "dios malvado" intenta torpemente. Estas obras, ya sean de internet o de la literatura clásica, saben construir mundos, desarrollar ideas y, sobre todo, no se conforman con clichés. Aquí va una lista para inspirarse:
- Los nueve mil millones de nombres de Dios (Arthur C. Clarke, 1953): Un relato de ciencia ficción que juega con la idea de que todos los dioses podrían ser uno solo, usando la tecnología para buscarlo. Es breve, reflexivo y no necesita gritar “¡soy malo!” para impactar.
- La divina comedia (Dante Alighieri, 1320): Un clásico inmortal que construye un universo detallado —cielo, infierno y purgatorio— con críticas sociales y teológicas que siguen resonando. Su mitología es tan rica que no necesita alardes vacíos.
- Prometeo encadenado (Esquilo, siglo V a.C.): Aquí, Zeus es un dios omnipotente pero caprichoso, y aun así, Prometeo no se rinde, aunque solo pueda soltar un monólogo. Es un desafío a lo divino que funciona por su humanidad.
- La última pregunta (Isaac Asimov, 1956): Una supercomputadora lucha por evitar el fin de un universo indiferente. No hay un “dios malo”, pero la pregunta sobre lo trascendente está ahí, bien planteada y sin clichés.
- No tengo boca y debo gritar (Harlan Ellison, 1967): Una IA que parece casi omnipotente tortura a los últimos humanos, que buscan resistir a pesar de la derrota segura. Es horror claustrofóbico con un mundo claustrofóbico que te atrapa sin necesitar multiversos.
- The Holder (2005): Esta saga de creepypastas es horror cósmico en estado puro. Cada relato, con sus objetos malditos y pruebas grotescas, construye una mitología interconectada que te hace sentir parte de algo enorme.
- SCP-093 (2008): Parte del universo SCP, este objeto lleva a un mundo desolado con pistas de un poder superior (quizás un dios, quizás algo peor) sin revelarlo todo. La mezcla de misterio y exploración es impecable.
Sé que comparar creepypastas de Reddit con gigantes como Dante o Asimov puede parecer injusto, pero no lo es. Reddit ha dado joyas como Borrasca (2015) o Penpal (2011), que demuestran que se pueden escribir historias originales con mundos sólidos desde un foro. No pido imposibles; pido consistencia, mitología propia y dejar atrás el cliché del “soy malo porque sí”. Para los que quieran ejemplos más cercanos al género, aquí van unas creepypastas que lo hacen bien:
El Jesucristo de cristal: Un ateo descubre que una vidriera de Cristo es más real de lo que creía. Es sencilla, pero usa el simbolismo cristiano para crear misterio sin burlarse ni repetirse.
Creepypastas Godzilla de Monster of Monsters: No es explícitamente cristiana, pero tiene ecos bíblicos (cruces en cementerios, espíritus redentores, nombres como Salomón, esperanzas de que dos almas se reencuentran tras la muerte, etc), y una construcción de mundo sólida. Mezcla acción con horror de forma entretenida, y está acompañada visualmente de sprites únicos.
El hombre que vio el apocalipsis: Una historia en tres partes que mezcla extraterrestres con conceptos bíblicos en un formato de reportaje y supervivencia en primera persona. Es básica y a veces tiene problemas con el audio, pero también entretiene.
Con esto termino. No tengo más ejemplos ni más balas en la recámara. El tropo de "Dios malvado" está muerto, pero el género no tiene por qué estarlo. Si los creadores se atreven a construir mundos, a respetar el terror como arte y a dejar de reciclar la misma idea, las creepypastas pueden volver a brillar. Mientras tanto, sigo esperando.
4. Conclusión.
Este ensayo ha sido un viaje inesperado, una mezcla de investigación, desahogo y reflexión que me ha llevado a lugares que no imaginé cuando empecé. Mi objetivo original era rastrear la influencia de la religión católica en el terror de la esfera hispana, y aunque el tropo de "Dios malvado" me saca de mis casillas, no puedo negar que ha sido una puerta para entender algo más grande. Las creepypastas, con sus ángeles dementes, dioses débiles y apocalipsis de TikTok, son un reflejo de cómo nuestra cultura —tan impregnada de catolicismo— juega con lo sagrado para exorcizar miedos, dudas y rebeldías. Este tropo, por mucho que lo critique, es una prueba viva de que la fe sigue siendo un motor creativo, incluso cuando se retuerce en formas que me hacen apretar los dientes.
Mirando atrás, los puntos del ensayo dibujan un mapa claro. El punto 1 mostró cómo el tropo llegó tarde a la esfera hispana —cerca de 2016 - 2017, frente al 2010 anglosajón—, limitado por nuestra cautela cultural frente a la blasfemia. Historias de 2017 rompieron ese silencio, abriendo la compuerta a un diluvio de relatos que van desde la provocación barata hasta experimentos filosóficos. El punto 2 desglosó las variantes del tropo, revelando su versatilidad pero también su tendencia a repetirse como un disco rayado. Cada creepypasta, es un intento de lidiar con lo divino, pero pocas logran construir mundos que no se desmoronen bajo su propia ambición. El punto 3 es mi grito al cielo: el tropo está sobreexplotado, saturado de clichés que ahogan el terror en favor de alardes vacíos, y solo una mitología sólida —como la de The Holder o SCP— podría salvarlo.
No voy a fingir que este proceso me dejó indiferente. Como escritor, me frustra ver un género que amo reducido a fórmulas perezosas; como español, siento el peso de una cultura donde el catolicismo es más que una religión, es una raíz; y como católico, me duele ver a Dios caricaturizado como un villano de pacotilla, aunque defienda el derecho de cualquiera a escribir. Pero, con todo y mi enojo, este ensayo me ha dado algo valioso: la chance de revisitar las historias que me formaron, desde las creepypastas loquendo de YouTube hasta clásicos como La divina comedia. Sin el tropo nunca me habría detenido a pensar en cómo la fe y el terror pueden bailar juntos sin pisarse los pies. Odio este tropo, sí, pero le debo este ensayo, y eso no es poco.
Si tuviera que dejar un mensaje, sería este: el terror no necesita burlarse de lo sagrado para ser profundo, pero tampoco tiene que esquivarlo. A los escritores de las nuevas generaciones, les pido una cosa: si van a meterse con la religión, háganlo con respeto y con ganas de crear algo nuevo. No copien el enésimo “ojos en el cielo” ni reciclen un Sonic.exe con aureola; construyan mundos, cuenten historias que asusten de verdad, que hagan pensar, que dejen una marca. Si este ensayo logra que un solo creador se replantee cómo mezclar fe y horror, me doy por satisfecho. No espero cambiar el mundo ni llegar a las masas, algo me dice que este texto se perderá en el ruido de internet. Así pues, concluyo citando a Cristo en Juan 8:11: “Vete; desde ahora no peques más”. Muchas gracias por escucharme, o por leerme, y que Dios los bendiga a todos.
Fin.
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