Gema sangrienta - remake del primer capítulo.

 


Por allá del año 2014, en pleno auge de los fanfics de My Little Pony: Friendship is Magic, la comunidad hispana vio surgir historias que capturaron la imaginación de miles de fans. Entre ellas destacó una saga de cuatro libros conocida como La Gema Sangrienta, escrita y editada por el usuario Parka333. Esta obra, con su mezcla de acción, misterio y un toque de oscuridad, se convirtió en un referente para muchos en el fandom, incluyéndome a mí. Hace poco, tuve el privilegio de que el propio Parka333 comentara en uno de mis videos, donde mencionó que no le importa que se comparta su contenido siempre que se le dé crédito. Por supuesto, he respetado su deseo y lo hago aquí nuevamente, reconociendo lo importante que fue su trabajo para mi desarrollo como fan y creador. Sus escritos no solo me entretuvieron, sino que me inspiraron a explorar el universo de Equestria desde nuevas perspectivas, y esta remasterización es, en parte, un tributo a esa influencia.

Antes de sumergirnos en esta revisión del primer capítulo de Un Falso Llamado, es esencial entender el contexto de la obra original. La Gema Sangrienta es un producto de su tiempo: una historia creada por y para fans en una época donde los fanfics de MLP florecían con creatividad desbordante. Situada en un universo alternativo, esta saga se toma libertades creativas que la alejan del canon oficial, apostando por un enfoque más sombrío, lleno de acción y violencia moderada. No es una obra que aspire a la perfección literaria de un clásico como El Quijote, ni debería juzgarse con esa vara. Mi intención al reescribirla no es insinuar que el trabajo de Parka333 es deficiente o "lo peor del fandom", como algunos podrían malinterpretar. Al contrario, quiero celebrar sus aciertos, señalar áreas de mejora desde mi perspectiva actual, y ofrecer una versión remasterizada que mantenga su esencia mientras la adapto a mi visión y a una sensibilidad más alineada con el tono de la serie. Así que, antes de presentar mi reescritura, analicemos lo que hace especial al capítulo original y lo que podría pulirse. Vamos a ello.

Puntos positivos:

1° Ritmo narrativo ágil y propósito claro desde el inicio.

La trama arranca con fuerza: una carta misteriosa llega al castillo de Twilight, supuestamente firmada por Cadance, pidiéndole a las portadoras de los Elementos de la Armonía que viajen al Imperio de Cristal. A esto se suma una tormenta eléctrica inesperada que las obliga a quedarse, tejiendo un ambiente de intriga desde los primeros párrafos. Aunque en el universo ficticio pasan dos días entre la llegada y el ataque, todo se condensa en unas pocas líneas —diez párrafos en total—, lo que mantiene un estilo ameno y dinámico. Este enfoque directo asegura que el lector no se pierda en preámbulos y se enganche rápidamente con el conflicto principal: ¿quién envió la carta y por qué?

2° Villanos misteriosos y carismáticos.

El elenco de antagonistas brilla por su presencia. El lobo negro, una criatura imponente que irrumpe en el castillo, es una amenaza física que pone a prueba a los héroes. Los ponis encapuchados, con sus capas oscuras y diálogos sarcásticos, demuestran poder al someter a Shining Armor con facilidad, pero no son invencibles: Twilight logra desconcertarlos con su magia antes de ser superada. La aparición de un alicornio malvado al final eleva las apuestas, sugiriendo una mente maestra detrás del caos. Estos enemigos, aunque simples en su presentación inicial, cumplen bien su rol de generar tensión y curiosidad.

3° Escenas de acción entretenidas.

Las secuencias donde el lobo pelea contra los guardias están narradas con un ritmo que entretiene sin caer en excesos gráficos. La descripción de los ataques, como el lobo irrumpiendo y los guardias resistiendo, tiene una energía que captura la imaginación. Aunque no es una coreografía compleja, logra su propósito: mantener al lector al borde del asiento mientras se pregunta cómo saldrán los protagonistas de este aprieto.


Puntos negativos:

Faltas de ortografía y gramática.

El texto original está plagado de errores como "siedo" por "siendo" o "hollé" por "¡oye!", lo que rompe la inmersión y dificulta la lectura. Esto es comprensible en un fanfic escrito con pasión y sin un editor profesional, pero sigue siendo una barrera.


Descripciones escasas.

Los escenarios y personajes carecen de detalle. Por ejemplo, "Applejack se encontraba cosechando manzanas" no pinta el ambiente de Sweet Apple Acres, y los encapuchados aparecen sin rasgos distintivos más allá de sus capas. Esto limita la capacidad del lector para visualizar la historia.


Rainbow Dash y Cadance fuera de personaje.

Rainbow es excesivamente gruñona, quejándose constantemente sin mostrar su lealtad característica, y le grita a Fluttershy, algo que rara vez hace en la serie. Cadance, una alicornio poderosa, se queda pasiva durante el ataque, lo que contradice su rol protector.


Twilight debilitada sin justificación.

Twilight, la Princesa de la Magia, parece débil: huye del lobo sin explicación (pues es la más poderosa de la sala), y es capturada tras un golpe simple (sólo forcejea un poco), ignorando su capacidad de teletransportarse o resistir usando su energía mágica.


Personajes secundarios olvidados.

Las 5 protagonistas restantes y Spike desaparecen durante la acción. Rainbow, Applejack y las demás no tienen impacto real en la pelea, y Spike solo está presente al inicio, perdiendo relevancia.


Incoherencias con el canon.

El Corazón de Cristal, que protege el Imperio de magia maligna, no reacciona al lobo ni a los encapuchados. Una tormenta aparece sin control pegaso, y Twilight no cuestiona que la carta no llegue por el fuego de Spike, rompiendo la lógica del mundo.


Estos puntos negativos no hacen que la historia sea "mala". Son áreas donde, con el paso del tiempo y una mirada más crítica, se puede mejorar para alinearla con el tono de MLP y pulir su ejecución. Mi versión remasterizada busca conservar la chispa original —el misterio, los villanos, la acción— mientras corrijo estas inconsistencias, doy voz a todos los personajes y enriquezco el mundo con descripciones más vívidas. No es un juicio contra Parka333, sino un ejercicio creativo para rendir homenaje a una obra que marcó mi adolescencia en el fandom.

Conclusión:

Un Falso Llamado, en su forma original, es un reflejo del entusiasmo y la imaginación que definieron los fanfics de MLP en 2014. Parka333 creó una historia que, con sus virtudes y defectos, dejó huella en la comunidad hispana, y mi intención al reescribirla no es opacarla, sino revitalizarla. Agradezco a Parka333 por su legado y su generosidad al permitir que otros exploremos su universo. Con esta remasterización, espero honrar su trabajo, ofrecer una versión que resuene con los fans de hoy, y tal vez inspirar a alguien más a tomar la pluma —o el teclado— y seguir creando en este mundo mágico de ponis.

Y ahora, puede dar comienzo el remake.


Capítulo 1. Un falso llamado.

El sol colgaba bajo en el cielo de Ponyville, tiñendo de ámbar los campos y tejados, mientras una brisa tibia mecía las hojas de los árboles. En Sweet Apple Acres, Applejack pateaba con precisión los troncos de los manzanos, el golpe seco de sus cascos resonando contra la madera. Las manzanas caían en cascada, rojas y brillantes, llenando las cestas con un aroma dulce que se mezclaba con el polvo del camino. Su sombrero de vaquero proyectaba una sombra irregular sobre su rostro concentrado sonriente por un trabajo bien hecho.

A unas calles de distancia, en el taller de Rarity, las agujas danzaban entre telas de seda y terciopelo. La unicornio, con el cuerno brillando en un aura azul pálido, cosía un vestido de líneas elegantes, sus ojos entrecerrados evaluando cada puntada. Rainbow Dash, posada sobre un pedestal con las alas inquietas, fruncía el ceño bajo el peso de capas de tela brillante. 

— Esto es ridículo — gruñó, sacudiendo una pluma que se le había enredado en la crin. Rarity alzó una ceja, sin apartar la vista de su trabajo.

— Paciencia, querida. Te prometí unos bits, ¿no? Suficientes para esas entradas al espectáculo de Cloudsdale que tanto quieres. — Rainbow resopló, pero no se movió.

Más allá, cerca del borde del Everfree, la casa de Fluttershy zumbaba con vida. La pegaso revoloteaba entre sus animales, su melena rosa cayendo como una cortina mientras vertía semillas en comederos de madera. Ardillas y conejos se arremolinaban a sus pies, y el aire llevaba el canto suave de los pájaros que anidaban en su tejado. El jardín, un mosaico de flores silvestres, temblaba bajo sus cascos cuidadosos mientras arrancaba malas hierbas con una delicadeza ceremonial.

En el pueblo, Pinkie Pie rebotaba por las calles, una explosión de energía rosa contra el tranquilo atardecer. Digamos que Pinkie Pie solo estaba siendo Pinkie...

— ¿Qué significa que 'Pinkie Pie solo está siendo Pinkie Pie'? — exclamó, deteniéndose en seco con un chillido que hizo girar cabezas. Sus ojos se entrecerraron hacia un punto invisible, como si acusara al aire mismo. — ¡Estoy organizando una fiesta de bienvenida para un poni nuevo! ¡Qué falta de consideración ignorarlo! — Cruzó los cascos, bufando, antes de sacar un globo de quién sabe dónde y seguir su camino con un saltito.

Mientras tanto, en el corazón de Ponyville, el nuevo castillo de Twilight Sparkle se alzaba como un faro de cristal, sus torres reflejando el sol poniente en destellos púrpura y dorado, obtenido tras imponerse exitosamente a las enredaderas de Discord y la magia de Tirek. Dentro, la princesa alicornio estaba en su nueva y maravillosa biblioteca cristalina, sus córneas hundidas en un tomo de hechizos avanzados, la viejas hojas, más antiguas que Starswirl el barbado, crujiendo bajo sus cascos. El silencio del lugar se rompió cuando Spike irrumpió, jadeando, con una carta enrollada en sus garras. 

— ¡Twilight! ¡Del Imperio de Cristal! — anunció, su voz resonando en las paredes. — Llegó en el correo, parece urgente, mira el sello, está apretado con rabia.

Así era, la cera no estaba puesta con delicadeza, estaba espachurrada con rabia. Ella frunció el ceño, tomando el pergamino con su magia. No era común recibir mensajes de tan lejos. Lo desenrolló, y las palabras, escritas en una cursiva elegante, pedían la presencia de las portadoras de la armonía.

— Está firmado por Cadence — comentó Twilight en un susurro más para ella que para el pequeño el dragón.

— ¿Y es urgente? — preguntó Spike preocupado de no haber hecho bien su trabajo.

— No lo explica — Twilight se puso un casco bajo el mentón. — Esto es muy extraño, ¿Por qué Cadence enviaría una carta por correo y no a través de tu fuego, Spike? — Miró su flanco, su marca de belleza no estaba brillando, si fuera una emergencia de verdad grave, el mapa de la armonía la convocaría a ella o a cualquiera de sus amigas para solucionarlo, pero no había ningún brillo. 

— ¿Pero si no es de Cadence de quién puede ser? Parece su letra y el remitente es del Imperio de Cristal — el pequeño dragón se encogió de hombros. — A lo mejor están organizando una fiesta sorpresa ni esta es la mejor forma que tienen de avisarlo de manera discreta.

Esa explicación no tenía sentido para ninguno de los dos, pero era una situación demasiado extraña como para simplemente descartarla. Ese mismo día Twilight convocó a sus amigas, les comentó sobre la carta y las extrañas circunstancias que la envolvían, todas decidieron que lo mejor sería comprobar que pasaba en persona.

A las cuatro de la tarde ya habían tomado un tren rumbo al Imperio de Cristal. El tren traqueteaba hacia el norte, dejando atrás los prados verdes para adentrarse en un paisaje más frío y afilado. Las Mane Six, apretadas en un vagón, charlaban entre el ruido de las ruedas y otros pasajeros que acomodaban maletas, o contaban lo que harían al llegar a aquel mágico imperio donde las calles estaban tan pulidas que podías usarlas como espejo para mirarte si tenías algo entre los dientes. Pero a medio camino, el cielo cambió. Nubes grises se arremolinaron como tinta derramada, y un relámpago rasgó el horizonte, seguido de un trueno que vibró en sus huesos. Una tormenta eléctrica sin precedentes estalló con furia, el viento aullando contra las ventanas mientras la lluvia golpeaba el techo como un millar de cascos galopando. Rarity, previsora, sacó un impermeable y un par de paraguas de su equipaje, pero el diluvio era implacable. 

— Pero bueno, ¿Quién ha ordenado una merienda de rayos y truenos para hoy? - se preguntó Rainbow Dash mirando por la ventana. El temporal era horrible, y no parecía que hubiese ningún grupo de pegasos de alas centelleantes controlándolo. 

— U, u, u, eso me interesa, adoro las meriendas — Dijo Pinkie Pie. — ¿Hacen oferta si eres amiga de la realeza?

Todas rieron, pero Twilight sentía que algo no iba bien, de una manera que no podía explicar, sentía que la tormenta la había estado esperando especialmente a ella para desatar todo lo que tenía.

Cuando el tren llegó al Imperio de Cristal, las seis no tuvieron donde cubrirse, ni con los paraguas. Bajaron a toda prisa e igual terminaron empapadas, el agua goteando de sus crines mientras el viento helado liquidaba sus huesos y les hacía gritar por el frío. El único que no parecía tener ese problema era Spike por su fuego interno. Los edificios de cristal brillaban bajo la tormenta, pero su luz parecía opaca, casi inquietante. No encontraron a nadie por las calles, ni siquiera un modesto comité de bienvenida. Algo iba muy mal.

En el castillo, Shining Armor y Cadance las recibieron en el gran salón, sus rostros iluminados por lámparas de cristal que proyectaban arcoíris tenues en las paredes. 

— ¡Twilight! — exclamó Shining, corriendo a abrazar a su hermana. 

Ella sonrió, devolviéndole el gesto. — ¡Hola,  hermano! 

— ¿Y este milagro que decidieron visitarnos? — preguntó Cadance, su voz cálida pero teñida de sorpresa.

— ¡Si me pregunto lo mismo! — Casi gritó Rarity, sacudiendo su crin empapada. — Como al final esto sea solo una broma alguien me va a pagar la peluquería, ¡Miren esto, ni mi impermeable fue suficiente para mantenerme seca!

— Recibimos una carta a tu nombre — Twilight avanzó un poco más preocupada hacia su cuñada. — En ella solicitabas la presencia de las portadoras de los elementos en palacio, y pues, aquí estamos.

Cadance parpadeó. — Yo... Yo no les escribí ninguna carta, y si lo hubiera hecho lo hubiese mandado directamente por magia hacia Spike.

Las mane six se apiñaron más, Spike en la periferia escuchando. Compartieron rostros preocupados, esto no era muy diferente a lo que se imaginaban que iba a pasar, pero aún así algunas permanecieron incrédulas.

Applejack ladeó la cabeza mirando a Shining. — ¿No nos pidieron que viniéramos? ¿Ni ustedes ni ninguno de sus guardias?

— No… — dijo Shining, su tono vacilante. — Lo recordaría bastante bien, como príncipe y capitán de la guardia es mi deber controlar todo correo que recibimos o enviamos, ¿Y tú, cariño, no recuerdas haber enviado nada?

— No, la única carta que escribí fue hacia Celestia, por todo el tema de los aullidos lejanos — respondió Cadance, aún más desconcertada.

— Aullidos lejanos, ¿Aquí? — Preguntó Rainbow mirando por una ventana en lo alto a la lluvia, aunque quería ver las montañas nevadas que había tras esa cortina de agua. — Pero si la mandada de lobos más cercana tendrá que estar como a quince kilómetros de los límites del imperio, ¿No?

Fluttershy, la experta en animales del grupo, asintió. — Los lobos no se acercarían tanto para ser escuchados, simplemente no hay recursos que les interesen — hablaba en susurros, su vista seguía fija en los relámpagos púrpuras que se reflejaban en las vidrieras, y las miles y miles de gotas de agua que caían como agujas contra las ventanas y las paredes, causando en el interior del castillo un extraño eco casi fantasmagórico.

— Lo sé — Cadance asintió para corroborar dicha información. — Pensamos que podría ser un lobo desorientado, quizás un adulto joven, que se hubiera perdido por las calles, pero el aullido era aterrador y gutural, y por más que buscamos no encontramos nada, ¿Verdad, cariño?

— En efecto — confirmó Shining. — Yo y mis soldados hicimos revisiones exhaustivas durante varias noches, y no encontramos nada, sólo algunos testigos que decían ver sombras avanzando a velocidades imposibles. Lo descartamos como pánico colectivo, quiero decir los lobos no son tan rápidos, pero esto ha pasado por varias noches de manera casi arbitraria, así que lo mejor es recibir ayuda de las princesas Luna y Celestia, pero no de vosotras, porque supusimos que ya tendríais bastantes problemas de amistad que resolver a lo largo de toda Equestria. 

— ¿Tienes esa carta que supuestamente escribí? — Le preguntó Cadence a Twilight.

— Sí… — Twilight asintió, mirando a Spike. — Por favor, Spike, saca el pergamino.

— Eh… sí. — El dragón rebuscó en su mochila y lo entregó a Shining y Cadance.

Shining lo examinó, sus ojos entrecerrándose. — Oye… ¿esa no es tu letra, cariño?

Cadance frunció el ceño, estudiando las líneas delicadas. — Se parece, pero… yo no escribí esto.

— ¿Estás segura? — insistió Shining.

— No hay manera de que tuviera tiempo — Ella negó con la cabeza, su melena rosada ondeando. La cursiva era idéntica a la suya, pero no recordaba haberla trazado.

Todos los integrantes de la sala compartieron un silencio que pesaba más un tren de carga. La más preocupada era Twilight, sentía que indirectamente había sido escogida para algo que se escapaba de sus cascos.

— Ósea, ¿Que nos dimos la vuelta para nada? Viejo eso no es nada cool, hoy retransmitían en vivo varias acrobacias de los Wonderbolt - exclamó Rainbow Dash.

"¡Eso significa que me empapé para nada!" gimió Rarity, que solo le faltaba tener un sillón donde tirarse para exagerar más.

— ¡Eso significa que no habrá pastel de cumpleaños, ni fiesta, ni siquiera un globito! — añadió Pinkie Pie, dramática. Todas la miraron fijamente. — ¿Qué? ¿No era una fiesta de cumpleaños? ¡Lo dijimos en el tren!

— No, terroncito — corrigió Applejack. — Dijimos que pronto sería el cumpleaños de Shining, pero faltan meses para eso.

— ¡Okidoki! ¡Lo anotaré en mi agenda para no olvidarlo! — Pinkie sacó una libreta de la nada y garabateó con entusiasmo.

Fluttershy era la única que estaba más pendiente de los truenos en el exterior que de los evidentes problemas dentro del salón del trono.

— Genial, todo este viaje para nada, lo único que he logrado ha sido un posible catarro por culpa de este cielo nublado — Rainbow alzó un casco con rabia hacia el horizonte tormentoso. — ¿Quien fue el genio que decidió que hoy era buena idea para una tormenta? — le preguntó a Cadence. 

— La tormenta no es nuestra — Cadance negó con tranquilidad. — En esta zona es difícil controlar el clima por las bajas temperaturas y los remanentes que el malvado rey sombra dejó en el cielo cuando estalló liberando su poder, dejamos que la naturaleza siga su curso, pero sí, esta tormenta es mucho más repentina y potente de lo habitual. Pero ya estuve mirando, y mandé a varios guardias a hacer reporte, no hay ninguna casa afectada ni principios que nos hagan sospechar de que pueden ser dañadas, así que no hay de qué preocuparse.

— ¿Es... Es esto como el extraño clima automático del bosque Everfree? — preguntó Fluttershy sin saber dónde meterse.

— Algo así — afirmó Cadence tras sopesarlo de memoria. — Pero no se preocupen, pueden quedarse aquí hasta que la tormenta amaine, Twilight, Shining y yo creo que tenemos que investigar esta carta.

— Exactamente — afirmó Twilight, recogiéndola con su magia y atrayendo también el sello. — Si no fue Cadence, es claro que alguien nos quería aquí, y será mejor que averigüemos quien y porqué.

— Tal vez solo fue una broma — sugirió Apple Jack, pero Pinkie saltó delante de ella de inmediato.

— Ni sospecharlo, si esto fuera una broma, ¿Cuál es el chiste? ¿Dónde está el remate? ¿Quién es el participante que se lleva el tartazo al final? — Exclamó la pony rosada con su cola tambaleando. — Mi Pinkie-sentido me dice que algo malo pasa.

Esa última prueba terminó de convencer a todos, carente de fundamentos científicos o no, el sexto sentido de Pinkie no acostumbraba a fallar. Se quedarían allí un tiempo más, mínimo 24 horas.

***

El crepúsculo había cedido a la noche, y la tormenta seguía rugiendo afuera, un tamborileo constante contra las paredes del castillo del Imperio de Cristal. Tras una cena en el gran comedor —donde el aroma de sopa caliente y pan recién horneado apenas aliviaba la tensión—, las portadoras fueron conducidas a sus habitaciones. Pero Twilight no descansó. En su dormitorio, una sala lateral, bajo el resplandor titilante de lámparas de cristal; ella, Shining Armor y Cadance se inclinaron sobre una mesa, la carta falsa extendida entre ellos como un acertijo vivo.

El pergamino crujía bajo la magia púrpura de Twilight, que trazaba líneas de luz sobre el sello aplastado. —No hay rastros de magia conocida —murmuró, frunciendo el ceño—. Es como si el hechizo que lo cerró se hubiera… disuelto a propósito.

Shining cruzó los cascos, su armadura tintineando. —Si no es de Cadance, alguien tuvo acceso al castillo para falsificar su letra y el sello real.

—O lo interceptaron fuera —añadió Cadance, su melena rosada y amarilla cayendo sobre sus ojos preocupados—. Pero ¿quién? El Corazón de Cristal debería alertarnos de cualquier intruso con intenciones oscuras.

Twilight alzó la vista, pensativa. —A menos que no sea magia maligna… sino algo que no reconoce.

Lo debatieron treinta minutos más, sin pruebas ni forma de rastrearlo, todo era un laberinto sin salida.

— Twilight, tengo que dejarte — anunció su hermano. — Debemos empezar la guardia de las calles, más hoy que la tormenta tendrá tensos a todos.

— Me temo que tengo que retirarme también — añadió Cadence. — Tengo que organizar las tareas reales de mañana.

Twilight asintió y los despidió a ambos, ella revisaría un poco más junto a Spike.

Un relámpago iluminó la sala, proyectando sombras afiladas en las paredes. Spike, sentado en un rincón, bostezó. —Tal vez solo querían una fiesta sorpresa rara —dijo, medio en broma, antes de dejarse caer en una silla, sus párpados cerrándose.

Twilight sonrió débilmente, el sonido de la tormenta parecía amainar de fondo, cubriéndolo con una manta levitada y pensando que ella también debería irse a dormir. Pero el aire se tensó, un crujido sutil rompiendo el silencio. Giró hacia la ventana abierta, donde dos figuras encapuchadas emergieron como espectros, sus capas ondeando con un brillo extraño, como si la luz se ahogara en ellas, estaban totalmente secos.

—Pensamos que el dragón nunca se dormiría —dijo una voz grave, resonando desde la oscuridad.

Twilight retrocedió, su cuerno chispeando. Una tercera figura apareció detrás, envuelta en sombras. —Esta es la parte en la que gritas —siseó, su tono burlón cortando el aire. Twilight reaccionó al instante: una onda púrpura estalló desde su cuerno, lanzando a los tres contra las paredes con un estruendo que hizo temblar el cristal.

—¡Auch, vale, eso dolió! —gruñó uno, sacudiéndose con sarcasmo.

—Basta de juegos —cortó una cuarta voz, aguda y femenina. Una figura alta entró por la ventana, un cuerno asomando bajo su capucha. Twilight tomó a Spike y se teletransportó al pasillo, el aire crepitando a su paso.

El estallido despertó al castillo. Las puertas se abrieron, y sus amigas salieron corriendo, los guardias siguiéndolas con lanzas en alto. —¿Qué pasa? —rugió Rainbow Dash, desplegando las alas.

—¡¿Twilight, estás bien?! — exclamó Rarity, su mascarilla de pepino torcida, asustando a todas sus compañeras por la oscuridad. — Ay, por favor, hay cosas más importantes.

—¡Hay ponis en mi cuarto! —jadeó Twilight, sosteniendo a Spike, que parpadeaba confundido.

—¿Quiénes? —gruñó Applejack, poniéndose en guardia.

No hubo tiempo para explicaciones, un rayo negro atravesó la puerta de la habitación, reduciéndola a astillas. Tres encapuchados emergieron, sus capas absorbiendo la luz como un vacío. —Knock, knock, Twilight —dijo uno, riendo.

Las ponis restantes cortaron distancia, Rainbow y Apple Jack a la cabeza, Rarity y Pinkie en los flancos y Fluttershy detrás, acordándose de lo bien que estaba en su casa antes de esta locura.

—¿Qué quieren con nuestra amiga? —rugió Rainbow Dash, lista para alzar el vuelo y repartir coces sin miramientos.

— Eso te viene importando poco —respondió otro, frío—. ¡AHORA!

Un aullido gutural desgarró el aire, y un lobo negro irrumpió desde los escombros de un muro que echó abajo. Era colosal, fácilmente comparable a una osa mayor, sus ojos ardían como brasas, y su pelaje ondulaba con sombras que desafiaban la lógica. 

—¡Por todos los corrales! Esa cosa es como tres o cuatro veces más grande que Big Macintosh — exclamó Applejack.

—¡¿Cómo entró esa cosa aquí?! —chilló Rarity, levitando un candelabro que tenía cerca, lo más cercano a un arma que pudo encontrar.

—¡Ve por la princesa! —ordenó un encapuchado, señalando a Twilight con un casco que emanaba tinieblas. 

El lobo arremetió, alcanzando los 200 kilómetros hora en carrera, sus garras rasgando el suelo y dejando solo cristal levantado a su pasado. Colosalmente grande, colosalmente rápido.

— ¡Imposible! — gritó Fluttershy, cubriendo su cara con sus alas.

—¡Te quieren a ti, Mantente atrás! —gritó Applejack.

—¡Nosotras lo detenemos! —añadió Rainbow Dash. 

El lobo ya rondaba la mitad del camino cuando Rainbow cargó contra él, una patada en el centro del pecho que lo arrastró hacia atrás, arañando la alfombra y levantando lascas de cristal en todas direcciones. Los guardias tomaron posición, aquellos que eran unicornios generaron barreras para protegerse de los escombros lanzados, los terrestres y pegasos acometieron junto a cinco de las mine six, obligando al lobo a retroceder con saltos inhumanos, y cortando el camino en todo momento para evitar que llegase a Twilight. 

Los encapuchados no estaban en ningún lado, esto apuntaba a que llegaría un ataque sorpresa en cualquier momento.

— ¡Spike, cúbreme! — ordenó Twilight cargando su cuerno en magia. Se imaginó levantando al lobo, arrancándole del suelo y lanzándole a través de una ventana, pero su magia telequinética no funcionó, hubiese tenido más suerte intentando vaciar un mar con un vaso. — No… ¿no funciona?

El lobo daba zarpazos y empujones a cuanto personal tenía cerca, armaduras y cuerpos rotos se desperdigaban en los estrechos pasillos mientras murus cristalinos cedían en ese estropicio. No había ninguna herido mortal, ¿Pero cuánto tiempo duraría eso?. El lobo vio su oportunidad de hacer daño cuando Applejack cargó, embistiendo sus flancos con la fuerza de un vagón. Él giró es sus cuatro patas, su cola sacó volando a media docena de soldados y rompió un par de escudos mágicos, mientras sus fauces se lanzaban a por la pony naranja. Applejack telegrafió ese movimiento, giró en redondo y asestó una coz contra la mandíbula de la criatura. Un diente salió despedido por la ventana más cerca y se perdió en la noche.

— ¿Pero como de fuerte será esta criatura para que Apple jack solo pueda sacarle un mísero diente? - Preguntó Spike.

Twilight lanzó un rayo púrpura con todo lo que tenía, pero la magia se disipó a milímetros de tocar al lobo, como si un vacío la tragara. —¿Qué…? —murmuró, retrocediendo. 

Los guardias se volvieron un escudo de lanzas, Apple Jack y Rainbow en primera línea obligando al lado a retirarse, Pinkie y Fluttershy sacaba heridos de la zona de combate, y Rarity improvisaba vendas con lo poco que tenía, cortinas y capas que apenas frenaban hemorragias y cortes profundos. Twilight miró el estrés en la cara de su amiga, el sudor emborronado su mascarilla, ella no podía simplemente quedarse atrás, aún si su magia se deshacía tocando al lobo, rayos de energía no era el único truco que se sabía.

Cargó a la zona de conflicto, su cuerno brillando y todos los escombros a su alrededor flotando, los soldados y sus amigas se apartaron al oírla llegar trotando y con un grito de guerra. Los ojos del lobo brillaron, en un rápido movimiento cargó, echando abajo tres muros y llegando al salón principal, Twilight no dejó de avanzar recogiendo escombros. Cuando el lobo ya tuvo espacio para maniobrar, cargó contra Twilight, y esta tiró todos los escombros al mismo tiempo, las rocas primerizas se deshacían, perdían la magia telequinética antes de llegar, y por ende la inercia, pero esas rosas chocaron con las otras que se empujaban, y esas con los demás escombros de cristal y armaduras, y de un momento a otro, un torbellino de daños colaterales empezaron a rodear al lobo ni apretarse contra su cuerpo con más fuerza que las rocas que una vez usó Twilight para tapar un agujero en una presa. El lobo se retorcía cual gato panza arriba, pero los escombros apretaban cada vez más y más, y empezó a quedar solo visible su hocico.

El cuerno de Twilight brillaba con todas sus fuerzas, esa criatura no iba a rendirse mientras continuara respirando. La unicornio miró a su alrededor, la ayuda debería estar en camino, pero por el agujero que habían usado para entrar, no se veía absolutamente nada, un muro de oscuridad tan grueso que parecía más una noche sin estrellas que una pared. Twilight se dio cuenta demasiado tarde, estaba sola, literalmente hablando, ella solita había entrado en la boca del lobo. 

Dos ponis encapuchados entraron a través de las barreras de sombras, como si su cuerpo se formase a través de las mismas. — ¿Ocupada princesita? — Preguntó el mismo sarcástico de antes.

Twilight maldijo para sí, no podría ocuparse de estos cuatro si tenía que estar deteniendo al lobo, la figura más alta se retiró hacia atrás la capucha con su magia, revelando un majestuoso cuerno. — Ríndete, princesa de amistad, y prometemos no romperte muchos huesos. — su voz aguda la delató como yegua.

Los pasos de los tres eran lentos y seguros, caminaban con la gracia de un cazador que sabe que su presa ya no puede huir, Twilight sudaba por el esfuerzo, consciente de que si lanzaba los escombros contra ellos, el lobo la haría pedazos. Entonces sucedió, la sala oscura se iluminó de pronto por una explicación de energía rosada, Cadence y Shining Armor se habían teletransportado dentro de la sala gracias a la magia de la primera.

— ¡Todos ustedes! — Cadence frunció el ceño y clavó una pezuña en el suelo, su voz cargaba tanta rabia que parecía la voz real de Canterlot. — ¡Quedan bajo arresto del Imperio de Cristal por atacar el palacio y dañar a la familia real!

Twilight sonrió, algo de esperanza llegando a su cuerpo mientras veía a su hermano y su cuñada cargarar sus cuernos, listos para el ataque.

— Son pocos cargos, anótame otro — dijo burlescamente la unicornio, y de inmediato lanzó un rayo de magia naranja y amarilla contra Twilight.

Los otros tres encapuchados crearon otra barrera de sombras entre Twilight y los recién llegados, los rayos de Shining y Cadence se disiparon a milímetros de tocarla. Twilight gritó al ser impactada, Cadence ascendió en vuelo, mientras Shining cargaba con su cuerno encendido.

¡Bum!

Una explosión de pura potencia bruta pulverizó todos los escombros que protegían al lobo, y el mismo, impulsado en sus patas traseras, arremetió contra el muro de oscuridad sin perder el más mínimo punto de inercia. Shining frenó y creó un escudo, pero el lobo pasó por él como si no fuera nada, dando un golpe potente con toda su envergadura, mandando al semental a chocar con las paredes.

Cadance desde su perspectiva vio como el rayo chocaba con Twilight, la magia de su cuerno reducida a cero, y el lobo llenando todo de polvo y caos al liberarse. La misteriosa yegua alta liberó unas alas de sus costados, y en un envite que dejó muy atrás la barrera del sonido, estrelló a Twilight contra una de las paredes. Sin magia, y agotada por el inmenso esfuerzo que había sido contener al lobo, Twilight cayó inconsciente sin tener la oportunidad de forcejear. 

— Imposible, ¿Una alicornio? — dijo Cadance, antes de tener que girar con un tirabuzón para evitar tres ataques mágicos lanzados por el resto de encapuchados. — ¡No escaparán! — Gritó ella.

— Iba a decirle lo mismo — el encapuchados sarcástico apuntó con su pezuña a Shining Armor, que se retorcía con heridas graves por el ataque del lobo.

Fue menos de un segundo, menos de medio incluso, pero cuando Cadence giró su cabeza para ver el estado de su marido, los encapuchados se disiparon tan rápido como habían llegado. — ¡Maldición! — Gruñó la princesa del amor, haciendo una acrobacia hacia atrás y embistiendo contra las costillas del lobo.

¡Pum!

Cadence sacó al lobo de encima de su marido, pero este ya estaba dolido y parcialmente inconsciente, una de sus patas delanteras dañada por en mordisco profundo. — ¡Cariño, no!

Antes de poder lanzar un hechizo sanador, el lobo arremetió de vuelta, sus fauces peligrosamente cerca del costado de Cadence, que apenas reaccionó teletransportándose a tres metros de él. Lanzó de inmediato un ataque energético, pero este se deshizo sin tocar el lobo como ya había pasado con el de Twilight. Cadence abrió los ojos y volvió a teletransportarse, dejando a su marido en una esquina lejana fuera de peligro. El lobo no giró hacia ella, ni hacia la preciosa lámpara o las cristaleras empapadas por la lluvia, solo miró uno de los muros de carga del salón. Su intención era clara, iba a salir de ahí y a seguir causando estragos. 

Cadence frunció el ceño, no permitiría eso. Concentró todo el poder telequinético que tenía, extrañamente el lobo no estaba en su rango de efecto, pero no había problema. — ¡Si no puedo mover al lobo del suelo, moveré al suelo del lobo! — Gritó.

El suelo empezó a temblar, los cristales que lo formaban se levantaron como hielo contra un martillo, moviendo unos a otros hasta apresar las cuatro patas de la gigantesca criatura. Luego, los cuatro agarres empezaron a tirar en direcciones opuestas, el lobo gruñía hasta que sus gruñidos se transformaron en gritos agónicos, sus articulaciones empezaron a quebrarse y finalmente un sordo ‘crack’ hizo que lanzase un último alarido que sacudió el castillo entero. 

Cadence dejó de hacer fuerza, el lobo ya no era una amenaza, y centró el poder de su cuerno en curar a su marido lo mejor que pudo, antes de que Rainbow Dash y Applejack echarán abajo el maldito muro de sombras, aunque más podría decirse que este se deshizo.

Los guardias entraron en la sala, todos rodeando en círculo y apuntando con sus flechas a aquel imponente lobo, las cinco amigas empezaron a buscar desesperadas a Twilight, que no parecía estar por ningún lado. Antes de que nadie pudiese preguntar nada, el lobo se retorció, encogiéndose en una metamorfosis de sombras. Su pelaje negro se desvaneció, revelando un pegaso rojo con crin morada, agonizante en el suelo, su respiración entrecortada resonando en el silencio.


Fin.

-----

Detalles de escritura:

> Referencia a la formación del castillo para que el lector sepa más o menos en torno a qué temporada se ubican los hechos.

> Matización en el sello de la carta, dejando claro que algo no cuadra desde el principio.

> Twilight esta vez duda de la autenticidad desde el principio.

> La acción ocurre ese mismo día, no se esperan hasta el siguiente.

> Rainbow Dash se enfada con la tormenta, no con sus amigas. Twilight también sospecha de la misma.

> Destacó más las funciones reales de Shining y Cadence.

> Se menciona a los lobos mucho antes.

> Al final, no hay risas en grupo como en el tren, todas son conscientes de un posible peligro.

> verosimilitud comparando al lobo recién llegado con una criatura que ya existe en la serie (la osa mayor).

> Explico que pasa con personajes como Spike o los encapuchados cuando empieza la acción.

> El ataque de Twilight está directamente sacado del capítulo "La Misteriosa Yegua Bienhechora", cuando repara la presa, y sirve de preludio para lo que Cadence hará después.

> Twilight es arrinconada por perseguir al lobo, no por escapar de él.

> Referencias a elementos de la serie como la voz de canterlot, que es la que usa Celestia para dar sus discursos.

> Cadence lucha, y se muestra como la alicornio poderosa que es.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Creepypasta: Nina the Killer (Remake 2024).

Borrador de Yume Nikki.

Creepypastas: Las lágrimas del cielo son de mármol rosa - parte final.